¿Cómo quiere ser recordada la clase empresaria argentina?
«Te van a recordar por cómo te manejaste», asegura Victor Küppers, quizá el conferencista más prestigioso y mejor pago de habla hispana. La pregunta es cómo quieren ser recordados en la tragedia los empresarios locales.
Todos los casos merecen ser mencionados con nombre y apellido, y este medio se compromete a hacerlo.
Pero también están los otros. Los hombres que son líderes de decisión del sector privado argentino, que deberán reflexionar en estas horas sobre la frase de Küppers acerca de cómo quieren ser recordados.
Hay bancos de primera línea, que ya les comunicaron a clientes de años que sus líneas de descubierto fueron reducidas a cero, advirtiéndoles que en estos momentos duros que se avecinan no cuenten con ellos para financiarse o autofinanciarse. Se les comunicó también que la política de descuentos de cheques quedará suspendida o que se efectuará a una tasa del doble de lo habitual. Otros bancos les enviaron notas vía email a sus clientes personales para notificar que deben acelerar el cubrimiento de moras antes de ser inhabilitados, anticipándose a medidas del BCRA que lo prohibirían. Existen entidades que subieron de antemano los pagos mínimos de tarjetas, para que sus clientes no puedan financiarse con las tarjetas de crédito ante las masivas compras de las familias que se observaron en los días previos y en los primeros de la cuarentena. Deben saber todas esas entidades que sus clientes, empresas o personas tendrán memoria, y cuando esto pase, tomarán decisiones.
Están también los empresarios vinculados a la economía real que lejos están de reflexionar sobre la frase de Küppers acerca de cómo quieren que se los recuerde. Hay quien anuncia la suspensión de nóminas enteras de empleados sabiendo que el negocio en el que se desempeñan sufrirá paradas fuertes, casi totales. Una cadena de cines y otra textil hicieron punta. Son conocidos también casos de grandes multinacionales industriales y concentradas en los mercados de obra pública y petroleros que, apenas a una semana de comenzada la cuarentena, anunciaron sigilosamente despidos de miles de empleados sólo por la proyección de caída de ingresos. Son en su mayoría empresas pioneras en el país y, en algunos casos, de los pocos representantes históricos de las transnacionales de origen local. Deberán saber que son ejemplo para el resto de la clase privada; que sus acciones son tomadas como faro. Y que si se efectivizan estos despidos masivos de personal, se demostrará falta de buena faena administrativa. Cualquier multinacional que se precie de tal, según la norma de administración básica inaugurada por el maestro de la dirigencia empresarial Peter Drucker, debe tener al menos dos presupuestos de gastos completos ahorrados líquidos, incluyendo salarios, pago a proveedores e impuestos. No puede llamarse entonces multinacional bien manejada a una empresa que, a menos de 15 días del llamado a cuarentena, despide a gran parte de su personal. De concretar los despidos, será recordada, según la frase de Küppers, no sólo como de las primeras que despidieron personal, sino como compañía con dudosa calidad gerencial al no poder prever dos meses seguidos de gastos.
Hay también compañías de seguros que les comunicaron a sus empleados y socios que ya en abril se cesanteará a todo el personal que no consiga nuevos clientes. Hay terminales automotrices cuyos planes de ahorro aumentaron el mes pasado sin que los precios de los automóviles inscriptos se incrementaran; sólo por la preocupación ante eventuales congelamientos de cuotas por parte del Gobierno. Hay servicios públicos de gas y electricidad que aumentaron sólo para cubrir eventuales congelamientos oficiales. Finalmente, en la nómina de los que serán recordados por sus acciones, están los fabricantes de alimentos, bebidas y productos de consumo masivo y bienes sanitarios (incluidos alcohol en gel y alcohol líquido) que elevaron masivamente sus precios en los días de cuarentena aprovechando esta situación. Nada, salvo el alza de la demanda y la potencial mayor ganancia, justifica esta acción. Hay servicios públicos congelados, dólar más en baja que en alza (tanto el oficial como los alternativos), salarios sin reacción y costos generales paralizados, además de una demanda sostenida que ameritaría, en cualquier economía normal que respete las normas de Paul Samuelson, una baja de precios más que un incremento.
Es el momento de que la clase dirigente empresarial argentina esté a la altura. Y apueste, con críticas siempre bien recibidas, al futuro del país. Que lo tendrá, aunque la economía caiga, según las proyecciones de Goldman Sachs, más de 5,2% este año.
Deberá tener la clase dirigente privada argentina un antecedente sobre cómo serán juzgados en esta crisis, que según la definición de la canciller alemana, Angela Merkel, será la más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Son muchas las empresas argentinas, algunas muy grandes, exitosas y en las últimas décadas absolutamente éticas y humanistas, que aún no pueden quitarse de encima la mala fama generada por sus complicidad con acciones violatorias de los derechos humanos durante la última dictadura militar. Son muchos los empresarios que debieron retirarse de la conducción de varias de las grandes compañías del país por haber sido acusados, con razón, de haber colaborado en la violación de los derechos humanos básicos durante el último Gobierno militar. Y aún hoy, a más de 40 años de esos hechos, les cuesta a esas empresas (todas de primerísima línea) poder despegarse de ese oscuro pasado. Quizás esta referencia sirva para citar nuevamente a Küppers. Los empresarios, especialmente los más importantes del país, deben preguntarse hoy cómo quieren ser recordados. Porque, sabemos, esta pandemia pasará. La capacidad productiva del país quedará muy abatida y, en muchos casos paralizada. Pero si algo demostró la Argentina, experta en crisis terminales, es que hay y habrá una salida, y que ésta será más o menos dolorosa, pero existirá. Es el momento de pensar cómo quiere cada empresa y su conducción que sea recordada cuando la tan deseada normalidad regrese.
Fuente: ámbito.com