Crudo. La baja del precio desató una pelea entre empresas, Gobierno y provincias
En medio de una crisis inédita para el sector, con fuertes caídas en el consumo y en el precio internacional del petróleo , el Gobierno todavía no logra definir el valor del barril criollo con las productoras, refinadoras, empresas de servicios, provincias y sindicatos, que -según dijeron- ayudaría a paliar el impacto en la actividad hidrocarburífera. Se trata de un precio por encima del valor internacional para sostener la actividad que implicaría un subsidio de los consumidores al sector y a las finanzas provinciales.
Por un lado están las productoras no integradas -Vista Oil (de Miguel Galuccio), Pluspetrol, Tecpetrol, Sinopec, ENAP-, que piden un precio mayor a US$40 para sostener las inversiones y la actividad en los campos petroleros.
En la otra punta de la cadena de valor se encuentran las refinadoras no integradas: Raízen, que opera las estaciones de servicio de Shell, y Trafigura, a cargo de Puma Energy. En el medio están las empresas integradas que tienen operaciones en ambas industrias: YPF y Pan American Energy (PAE), dueña de las estaciones Axion. Estos dos últimos se inclinan por un valor más bajo.
Las conversaciones no son sencillas y por eso se dilata la definición, luego de haber anunciado hace casi un mes que se avanzaría con el precio sostén. El último borrador que trascendió hablaba de un barril criollo en torno de los US$45 que duraría hasta fin de año. Al momento, este sería el valor que en el Ministerio de Desarrollo Productivo continúan teniendo en mente.
«Con el barril criollo buscamos evitar que se derrumbe la producción local. Si las petroleras levantan inversiones, será difícil recuperarlas después. Nuestra visión es que con sostener la producción en el corto plazo evitamos que se derrumbe por completo y quiebren las empresas. Una compañía que quiebra tarda mucho tiempo en volver a recuperarse», dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al programa de radio CNN Economía.
El precio de US$45, más que el doble del valor internacional, es pedido también por algunas productoras locales para mantener las inversiones y por las provincias petroleras, cuyo principal ingreso son las regalías que dependen del valor del barril (reciben entre 12 y 15% del total). Lejos quedó ya la solicitud de establecer un piso de US$54, cuando los valores internacionales rondan los US$20.
Las cámaras empresariales que agrupan a las pymes regionales y los sindicatos también comparten la necesidad de establecer un barril criollo, siempre y cuando esté atado a un compromiso de las operadoras para mantener la actividad y los puestos de trabajo.
«Estábamos en un contexto difícil desde agosto y la pandemia lo complicó aún más. A principio de año buscábamos impulsar una ley para promocionar inversiones; ahora se transformó en una realidad distinta y buscamos sostener la actividad. Creemos que el precio sostén debe estar atado con un compromiso de las operadoras para mantener las inversiones», dijo Darío Martínez, diputado nacional de Neuquén por el Frente de Todos, anteayer, en una videoconferencia organizada por la Federación de Cámaras del Sector Energético de Neuquén (Fecene).
Por otro lado, las refinerías dicen que el precio sostén debería estar entre US$30 y US$35. YPF es el principal impulsor de este valor, ya que el principal ingreso de la empresa viene de la diferencia entre el barril que procesa y los combustibles que vende. Su análisis se basa en que, como la demanda se derrumbó 80% en las naftas, 50% en el gasoil y 90% en el combustible para aviones, con esta caída en las ventas no recuperan el costo del barril a US$45.
De hecho, Raízen dejó de procesar crudo en su refinería de Dock Sud, la segunda más grande del país. Sus plantas de almacenamiento están repletas y contrataron un buque de carga Panamax, que tiene capacidad de almacenaje de 150.000 barriles.
YPF, por su parte, paralizó su refinería de Plaza Huincul (Neuquén) y tiene en niveles mínimos la de La Plata y la de Luján de Cuyo (Mendoza). Axion y Trafigura (Puma Energy) tienen su capacidad de refinación en entre el 70% y el 75% para exportar el petróleo procesado, aunque a precios bajísimos. Esta es la única alternativa a la caída del consumo interno, que se vería totalmente imposibilitada con un costo de US$45 por barril, ya que venderían la nafta a pérdida.
¿Baja el precio en surtidor?
Cualquier libro de economía diría que si la demanda baja, el precio debería seguir el mismo camino , si la oferta no ajusta. En la Argentina, aún con un desplome del precio internacional, los valores en surtidos se mantienen sin alteración desde el aumento de 6% del 1º de diciembre pasado.
Según la consultora Energy Consilium, que dirige el exministro de Energía Juan José Aranguren, en marzo, el precio del surtidor reflejaba un valor del barril de entre US$47 y US$52. El tipo de cambio mayorista oficial promediaba los $62,50. Desde entonces, el Gobierno incrementó el impuesto a los combustibles 25% (lo que equivaldría a una alza de 5% en surtidor si se trasladara a precios) y el dólar mayorista aumentó a $66,09.
En este contexto, las productoras señalan que a valores de barril en US$30, las refinerías se llevarían la mayor rentabilidad. Las refinadoras, por su parte, indican que el consumo se desplomó y que, con una inflación y una devaluación como la actual, establecer el barril criollo en US$45 hasta fin de año requerirá un aumento de precios en surtidor en solo unos pocos meses, para que los valores no vuelvan a quedar atrasados.
Por ahora, mientras el consumo se mantenga en niveles mínimos , el precio será un detalle. Sin embargo, la crisis dejará consecuencias en una industria que, hace solo unos meses, se esperaba que sea el segundo motor junto con el campo, que generaría divisas para sacar la economía adelante.
Fuente: La Nación.