El oxígeno para la crisis petrolera es tener dónde depositar el crudo
Con el fin de evitar una parada de la producción de crudo, cada operación de venta de petróleo y liberación de espacio en la planta de almacenaje de Caleta Olivia, se transforma en un hito positivo para una crisis sin precedentes.
La crisis petrolera actual es inédita. No sólo por la caída de precios sino por la brutal caída de demanda mundial, con ínfimo consumo de combustibles en todo el planeta. Esto puso en jaque los depósitos. En Santa Cruz, la planta de almacenaje de Termap está “liberada” por casi un mes. Si se llena se deberá dar la orden que nadie quiere escuchar: parar la producción.
Aunque no fue posible obtener detalles por parte de la compañía sobre la venta durante el mes de abril desde la terminal marítima de Caleta Olivia, Santa Cruz Produce, suplemento de producción, industria y comercio de La Opinión Austral, pudo establecer que en los últimos días llegaron 3 buques que liberaron un stock equivalente “a casi 20 días de producción”.
USD 55.000 es lo que cuesta un día de almacenaje en alta mar de un buque petrolero
Cada buque tiene capacidad para la carga de unos 500 mil barriles, aunque se puede duplicar si se trata de tanques que van directamente hacia los mercados de exportación. En cualquier caso, la novedad se recibió con alivio. Mientras los depósitos de almacenaje tengan capacidad disponible, el bombeo podrá sostenerse, aun con el declino natural, que se verá inevitablemente mermado al suspenderse las actividades de perforación de nuevos pozos.
Contando que ese espacio se liberó en la última semana de abril, quedarían por delante otros 10 días para almacenar crudo en la provincia, que si puede proyectar al menos 3 embarques por mes podrá mantener la actividad al menos en “piloto automático”.
Almacenaje
Terminales Marítimas Patagónicas tiene una capacidad de almacenaje de 240.000 metros cúbicos en sus instalaciones de Caleta Olivia. Si se considera que la provincia producía en enero 13.400 metros cúbicos de petróleo por día, con una declinación de un 2% a raíz de la falta de actividad de la pandemia, hoy ese volumen estaría más cerca de los 13.000 cúbicos diarios.
“El promedio de declinación es del 2% a raíz de la pandemia, pero en el caso de Sinopec la reducción se ubica en torno al 6%”, se indicó desde ámbitos oficiales, que siguen con atención el monitoreo diario.
En tiempos de actividad normal, hasta la terminal marítima arriban entre 6 y 8 embarcaciones por mes, en busca del crudo producido por la provincia. La mayoría carga el petróleo para abastecer el mercado interno, con una capacidad promedio de 74.000 metros cúbicos (casi 500.000 barriles). En casos de excepción, los embarques se hacen para el mercado de exportación, con buques de mayor capacidad.
En la boya de Termap la llegada de buques de carga se redujo a la mitad de lo habitual
Pero en abril, el movimiento de barcos se redujo drásticamente. Tanto Santa Cruz como Chubut notaron la merma provocada por la parálisis económica mundial. En la vecina provincia, cuya monoboya también es operada por Termap, la frecuencia de embarques se redujo casi un tercio. Desde un promedio de 12 a 14 buques mensuales bajó hasta unos 5 barcos, este mes. En ese marco, a mediados del mes se llegó a concretar una exportación con precios de 9 dólares por barril. La opción parece ser vender petróleo barato, aun por debajo de lo que marcan los indicadores internacionales, antes que perder espacio de almacenaje.
En la boya santacruceña, desde la empresa no se confirmaron registros, pero la estimación es que la misma se redujo también a la mitad o menos del movimiento habitual.
El dato es relevante para proyectar cuánto tiempo se puede sostener la producción en los yacimientos y almacenarla en los tanques de depósito, sin requerir un freno a la producción. Esta opción es la más costosa, ya que si se debiera apelar a parar el bombeo, el esfuerzo para restablecer la actividad -sobre todo en áreas maduras como las de la cuenca San Jorge– es mucho más elevado. Por eso, según explican en el sector, es posible que haya más operaciones a precios por debajo de lo que marca un mercado sobreofertado en 20 millones de barriles por día, antes que llegar a “cerrar la válvula”.
El costo del mar
El objetivo de sostener la producción, aun con la baja demanda que afecta hoy al mercado, llevó a la alternativa de evaluar el alquiler de buques para ser utilizados como depósitos, llegado el caso de que los almacenajes en tierra queden superados. El fenómeno se está dando con las petroleras de todo el país y una de las que planteó esa posibilidad en la región del golfo San Jorge es YPF, aun cuando el costo se elevó desde los 30.000 hasta los 55.000 dólares o más por día, según reflejaron medios nacionales, a partir de un fenómeno que se está registrando en todo el mundo.
Ese nivel de costos, sumado a la alternativa de exportar crudo a precios incluso por debajo de los 10 dólares con el fin de liberar espacios para el almacenamiento, debido a que las refinerías del país también recortaron su producción en forma proporcional a la caída de ventas de naftas, arroja una magnitud de lo costoso que puede resultar cortar totalmente la producción.
Lejos de “bajar o subir una válvula”, la geología tiene sus propias reglas y la experiencia muestra que en caso de llegar a escenarios extremos, el costo para la recuperación es demasiado alto, tanto en tiempo como en la inversión necesaria. Ninguna de las dos variables sobrará en los tiempos post pandemia, que todavía no se avizoran: la inversión petrolera podría resentirse fuertemente este año y el próximo, en una proporción que será mayor cuanto más se eleve la tardanza proyectada para recuperarla.
Fuente: La Opinión Austral.