Por eso en los últimos días, funcionarios provinciales y la Cámara Argentina de Etanol de Maíz hicieron foco en la necesidad de que la Casa Rosada avance en la decisión de renovar con cambios la ley de biocombustibles que vencerá el año próximo. Entre esas modificaciones, lo que busca la provincia es que se deje establecido un sendero de mayor participación del alcohol en las naftas que se comercializan en el país, lo que obligaría al sector a realizar más inversiones y a agregar más valor a una materia prima que se exporta en grano. Pero además, destacan, eso permitiría evitar la fuga de dólares por importación de combustibles cuando el Covid-19 haya pasado y la demanda en las estaciones de servicio recuperen la normalidad. Esto último, debido a que las destilerías en Argentina trabajan al tope y no tienen más capacidad de ampliar su producción, y pensar en nuevas plantas para procesar el petróleo no sería sustentable desde el punto de vista del negocio.

Por eso, en la Liga de Bioenergía que conforman provincias y organizaciones empresarias del sector, se impulsa la discusión de la nueva normativa, pero Córdoba está interesada en que no se trate sólo de una prórroga de la actual, sino que contenga esos cambios enumerados.

Entre los principales argumentos que expone el reclamo, hay un dato que se volvió a actualizar en los últimos días y que se refiere a la producción de maíz, tanto a nivel nacional como en Córdoba en particular. Es que la provincia es la principal productora del cereal con más del 40% de participación en el volumen argentino. Del total de granos producidos, el 70% va al puerto para ser exportado, mientras que el 30% es industrializado de alguna manera o transformado en carne bovina, aviar o porcina.

El etanol es uno de los destinos que tiene justamente el grano, que junto con la caña de azúcar, integran las dos opciones de materia prima para producir alcohol. Córdoba insiste en industrializar más para generar más inversiones y empleos en el interior.

Fuente: Puntal.