Aunque ya estaba validado, el gobierno postergó el aumento de los combustibles
La suba iba a realizarse en la medianoche del sábado. La petrolera dejará de facturar unos $ 800 millones y pierde una carta para maquillar los magros resultados del segundo trimestre. Esperan una sobreventa de combustibles esta semana para stockearse con precios bajos.
“Los aumentos de combustibles no se anuncian, se hacen”, admitía, apesadumbrado, el director de una petrolera que estaba convencido de que las naftas iban a aumentar el fin de semana que pasó. Existía consenso en el gobierno para que eso pasara.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, se iba a reunir el sábado con Sergio Affronti, CEO de YPF, para pulir los detalles de la suba, que iba a materializarse el domingo a las cero horas. Pero la tapa de Clarín de ese mismo día, que confirmó que los combustibles iban a aumentar un 7%, trastocó esos planes.
La nota, que ubicó a la vicepresidenta Cristina Kirchner y a Miguel Galuccio como los principales impulsores de la suba, implosionó la reunión de Guzmán con Affronti, que no llegó siquiera a concretarse. Y el aumento se prorrogó sin fecha después de que tanto el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, como el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, declararan a la prensa que la suba aún no estaba definida. Lo más probable, sin embargo, es que la actualización se materialice el próximo fin de semana, aunque si no sutura el ruido político podría postergarse un tiempo más.
Affronti dedicó las últimas semanas a convencer silenciosamente a los funcionarios del gobierno sobre la necesidad de mover los precios en las estaciones de servicio, que permanecen congelados desde hace nueve meses. Incluso invitó a Guzmán a una visita a la refinería de La Plata en medio del cierre de la reestructuración de deuda para poder conversar personalmente con él. Affronti le explicó que todos los ingresos de la compañía provienen de las ventas en el mercado interno y que tanto los combustibles como el gas natural se encuentran 15 puntos por debajo de la inflación registrada en el año.
El ala política de YPF, que responde a la vicepresidenta, también movió sus fichas inteligentemente. En la semana había propuesto al presidente de YFP, Guillermo Nielsen, un albertista, para que refuerce en varias entrevistas la imperiosa necesidad de aumentar los combustibles en la misma línea argumental que había inaugurado el propio Alberto Fernández en diálogo con C5N. “La política de combustibles es fundamental para que la caja de YPF sea sustentable”, indicaron cerca del presidente de YPF.
Impacto por partida triple
Para YPF es un golpe por partida triple. La petrolera dejará de facturar esta semana unos 800 millones de pesos por la postergación del aumento. El atraso de las combustibles en surtidor —por la recuperación del valor del Brent y el deslizamiento del tipo de cambio— ronda el 8 por ciento, señalaron allegados a la empresa. Era improbable que la compañía pueda recuperar ese gap de un saque, pero aspiraban a lograr una suba de al menos un 5%.
“Los aumentos de combustibles no se anuncian, se hacen”, admitía, apesadumbrado, el director de una petrolera que estaba convencido de que las naftas iban a aumentar el fin de semana que pasó. Existía consenso en el gobierno para que eso pasara.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, se iba a reunir el sábado con Sergio Affronti, CEO de YPF, para pulir los detalles de la suba, que iba a materializarse el domingo a las cero horas. Pero la tapa de Clarín de ese mismo día, que confirmó que los combustibles iban a aumentar un 7%, trastocó esos planes.
La nota, que ubicó a la vicepresidenta Cristina Kirchner y a Miguel Galuccio como los principales impulsores de la suba, implosionó la reunión de Guzmán con Affronti, que no llegó siquiera a concretarse. Y el aumento se prorrogó sin fecha después de que tanto el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, como el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, declararan a la prensa que la suba aún no estaba definida. Lo más probable, sin embargo, es que la actualización se materialice el próximo fin de semana, aunque si no sutura el ruido político podría postergarse un tiempo más.
Affronti dedicó las últimas semanas a convencer silenciosamente a los funcionarios del gobierno sobre la necesidad de mover los precios en las estaciones de servicio, que permanecen congelados desde hace nueve meses. Incluso invitó a Guzmán a una visita a la refinería de La Plata en medio del cierre de la reestructuración de deuda para poder conversar personalmente con él. Affronti le explicó que todos los ingresos de la compañía provienen de las ventas en el mercado interno y que tanto los combustibles como el gas natural se encuentran 15 puntos por debajo de la inflación registrada en el año.
El ala política de YPF, que responde a la vicepresidenta, también movió sus fichas inteligentemente. En la semana había propuesto al presidente de YFP, Guillermo Nielsen, un albertista, para que refuerce en varias entrevistas la imperiosa necesidad de aumentar los combustibles en la misma línea argumental que había inaugurado el propio Alberto Fernández en diálogo con C5N. “La política de combustibles es fundamental para que la caja de YPF sea sustentable”, indicaron cerca del presidente de YPF.
Impacto por partida triple
Para YPF es un golpe por partida triple. La petrolera dejará de facturar esta semana unos 800 millones de pesos por la postergación del aumento. El atraso de las combustibles en surtidor —por la recuperación del valor del Brent y el deslizamiento del tipo de cambio— ronda el 8 por ciento, señalaron allegados a la empresa. Era improbable que la compañía pueda recuperar ese gap de un saque, pero aspiraban a lograr una suba de al menos un 5%.
Fuente: Econojournal.