YPF. Ante inversores, Affronti admitió que los precios «necesitan un ajuste»
El CEO de la petrolera explicó que se está analizando una medida, pero que hay que «mantenerse realistas de la delicada situación económica en la que entró el país, sobre todo luego de la irrupción de la pandemia»
la espera de que el Gobierno les dé luz verde para aumentar los precios de los combustibles, los directivos de YPF tuvieron que explicar hoy en una conferencia ante inversores que la demora se debe a que hay que considerar el impacto que tiene la medida en la macroeconomía argentina.
Con cierta incomodidad, el CEO de la petrolera, Sergio Affronti, indicó que los «precios necesitan algún ajuste para mejorar la capacidad de generación de flujo de caja», pero señaló que hay que «mantenerse realistas de la delicada situación económica en la que entró el país, sobre todo luego de la irrupción de la pandemia».
«Estamos analizando el impacto de una potencial actualización de los precios por las ramificaciones que tiene nuestra decisión en la economía. Eso es lo que podemos comentar», respondió ante la consulta de los inversores, luego de presentar los resultados del balance del segundo trimestre, que dejó pérdidas por $85.000 millones.
Para explicar el rojo de la compañía, el CFO de YPF, Alejandro Lew, hizo referencia, además de la caída del precio y de la demanda de gas y petróleo, a las pérdidas generadas por el congelamiento de las tarifas de gas, que impactaron en los ingresos de Metrogas, de la cual YPF es accionista. De hecho, en el segmento de gas y energía, la empresa tuvo pérdidas por US$128 millones, pero la mayor parte de ese costo se debe a que la compañía contabilizó como pérdida los US$120 millones que tenía a favor por la devaluación generada en 2018, que generó una diferencia en el precio de venta de gas a las distribuidoras.
«Puede haber una posible derogación del decreto 1053, el cual dice que el Estado es responsable de compensar de forma indirecta a los productores de gas por ajustes del tipo de cambio que no se permitieron trasladar a los consumidores en 2018. La posible derogación del DNU en el Congreso podría impactar en la cobrabilidad del crédito», admitió Lew.
Los ejecutivos anticiparon además las medidas adoptadas para iniciar un sendero de recuperación pos pandemia, entre las que se destaca un plan de reducción de costos y de focalización en las unidades de negocio más rentables. Como estrategia de recuperación, la empresa señaló que trabaja en un «plan de reducción de costos sin precedentes», que será aplicado «a lo largo de toda la cadena» y que apunta a lograr un ajuste del 30%.
Según se detalló en la conferencia, este plan implica una reducción de salarios que van del 10% al 25% para los trabajadores no sindicalizados y la apertura de un programa de retiros voluntarios (que vence a fin de mes). También contempla optimizar la estructura de la compañía «descentralizando operaciones para mejorar las eficiencias», revisar alrededor de 11.000 contratos con los proveedores y discutir condiciones de trabajo con los sindicatos, punto sobre el que -según aseguraron- ya se ha avanzado en las provincias de Mendoza, Santa Cruz y Chubut.
En el mismo sentido, la firma informó que se concentrará en aquellas unidades de negocios que le generan más ingresos, lo que podría significar repliegues y desinversión en áreas menos redituables, aunque prefirieron no adelantar detalles en ese sentido.
«Con todas estas acciones que se van implementando ya se comienzan a ver algunos resultados operativos y financieros que permiten vislumbrar que el momento más crítico de la difícil situación profundizada por el efecto de la pandemia comienza muy lentamente a despejarse», señalaron.
Los números detallados por la empresa evidencian una pérdida neta de $85.000 millones para el segundo trimestre de 2020, que incluye una pérdida neta operativa de $36.000 millones antes de considerar el efecto registrado por el deterioro de valor de activos. Durante este período, y al igual que otras compañías en el mundo, YPF reportó un cargo no recurrente por deterioro de activos (impairment) de gas de $57.000 millones, que se generó principalmente por la caída de los precios tanto a nivel mundial como local.
Respecto de los precios locales, los ejecutivos señalaron que se vieron afectados por el colapso del Brent. Según detallaron, el precio promedio para abril estuvo por debajo de US$20 por barril, aunque destacaron el establecimiento por parte del Gobierno del barril criollo a US$45 en mayo. En relación con el gas natural, señalaron que esperan que mejore a partir del recientemente anunciado Plan Gas 4, un plan de estímulo impulsado por el Ministerio de Desarrollo Productivo.
En lo que respecta al mercado de crudo y combustibles, la contracción en la demanda impactó fuerte en la actividad de YPF. Las ventas de naftas cayeron un 85% en la última semana de marzo y a partir de ese momento fueron repuntando gradualmente, estabilizándose en el mes de julio con una caída de entre 40% y 45%.
En el caso del gasoil, llegó a tocar una desplome máxima del 50% para luego estabilizarse en torno a una caída del 20% en las últimas 10 semanas. Esta baja las ventas, entre otras cosas, afectó los ingresos de la compañía, que alcanzaron los $134 mil millones, un 17% menos que en el segundo trimestre de 2019, en términos nominales.
La producción de hidrocarburos también se vio afectada por esta situación: disminuyó 9% respecto al trimestre anterior y tocó su piso en abril, momento en que la capacidad de producción se ubicó en torno al 47%. Como referencia, la producción de petróleo a nivel país cayó cerca de un 11% en igual período y a nivel mundial la caída fue superior al 15% entre abril y junio.
Según explicaron los voceros de YPF, la caída de la producción tuvo que ver con que la primera decisión de la empresa frente a la expansión de Covid-19 fue «suspender todas las actividades que necesitaban interacción cara a cara, trabajar de manera remota en la medida que fuera posible y disponer guardias mínimas» en los pozos y refinerías.
Fuente: La Nación.