Destacan la importancia de la generación de energías alternativas
Ante la premisa de que el modelo energético argentino está en crisis permanente y no ha encontrado las soluciones que requiere y necesita el país, el Instituto Argentino de Energía “Gral. Mosconi” elaboró un documento de autoría colectiva titulado “Bases para una reforma integral del sector energético argentino”, donde propone a las fuerzas políticas un plan base para la fijación de un programa energético de mediano y largo plazo para implementarse luego del levantamiento de la cuarentena.
Para el desarrollo energético en nuestro país, tenemos el siguiente abanico de fuentes de energía disponibles y con su consecuente desarrollo industrial asociado. Las alternativas a desarrollar deben ser las más sostenibles en ese momento, es decir, que logren la sostenibilidad, eso es, que sean viables no solo en la ecuación económica, sino en lo ambiental y especialmente en lo social, sin dejar de lado el objetivo de propender al mayor autoabastecimiento posible, de acuerdo a la experiencia internacional comprobable.
Hidroelectricidad
La energía hidroeléctrica ha sido aprovechada históricamente por nuestro país desde la creación de Agua y Energía y tiene aún gran potencial. Es la fuente más confiable y además muy complementaria con las energías renovables de carga intermitente como la solar o eólica, que solo generan cuando hay sol o sopla el viento.
Una turbina hidro puede llegar de 0 a 100% de potencia en un minuto y a la inversa, y así dar energía de respaldo cuando se cortan las renovables. Argentina cuenta con tecnología y capacidad industrial propia, recursos humanos y experiencia de gestión para la energía hidroeléctrica en todo su rango, desde la microgeneración hasta gran potencia.
Solar
Esta energía también es abundante en nuestro país, que cuenta con irradiación media mensual en el plano horizontal de 7,5 kWh/m2 en la región andina desde Jujuy hasta Chubut y 6,5 kWh/m2 en la región pampeana y litoral durante el mes de enero. Contamos con capacidad en el desarrollo de todos los componentes que no sean los paneles propiamente dichos, incluyendo sistemas de control y balance de planta. Es un excelente recurso para generar energía distribuida desde los domicilios particulares o empresas.
Eólica
Argentina dispone de uno de los mejores vientos del mundo, especialmente onshore. La Patagonia cuenta con superficies desérticas y vientos que superan los 9 m/s y factores de carga superiores al 40% en toda su vasta superficie. Contamos con tecnología e industria para aerogeneradores de gran potencia, mini y microgeneración.
Hidrogeno
El papel que se espera que juegue el hidrógeno en la transición energética contempla tanto su uso como combustible como para la generación directa de electricidad. En la vertiente de su uso como combustible, en la actualidad el hidrógeno se puede usar mezclado con gas natural hasta una cierta concentración sin cambiar la tecnología existente. El uso de hidrógeno mezclado con gas natural en un ciclo combinado para generar electricidad o inyectándolo directamente a la red de distribución de gas puede ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono y a reducir la demanda de gas natural. El papel clave del hidrógeno en la transición energética será en su combinación con las renovables.
Los inconvenientes de una fuente de energía renovable intermitente, como la eólica o la fotovoltaica, se pueden solventar usando el hidrógeno como almacenaje de energía. Cuando haya excedente de energía eléctrica o cuando el precio del mercado eléctrico sea muy bajo, se puede usar la generación renovable para producir hidrógeno. Este hidrógeno se puede almacenar y reconvertirlo en electricidad en una celda de combustible cuando el precio del mercado sea más ventajoso, o incluso venderlo directamente para su uso como combustible o para repostaje de vehículos de hidrógeno. Un asunto que Argentina debe considerar en la transición a su nueva matriz. Las alternativas a desarrollar deben ser las más sostenibles en ese momento, es decir, que logren la sostenibilidad, eso es, que sean viables no solo en la ecuación económica, sino en lo ambiental y especialmente en lo social.
Estrategias 2020 para una
nueva matriz en 2050
Como premisa fundamental de partida es imprescindible contar al menos con un conjunto de estrategias que dirijan el accionar nacional, provincial y local hacia la configuración de una matriz conformada mayormente por energías renovables. Los gobiernos provinciales y locales pueden tener en este sentido un rol nuevo, dinamizador.
En cuanto a la matriz energética de la Argentina en el mediano y largo plazo deben tenerse en cuenta ciertos factores:
1. La confección de un Plan Energético Estratégico que integre todos los desarrollos energéticos y sus externalidades para el mediano y largo plazo. Ningún proyecto energético debería ser decidido fuera de la planificación energética.
2. Ningún proyecto energético debería ser decidido —ni mucho menos iniciado— sin haber realizado previamente un estudio de factibilidad técnico, económico, financiero y ambiental. Este estudio deber ser público y auditable en forma independiente del promotor de la obra. De acuerdo a la ley de Inversión Pública, N° 24.354, todos los proyectos que requieran fondos, transferencias, aportes, créditos o avales del Tesoro Nacional deberán contar con la factibilidad, desarrollados en todas sus etapas, y ser aprobados por el Poder Ejecutivo Nacional y el H. Congreso de la Nación.
Comentarios finales
La coyuntura por la COVID-19 nos enfrenta a una reflexión cada vez más profunda acerca de cómo va a recuperarse la sociedad en general, y la economía en particular. Cada vez son más claras e intensas las señales que hacen pensar que de esta crisis es posible plantear una recuperación verde, centrada en renovables, restauración de ecosistemas, entre otras soluciones basadas en la naturaleza: mucho más radical y profunda desde el punto de vista estructural.
Argentina va a tener que invertir mucho dinero en esta recuperación, esa inversión debería estar enfocada en conducir a las actividades productivas del país (energía, transporte, industria, campo) hacia la sostenibilidad y el federalismo, también generando nuevas actividades que incluyan a la bioeconomía, en un contexto de economía ecológica, promoviendo cambios tecnológicos que sumen competitividad al país. En el sector de la energía, deberían privilegiarse las inversiones en eficiencia energética y energías renovables apostando a la diversificación de la matriz energética mediante proyectos de alta resiliencia, con alta composición nacional, derivando en la diversificación eficiente e independiente de los proveedores de energía.
Fuente: El Chubut.