Los detalles de la negociación de Manzano con Gramercy por el control de una empresa eléctrica
Gramercy controla los activos de Araucaria desde principios de año, cuando la empresa entró en default. El empresario mendocino negocia un acuerdo que precisa del aval de BlackRock para prosperar. El gobierno de Kicillof clausuró una de las centrales de la compañía.
El fondo de inversión Gramercy está negociando los detalles finales de un acuerdo con el José Luis Manzano con vistas a encarar una reestructuración internacional de la deuda que posee Araucaria Energy, una empresa eléctrica que opera cuatro centrales térmicas construidas durante la gestión de Mauricio Macri. Una de las plantas, radicada en Pilar, fue clausurada después que la gobernación de la provincia constatara que que las instalaciones excedían los niveles de contaminación sonora permitidos.
“Hoy lo principal es preservar y cuidar los activos. La reestructuración está demandando más tiempo del previsto, pero esperamos cerrar las negociaciones en los próximos 10 días”, afirmó a EconoJournal el ex ministro menemista que en los últimos 15 años se posicionó en sector energético con proyectos en el upstream de hidrocarburos, distribución de gas (ex accionista minoritario de Metrogas) y electricidad (controla Edemsa, la empresa de energía de Mendoza). Manzano está radicado en Suiza, a donde vive con su mujer y sus hijos pequeños desde hace un tiempo.
Gramercy, el fondo de inversión que en la Argentina conduce Gustavo Ferraro, es quien tiene hoy el control efectivo de los activos de Araucaria Energy. Lo obtuvo una vez que la empresa eléctrica no pagó a principios de año una cuota (maturuty) de US$ 30 millones por el préstamo de US$ 220 millones que Gramercy le otorgó en 2016 a Stoneway Capital Corporation, el holding fondeado en Canadá que es controlante de la generadora de energía argentina.
Gramercy designó a Roberto Helbling, un ex Barclays que asesoró a Vicentín en su intento de reestructuración de deuda, y a Juan Ignacio Sánchez Alcazar, para atajar la situación contable y administrativa de Araucaria.
Armado
Tras el default de sus compromisos financieros, Rogelio Nores, principal accionista de Araucaria Energy, llegó a un acuerdo con Manzano y le cedió el control legal de la firma. El empresario mendocino firmó con Nores un acuerdo de ‘earn-out payments’, que establece el pago de un precio adicional al pactado si los resultados de Araucaria alcanzan determinado nivel.
Nicolás Mallo Huergo, ex presidente de Andes Energía, una de las empresas que creó Manzano, y su mano derecha, encabeza las negociaciones con Gramercy. Si las conversaciones llegan a buen puerto, el fondo de inversión y Manzano se convertirán en accionistas de Araucaria y encararán una reestructuración de una deuda de US$ 650 millones con bonistas internacionales entre los que figuran fondos del fuste de BlackRock y Fidelity, entre otros.
En rigor, los fondos son los que controlan indirectamente la compañía eléctrica. Son bonistas con derecho senior sobre Gramercy y el propio Manzano. Si quisieran podrían quedarse de inmediato con la titularidad de las centrales térmicas que posee Araucaria. Sólo tendrían que accionar judicialmente las garantías legales incluidas en los pliegos de deuda.
Sin embargo, ni el fondo que dirige Larry Fink ni el resto de los bonistas están dispuestos a lidiar con los liabilities y riesgos que implica operar centrales térmicas en un contexto de conflictividad con las comunidades locales. Tampoco tienen la estructura para lidiar con la gestión cotidiana de los activos que implican trámites permanentes con Cammesa, la empresa encargada del despacho, la Secretaría de Energía y el ENRE, entre otros actores.
Validación
Ejercerán su poder para validar en última instancia los términos y condiciones que negocien Gramercy y Manzano, que incluirá un esquema para reestructurar el repago de los US$ 650 millones que prestaron los fondos. Lo que buscan, en definitiva, es recuperar la mayor parte de ese dinero. “Está todo listo para encarar una reestructura en EE.UU. y Canadá, que es donde Stoneway y Araucaria emitieron sus bonos”, explicó una fuente con acceso a esas negociaciones.
En esa clave, la clausura de la planta de Araucaria en Pilar por orden del OPDS complica el escenario. El timing es malo porque afecta la etapa de cierre de las negociaciones.Aún así, las partes coinciden en la necesidad de llegar a un acuerdo definitivo. El próximo paso será elegir un operador técnico que se encargue de la gestión operativa de las centrales y de la finalización de algunas obras.
Vertiginosa
La historia de Araucaria se narra a velocidad vertiginosa.
- La empresa se constituyó en 2016 como la más novel de las compañías de generación eléctrica, un negocio controlado por grandes jugadores como Pampa Energía, Enel, AES y Central Puerto.
- Fue la primera firma local en emitir un project bond por US$ 500 millones en el mercado norteamericano para invertir en la Argentina.
- Se adjudicó la instalación de cuatro usinas térmicas por la nada desdeñable potencia de 700 megawatt (MW), la mayoría ubicada en la periferia de Buenos Aires.
- Durante el proceso de construcción se vio envuelta en conflictos sociales por la negativa de un grupo de vecinos de Pilar y Luján que se opusieron al montaje de las plantas en esas localidades. A raíz de esos reclamos, que denuncian la contaminación sonora de las centrales, el OPDS, la autoridad ambiental de la provincia de Buenos Aires, y la Municipalidad de Pilar clausuraron la central de Araucaria instalada en Villa Rosa (Pilar). Si no logra levantar la medida, la empresa dejará de facturar unos US$ 4 millones por mes.
- En el primer trimestre del año, la compañía ingresó en default al no pagar una cuota del bono internacional en poder de Gramerc. Araucaria enfrentaba, a su vez, problemas financieros para cancelar créditos con bancos locales por unos US$ 25 millones.
- Y tiene arbitrajes abiertos por reclamos cruzados con Siemens y Duro Felgueras, sus dos principales contratistas como tecnólogo y constructor, respectivamente.
Fuente: Econojournal.