El gasoducto Vaca Muerta -Brasil es hoy un imposible muy lejano a Bahía
Pese al adverso panorama económico nacional e internacional, el Gobierno inicio gestiones formales con el vecino país.
Si bien la grave coyuntura económica del país torna poco creíble la llegada de fondos frescos desde el exterior para viabilizar grandes proyectos energéticos, el potencial de Vaca Muerta le da cierta chance a los esfuerzos gubernamentales en tal sentido.
Solo el tiempo se encargará, como ha venido sucediendo desde hace varios años con otros anuncios, de poner blanco sobre negro en lo que hace a una iniciativa que ya comenzó a ganar presencia en los medios periodísticos: la construcción de un gran gasoducto entre Vaca Muerta y Brasil.
Días atrás, mientras en Buenos Aires el ministerio de Economía y el Banco Central disponían nuevas medidas para cortar la sangría de dólares y evitar que las reservas se agotaran antes de terminar el año, en Brasil el embajador argentino Daniel Scioli presentaba oficialmente el proyecto destinado a abastecer al vecino país con gas de los yacimientos neuquinos.
Según Scioli el proyecto demandará unos 3.700 millones de dólares para unir Tratayén (Neuquén) con Corrientes y desde allí dejar todo listo para cruzar a la frontera con Brasil (Uruguaiana), tras atravesar 1.430 kilómetros.
Luego, en territorio brasileño, el tramo de casi 600 kilómetros hasta Porto Alegre exigirá unos 1.200 millones de dólares. A partir de allí podría conectarse con la red brasileña para abastecer los mercados del Sur y San Pablo.
Se estima que la obra demoraría alrededor de 18 meses y, una vez finalizada, aumentaría el envío de gas argentino a 15 millones de metros cúbicos por día.
La capacidad total, sin embargo, alcanzaría los 30 millones de m3 / día, prácticamente la misma que la del gasoducto Brasil-Bolivia (Gasbol).
Mientras el gobierno argentino tiene por delante la dificilísima tarea de atraer inversores, en Brasil no resulta menor el desafío de Scioli, ya que tendrá que convencer al gobierno de Bolsonaro de los beneficios de encarar una obra como esta, sobre todo cuando ambos gobiernos no están políticamente alineados.
Según el sitio BNamericas.com el proyecto enfrenta varios obstáculos y su viabilidad genera serias dudas entre los analistas.
«El primer problema con este proyecto es que no veo posibilidad alguna de que participe Petrobras, por lo que desde un principio no tenemos ningún peso pesado interesado», dijo Marcio Balthazar da Silveira, socio de la consultora de hidrocarburos NatGas y exgerente del área de gas de la petrolera estatal.
Según BNamericas Petrobras, que recortó sus planes de inversión y está vendiendo activos para reducir su endeudamiento, fue clave en la construcción del gasoducto Gasbol, que une Santa Cruz en Bolivia con la sureña ciudad de Porto Alegre en Brasil.
Además, según reportes energéticos especializados, hay que tener en cuenta que el Gobierno brasileño está luchando con severas restricciones fiscales por la serie de programas sociales que debio impulsar para mitigar el impacto del Covid-19, decisión que elevará su deuda pública a casi 95% del PIB para fines de este año y la llevará a un nivel preocupante para una economía de mercado en vías de desarrollo.
Pero allí no terminan los obstáculos que deberá enfrentar el proyecto, ya que la aparición de una demanda en cantidad suficiente como para hacerlo atractivo, hoy es un gran interrogante.
El vecino país tiene gas proveniente de Gasbol y de los campos del Presal, por lo que no habría tanta demanda como para requerir fluido de Vaca Muerta.
Según Rodrigo Leão, coordinador técnico de estudios estratégicos del Instituto de Estudios Estratégicos del Petróleo (Ineep), el principal mercado consumidor de Brasil es la región suroriental del país, principalmente el estado de San Pablo, y para llevar gas desde Porto Alegre a San Pablo se necesitarán aún más inversiones del lado brasileño, lo que lo torna inviable en este momento.
Malestar bahiense
La traza del proyecto, que reemplaza a otro plan impulsado durante la anterior administración macrista y que apuntaba a llevar gas de Vaca Muerta al norte provincial, pasando por Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires, se aleja de Bahía Blanca.
Al menos esa es la idea inicial de gasoducto a Brasil, avanzando desde Tratayén hacia Corrientes por un trayecto ubicado mucho más al oeste que el anterior (ver mapa).
Esto viene generando mucha preocupación en la Unión Industrial de Bahía Blanca, entidad que le pidió una reunión al gobernador Axel Kicoloff para plantearle este y otros temas vinculados.
“A nuestro entender el esquema original es clave para la producción de gas de Vaca Muerta dado que permitiría no solo ampliar el mercado comprador sino también generar un escenario de saldos exportables de gas para evacuar por el puerto de Bahía Blanca en forma de GNL y un factor determinante para la factibilidad de nuevos proyectos en el Polo petroquímico de Bahia Blanca, tales como una nueva planta de Urea en Profertil y aumento de la capacidad de producción de polietileno en DOW”, señaló la entidad.
También dijo que la idea de un gasoducto a Brasil genera el riesgo de alta dependencia hacia un único comprador, ya que la competitividad en precio no está garantizada y supone un escenario de fuertes incrementos de producción de gas local.
Los próximos meses serán claves para el proyecto, aunque en realidad se requiere una iniciativa superadora, capaz de darle valor agregado al gas que se extrae en el sur.
Fuente: La Nueva.