Energía nuclear: en plena pandemia, Brasil exporta uranio enriquecido a la Argentina con fuertes medidas de seguridad
Debido a la pandemia de coronavirus se implementó un verdadero aparato de seguridad logística para transportar el componente nuclear.
Los reactores nucleares de Argentina serán alimentados por cuarta vez con uranio brasileño enriquecido. Se espera que la cuarta exportación de uranio enriquecido tenga lugar a fines de año o principios de 2021, según la empresa estatal Indústrias Nucleares do Brasil (INB), del Ministerio de Minas y Energía. El volumen de exportación y el valor del negocio son confidenciales.
Para tener una idea, la operación movilizó instituciones federales, estatales y municipales, como la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN), el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Oficina de Seguridad Institucional (GSI), el Ministerio de Minas y Energía, el Ministerio de Justicia, la Policía Federal de Rutas (PRF), bajo la coordinación del Centro Integrado de Comando y Control Nacional, en Brasilia. Los técnicos de INB realizaron la seguridad física y radiológica del viaje a Argentina.
Las exportaciones anteriores se produjeron en 2016 y 2018. En la primera se entregaron 4.100 kg de uranio enriquecido al 1,9%, 2,6% y 3,1% por un monto de 4.378.190 dólares. En la segunda, la cantidad vendida fue de 1.500 kg de polvo de UO2, al 4,15%.
La dirección de INB quiere consolidar la empresa como un proveedor calificado de CONUAR, con vistas a futuros negocios. En el territorio brasileño hay mucho uranio. Pero hay un largo camino para llegar a obtener el producto en las condiciones para su enriquecimiento.
Brasil tiene una de las mayores reservas de uranio del mundo. Ya ha ocupado el quinto lugar en el ranking de la Agencia Internacional de Energía Atómica, pero en 2017 cayó al noveno, lo que sigue siendo bastante significativo. Sin embargo, como no se conoce la extensión de estos recursos, el país puede tener mucho más uranio que lo que se contabiliza hasta ahora.
Hoy, los recursos nacionales se estiman en 244.788 toneladas de concentrado de uranio (U3O8). De este total, el 32,5% se encuentra en Santa Quitéria, en el estado de Ceará, y el 40,6%, en Caetité, en el estado de Bahía. Son dos grandes yacimientos, en estados conocidos como uraníferos, en los que hay varias áreas potenciales para ser exploradas.
El nordeste
En Caetité, Bahía, el gobierno quiere comenzar pronto a trabajar en la Mina do Engenho. Para ello, firmó un contrato con la empresa Tracomal Terraplenagem e Construções Machado, para la realización de los servicios de minería. Las negociaciones comenzaron en 2017, pero INB enfrentó demandas de la CNEN e el Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables).
En Santa Quitéria, Ceará, es distinto. Para poder llevar a cabo el proyecto de la Mina de Itataia, estancado durante décadas, INB se asoció a la empresa privada Galvani. Juntas constituyeron el Consorcio Santa Quitéria, para extraer uranio asociado a fosfato. Se espera que el emprendimiento empiece a funcionar en 2024, con una producción de hasta 1.600 toneladas de yellowcake por año, con la aplicación de la tecnología de separación de fosfato del uranio.
Las licencias están siendo estudiadas en la CNEN e el Ibama, pero el ministro de Minas y Energía, Bento de Albuquerque, se reunió hace poco con las dos empresas que conforman el consorcio, lo que representa un respaldo al nuevo modelo de negocio. Cabe recordar que, en Brasil, la extracción de uranio sigue siendo monopolio del Estado.
En Caetité, además de las potenciales minas a explorar, INB mantiene la Unidad de Concentración de Uranio (URA), la única minería de uranio en actividad en el país. En esta unidad se realizan las dos primeras etapas del ciclo del combustible nuclear: la minería y el procesamiento del mineral, que da como resultado un producto llamado concentrado de uranio o yellowcake.
La URA ocupa una superficie de 1.700 hectáreas en esa región, que posee recursos que alcanzan las 99.100 toneladas de uranio y donde se identifican 17 yacimientos minerales, según INB. Entre 2000 y 2015, la URA produjo 3.750 toneladas de concentrado de uranio de minería a cielo abierto en la Mina Cachoeira, que se cerró en 2009 por falta de seguridad.
“La reanudación de las exportaciones a Argentina representa, no solo para INB, sino también para Brasil, una clara demostración de que el país va por buen camino en su búsqueda de convertirse, en el futuro, en un actor del mercado mundial de uranio”, dijo el presidente de la empresa estatal, Carlos Freire Moreira.
Ciclo del combustible
El uranio que Brasil exporta a Argentina pasa por ese proceso hasta llegar a su destino final, la Fábrica de Combustible Nuclear (FCN), en Resende, en el estado de Rio de Janeiro. La FCN utiliza la tecnología de enriquecimiento de uranio dominada por Brasil en el Centro Experimental Aramar de la Marina, en São Paulo, que llevó al país a unirse al selecto Club del Átomo en 1987.
El año pasado, con inversiones de alrededor de 600 millones de reales, se inauguró la octava cascada de ultracentrífugas. La intención, según el ministro, es hacer viable el ciclo completo del combustible, desde la minería hasta la finalización con enriquecimiento. Con la entrada en funcionamiento de otra cascada, INB aumentó la producción de uranio enriquecido en el país en un 20%, lo que permitió producir el 60% de lo necesario para abastecer la central nuclear Angra 1, en el Complejo Nuclear Angra dos Reis, en la Costa Verde del estado de Rio de Janeiro.
La octava cascada es parte de la primera fase de implementación de la Usina de Enriquecimiento de Uranio, que deberá estar terminada en 2021 con la instalación de dos cascadas más, la novena y la décima. El presidente de INB también firmó un contrato, en noviembre pasado, con Amazônia Azul Tecnologias de Defesa (Amazul) para preparar los detalles del proyecto básico para la expansión de la Usina de Enriquecimiento de Uranio ubicada en la Fábrica de Combustível Nuclear.
La implementación de esta segunda fase incluirá tres etapas. El contrato en cuestión cubre la Etapa 1, que consiste en la instalación de 12 cascadas de ultracentrífugas. Cuando se complete esta etapa, INB alcanzará una capacidad de enriquecimiento de uranio que cubrirá por completo las necesidades de combustible nuclear de las centrales Angra 1 y Angra 2. Pero las centrales tienen otro problema que debe ser resuelto. El combustible ya usado (uranio irradiado), que alcanzó el límite en las piscinas de las unidades.
Reprocesado
Para resolver el problema, Eletronuclear, que controla las centrales, transferirá el uranio irradiado de Angra 1 y Angra 2 para la Unidad de Almacenamiento Seco (UAS), que está en construcción. Se espera que la transferencia ocurra en 2021 y 2022. Por primera vez, por lo tanto, Brasil tendrá material que puede ser reutilizado en el futuro. Este uranio puede ser reprocesado y transformado en plutonio (utilizado en armas nucleares), algo que el gobierno brasileño viene descartando hacer a lo largo de los años.
En cualquier caso, nada ocurrirá lejos de la inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), creada en julio de 1991. Con capacidad para almacenar combustible usado hasta 2045, la UAS costará alrededor de 246 millones de reales.
Además de tener que dar un destino a este material utilizado por Angra 1 y Angra 2, Brasil está buscando salidas al destino de la tercera central, Angra 3, en obras desde hace más de 30 años. La última interrupción de las obras ocurrió en 2015, debido a acusaciones de corrupción de la Operación Lava Jato. Angra 3 es, sin duda, un pozo de problemas: ya consumió 7 mil millones de reales y necesita otros 15 mil millones de reales para comenzar a operar.
La falta de decisión política ya no es un obstáculo, pues el propio presidente Jair Bolsonaro ha declarado varias veces que la intención es reanudar las obras de Angra 3. En busca de soluciones, el gobierno publicó la Medida Provisoria No. 998, que estipula las normas para contratación y comercialización de la energía que será producida en Angra 3. Lo cierto es que la central ya está recibiendo equipos que estaban almacenados.
Mientras tanto, Eletronuclear está tratando de extender la vida útil de Angra 1 por otros 20 años. También está tratando de averiguar qué causó la oxidación (herrumbre) en las barras de combustible de Angra 2.
Rivalidad superada
La rivalidad entre Brasil y Argentina en el área nuclear duró décadas. Era frecuente la información de que ambos países mantenían programas secretos para la construcción de la bomba atómica. Los gobiernos de Brasil y Argentina argumentaban que no debían renunciar a las tecnologías para el uso pacífico de la energía nuclear. Hubo innumerables idas y vueltas en la posición de los dos países sobre el tema. Y muchas noticias falsas y verdaderas.
El entonces presidente de la República de Brasil, General João Batista Figueiredo, llegó a la Argentina el 15 de mayo de 1980 y fue recibido con pompa. En Buenos Aires, Figueiredo habló con la prensa sobre el acuerdo de cooperación que firmaría con el General Jorge Rafael Videla. El acuerdo no agradó a los alemanes y a los estadounidenses.
La entonces presidenta Cristina Kirchner en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en Río Negro, en octubre de 2010.
Fue el primero acuerdo, en el mundo, en ser firmado entre dos países en desarrollo y con programas de energía nuclear en marcha. Los que se oponían decían que el acuerdo era peligroso porque podía llevar a los dos países a dominar el ciclo del combustible y a fabricar armas nucleares. El acuerdo se firmó el 17 de mayo de 1980.
Fue exactamente a finales de 1983 cuando Argentina logró dominar todo el ciclo de combustible nuclear, en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu. El 16 de julio de 1987 el presidente José Sarney visitó la ultra secreta central de Pilcaniyeu, a 60 kilómetros de Bariloche: la mayor prueba del fortalecimiento de las relaciones entre los dos países, vistos con inmensas desconfianzas por los países con tecnología atómica.
El 4 de septiembre de 1987, en Brasilia, el presidente José Sarney anunció la entrada de Brasil en el restricto Club del Átomo, con el completo dominio de la tecnología de enriquecimiento de uranio por ultracentrifugación. El 8 de abril de 1988 el presidente Sarney, en compañía del presidente argentino Raúl Alfonsín, inauguró la primera unidad del Centro Experimental Aramar.
La tecnología de ultracentrifugación, desarrollada en Aramar, fue transferida para la unidad de INB en Resende, y desde 2016 se utiliza para alimentar los reactores argentinos. Es de allí que saldrá la cuarta exportación, entre finales de este año y principios 2021.
Fuente: Clarín.