Juan Bosch: «Hay que desarrollar Vaca Muerta hoy porque no sabemos si va a tener sentido en el futuro”
El presidente de SAESA habla de la necesidad de desarrollar cuanto antes Vaca Muerta, del clima de negocios y del futuro del negocio de la empresa.
Juan Bosch, presidente de SAESA comercializa gas a consumidores mayoristas y provee de insumos e infraestructura para energías renovables. ¿Cómo una empresa puede hace negocios con productos que parecen autoexcluirse mutuamente? “No hay una contradicción, hay una complementación.
El gas natural es el puente más sensato, más lógico hacia un futuro más descarbonizado porque es el que menos emisiones tiene”, explica. Es por esto que “si no desarrollamos Vaca Muerta hoy, nadie nos puede asegurar que vaya a tener sentido desarrollarlo en 15 años. Va a haber una revolución energética y no creamos que porque tenemos Blockbuster, Blockbuster va a andar toda la vida. Un día va a cambiar el ancho de banda, va a llegar un Netflix de las energías y chau Blockbuster.
Entonces hoy tenemos una oportunidad para nutrirnos de energía limpia (el gas) comparada con las demás alternativas, y competitiva. Hay que desarrollar Vaca Muerta hoy porque no sabemos si va a tener sentido en el futuro”, explica el ejecutivo.
Claro que Bosch también reconoce que hay “un ambiente de negocios tan turbulento que afecta (el negocio del gas), genera incertidumbre y la incertidumbre genera inmovilidad y eso no es bueno para el sector, no es bueno para nadie, porque es muy difícil tomar decisiones en un marco de incertidumbre”, dice el presidente de la empresa que, además de comercializar gas, posee una planta que en enero va a producir electricidad para el sur de Brasil con gas argentino.
“La demanda de gas en Argentina es muy fluctuante, es muy alta en invierno y es mucho más baja en verano. Y a la producción no puedo adecuarla mes a mes, entonces si yo quiero tener la mayor demanda de gas cubierta en invierno con gas local, y voy a tener necesariamente excedentes de verano, esos excedentes de verano los conviene exportar para que sea económicamente competitivo el gas a lo largo de todo el año”, indica.
Es por esto que Bosch aplaudió la decisión del Gobierno de presentar el Plan Gas IV, que anunció el presidente Alberto Fernández desde Neuquén. “El lanzamiento del plan gas es una muy importante noticia. Además de fijar reglas claras que fomentan la inversión, permitirá reducir la dependencia de energía importada, y favorece la exportación. Brasil es un mercado disponible y abierto a tomar el gas argentino, con infraestructura lista para ser utilizada», dice el presidente del SAESA.
—Explíqueme un poco más cómo beneficia a SAESA el Plan Gas IV.
—Bueno, en realidad el Plan Gas beneficia a la industria en general y también a la Argentina. Usted sabe que el país se abastece de energía con una combinación de suministros, tanto con gas natural que produce la propia Argentina como con gas que se importa desde Bolivia por los gasoductos como por el que traen los buques de gas natural licuado. Esas importaciones habían crecido, luego se redujeron.
Pero en la medida en que no tengamos producción propia, se incrementan y cuando no alcanzan porque no tenemos capacidad para importar gas natural licuado de forma infinita sino que hay un tope diario, entre 10 y 20 millones según estén los dos barcos o uno solo, cuando no alcanza la importación de gas natural licuado para abastecer estas necesidades energéticas importamos otro tipo de combustibles mucho más caro y mucho más contaminantes como es el gasoil.
Entonces, el beneficio es retomar la senda de producción creciente de gas natural para abastecer nuestras necesidades internas y eventualmente exportar. SAESA es una empresa que comercializa gas natural, que compra a los productores y vende a las industrias.
Pero desde el próximo enero tiene intenciones de producir electricidad en una planta que compró en Uguguaiana para proveer al sur de Brasil. Esta planta funcionará con gas licuado argentino. “Ahí tenemos una oportunidad para colocar excedentes de gas argentino en Brasil para generar divisas para Argentina”, indica.
Para llegar desde la Argentina a Brasil, hay una seria de gasoductos en dos regiones: una que va de Buenos Aires y Neuquén hacia abajo, la Transportadora de Gas del Sur, y otra, la Transportadora de Gas del Norte, que llega a Aldea Brasilera, en Entre Ríos.
Entre Aldea Brasilera y Paso de los Libres está la Transportadora de Gas del Mercosur desde donde se exporta a Brasil. La Planta de Uruguaiana está a 8 o 10 km del cruce del río. .
—¿Quiénes son los productores que los abastecen? ¿Son muchos de Vaca Muerta?
—Dentro de la formación Vaca Muerta hay muchos yacimientos y muchos productores titulares de esos yacimientos, que los explotan. Hoy Brasil no cuenta con gas argentino. Así que se abre la oportunidad de poder exportar 2.500.000 de metros cúbicos por día sin inversiones: la infraestructura está lista, y estamos conversando con distintos productores de gas para comprarles el metano y poder producir energía allí. Hay muchos productores, entre ellos los grandes con quienes estamos conversando: YPF, Total, Tecpetrol, PAE, CGS. Pero también compramos de otras áreas hidrocarburíferas. Nosotros compramos gas en todas las cuencas: la norte, la neuquina, Chubut y Tierra del Fuego, y a distintos productores, prácticamente a todos los productores le compramos gas para comercializar en Argentina. Ahora estamos avanzando en las conversaciones de acuerdo para comprarles gas para abastecer a esta central eléctrica en Brasil.
“Un ambiente de negocios tan turbulento genera incertidumbre y la incertidumbre genera inmovilidad y eso no es bueno para el sector, no es bueno para nadie, porque es muy difícil tomar decisiones en un marco de incertidumbre”.
—¿Y el precio del gas del pozo es a precio internacional o tiene algún precio especial acá en la Argentina?
—El gas no es exactamente un commodity porque requiere toda una industrialización para llegar a serlo, que es el GNL. Pero igual tiende a hacerse commodity. Hoy para ser competitivo a nivel mundial hay que estar entre los dos dólares el millón de BTU, un poquito más, un poquito menos. En Argentina ese precio es un poco más alto. Hoy se está hablando de u$s3,20 en promedio año, y esto es importante porque el gas tiene un valor más bajo en verano y mucho más alto en invierno, entonces u$s3,20/u$s3,40 por millón de BTU es un precio promedio a año lógico.
—¿Tuvieron algún problema con el tema dólar?
—Sí. En todo lo que es el mercado interno, la energía está cotizada en dólares oficiales. Y ahí, cuando hay un acomodamiento en el tipo de cambio, se mueven un poco las cosas. Hasta que se logra un nuevo consenso porque al final lo que se paga son pesos y cuando los montos están denominados en dólares, de pronto hay un mes de ese salto en que se pone muy incómoda la factura. Pero hemos ido piloteándolo.
Hemos importado antes de la cuarentena. Importamos paneles para centrales solares para clientes nuestros y no sufrimos inconvenientes, pudimos pagar los paneles y los inversores los componentes importados, los cables y las estructuras las compramos acá, son de fabricación nacional. No tuvimos inconvenientes.
Honestamente desconozco si hoy habría inconvenientes si quisiéramos volver a importar. Yo estimo que no, de hecho estamos ahora conversando con otro cliente importante que quiere montar otra central solar de un mega que son como tres mil y pico de paneles solares y asumimos que no va a haber problemas para importar
—¿Y en estos meses de cuarentena, de epidemia, tuvieron algún tipo de problema, algún tipo de impedimento con el negocio?
—Marzo fue justo mitad y mitad. Pero en abril se percibió que la demanda se redujo, la demanda de grandes usuarios, pero lo que ocurre es que muchos de estos clientes que requieren volúmenes importantes de gas natural son actividades esenciales, son actividades que producen energía o que producen alimentos, u otros productos esenciales.
Entonces muy rápidamente la demanda empezó a acomodarse. Ya hacia julio estábamos en niveles un poco más normales. Si bien uno puede ver que en el bloque total de toda la demanda hubo una merma, eso se debe más al no consumo en comercios, industrias más chicas y en oficinas. El resto de la producción industrial empezó a acomodarse a medida que avanzaban los meses de cuarentena. .
—En alguna medida el tema del congelamiento tarifario, que ahora se libera en enero, ¿los afecta a ustedes?
—No porque nosotros no trabajamos con el Estado como contraparte ni con demanda regulada por el Estado. Nosotros no le vendemos a las distribuidoras que son las que le venden al usuario cautivo sino que vendemos directamente a clientes privados finales entonces estas tarifas están fijadas por el ENARGAS no aplican en cuanto al fluido que es lo que nosotros comercializamos, están sujetas a reglas de mercado, no a tarifas. Sí aplica por supuesto en el contexto general.
No es lo mismo un mercado donde dos terceras partes tienen tarifa regulada. Un productor de gas le vende a la distribuidora de gas, a CAMMESA para que genere energía eléctrica y a la industria, que es mercado libre. Si yo tengo dos terceras partes con una tarifa regulada y más baja que la necesaria para recuperar los costos, bueno, mis proveedores van a sufrir algunos sobresaltos y algunos inconvenientes a la hora de poner en marcha la producción.
Por eso ahora se está hablando de normalizar no solo las tarifas sino todo el mecanismo de subsidios y de ir llevando los subsidios realmente al que más lo necesita. Porque hoy se estaba subsidiando de modo indiscriminado.
—Y el clima general que se vive en el país de un dólar paralelo tan alto con una brecha tan grande con el dólar oficial más la inflación y todos los problemas que está viviendo el país actualmente, ¿a ustedes les afecta el negocio? Creo que es muy importante, y me parece que el Plan Gas y algunas medidas que está proponiendo el gobierno, sin entrar en la macroeconomía, son medidas que van en un «mirar para adelante y tratar de resolver los problemas».
Y creo importante que todos tratemos de enfocarnos en esa mirada proactiva y de búsqueda de soluciones y no enfatizar ante cada novedad del tipo que sea propositiva o reactiva o del tipo que sea, no enfatizar las diferencias sino enfatizar lo que une y lo que permite empezar a moverse hacia adelante porque sino, por poner un ejemplo, si propongo un Plan Gas y ese Plan Gas va a requerir un subsidio, podemos hacer foco sobre cuál es el subsidio o el beneficio que se va a tener que dar a los productores de gas para que produzcan. En realidad, la discusión no es esa, la discusión es qué pasaría si yo no incentivo a la producción de gas nacional.
Y es que voy a importar mucho más combustible y voy a perder muchísimo más dinero subsidiando o enviando dinero a productores de combustibles que están fuera del país y perdiendo las divisas que tanto necesitamos. Entonces es clave que las discusiones económicas y empresariales argentinas se focalicen en lo que es indudable que nos une, que es la mayoría de las cosas, y no tanto en los puntos de divergencia. Siempre vamos a tener formas distintas de hacer las cosas pero tenemos que enfatizar en lo que estamos de acuerdo para que nos podamos poner en marcha sino no hay plan, no hay esquema, no hay programa que pueda salir adelante y que nos permita ponernos en movimiento. —¿En el sector de renovables qué es lo que están haciendo?
—En renovables hacemos lo mismo que en gas natural, es decir le compramos a grandes productores y le vendemos a los grandes usuarios, una actividad de comercialización neta. Y además como Argentina tiene un régimen muy federal, con costos de energía muy distintos y con capacidades productivas energéticas muy distintas, además desarrollamos soluciones para que los clientes que tienen costos tarifarios altos puedan tener una central solar adentro de su propio predio, adentro de su establecimiento, y de recibir energía directamente de la central solar. Nosotros nos ocupamos del desarrollo, de la inversión, operación y mantenimiento, y le proveemos la energía con un contrato a largo plazo eventualmente de 10 años al cabo del cual el cliente se queda con la central solar. Se llaman «soluciones de energía distribuida», es algo que es muy común en el mundo.
—¿No hay cierta contradicción entre este negocio de energías renovables y por otro lado el negocio del gas?
—No hay una contradicción, hay una complementación. ¿Por qué? La realidad es que hoy el mundo consume energéticos de distintas fuentes, algunos muy caros y muy contaminantes como los combustibles fósiles líquidos, gasoil y fueloil, otros contaminantes no tan caros como el carbón y otros combustibles que son mucho menos contaminantes y mucho más eficientes pero que siguen sin ser renovables, como el gas natural.
Entonces el gas natural es el puente más sensato más lógico hacia un futuro más descarbonizado porque es el que menos emisiones tiene. Entonces el maridaje lógico de los próximos tiempos va a ser energías renovables y gas natural. Y probablemente cuando la tecnología dé el próximo salto, se abaraten los costos de almacenamiento que quiten la interrumpibilidad, digamos, que tienen hoy las energías renovables como la eólica y la solar. Ahí el gas va a perder posiciones. Si no desarrollamos Vaca Muerta, hoy es un recurso que tenemos hoy disponible para generar trabajo y divisas en Argentina, nadie nos puede asegurar que va a tener sentido desarrollarlo en 15 años. Y probablemente no lo tenga.
—Es decir, es ahora o nunca, digamos…
—Va a haber una revolución energética y no creamos que porque tenemos Blockbuster, Blockbuster va a andar toda la vida. Un día va a cambiar el ancho de banda, va a llegar un Netflix de las energías y chau Blockbuster. Entonces hoy tenemos una oportunidad para nutrirnos de energía limpia comparada con las demás alternativas, y competitiva. Además de poder exportar estos energéticos al mundo y generar divisas y riqueza para nuestro país, pero esa oportunidad no es eterna.
Hoy está, en el futuro puede estar o puede no estar, entonces el momento de aprovecharla es ahora y la generación de riqueza y divisas la necesitamos ahora. ¿Que podemos impulsar las renovables también? Sí, y debemos hacerlo, pero eso no implica dejar de lado todavía el gas natural.
Fuente: Perfil.