El plan de Energía Limpia de Biden pone en la mira a Vaca Muerta
Biden prevé una inversión de hasta u$s5 billones en energías renovables. La iniciativa abrió interrogantes: ¿Biden impulsa un freno a la fractura hidráulica en EE.UU.? ¿Cómo puede afectar a Vaca Muerta?
Aunque las decenas de páginas del “Green New Deal” no mencionan la palabra fracking, este nuevo panorama abre algunos interrogantes: ¿Biden impulsa un freno a la fractura hidráulica en EE.UU.? ¿Podrá Biden disminuir las actividades en Permian o de la Cuenca Eagle Ford? ¿Cómo puede afectar esa decisión a Vaca Muerta?
En octubre pasado el fracking en el país del Norte alcanzó su punto máximo de la pandemia con alrededor de 780 puestos de trabajo iniciados, con un aumento de 10 a 188 en las plataformas petrolíferas horizontales. En el mismo mes, en Vaca Muerta se registraron 345 etapas de fractura, de las cuales 170 le corresponden a YPF.
Ámbito consultó a expertos y analistas para indagar en los posibles impactos del plan de energías renovables de Biden en el shale argentino, la cantidad de equipos de perforación y la llegada de inversiones en los próximos años.
“Si se dan las condiciones de que Biden logre frenar parcialmente el avance de la producción shale en los Estados Unidos, si hay abundancia de equipos y si los precios en la Argentina se logran alinear con precios internacionales, que tal vez deberían ser más elevados que los actuales, habría más oportunidades de inversión en Vaca Muerta, aunque no creo que se llegue al boom de alquiler de equipos de 2014”, afirmó Roberto Kozjul, economista, investigador y profesor de la Universidad Nacional de Río Negro.
Según Kozjul, es posible que por la abundancia de equipos para fractura hidráulica en EEUU algunas compañías petroleras y de servicios estén interesadas en ver a los países que tienen desarrollos de shale oil y shale gas, como es el caso de Argentina en Vaca Muerta. “Sería una oportunidad para introducir tecnología o hacer nuevos negocios. Pero en ese caso hay que ver qué sucederá con los precios y a qué tipo de cambio se produciría”, sostuvo.
El director del Área de Energía y Oil&Gas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral, Robert Carnicer, se mostró más escéptico con una posible potenciación de Vaca Muerta. “Hay un horizonte de tiempo para que eso suceda. No me parece que EE.UU. vaya a desincentivar el uso del fracking, puede ser que no tenga la pendiente estrepitosa que tuvo durante años anteriores, y recién cuando los renovables estén terminados y se haya abastecido el consumo de gas interno, recién ahí se cierre el fracking o se lo deje para la exportación”, analizó en diálogo con este medio.
Carnicer no cree que los americanos bajen la producción de shale. “Los estadounidenses son pragmáticos, saben que son importantes los renovables, pero no van a llegar a importar crudo de Venezuela o Arabia Saudita o importar gas, que es lo que hacían antes. Hoy exportan gas, propano y productos petroquímicos porque tiene la producción de gas y crudo a través del shale”, señaló el ingeniero civil y consultor.
Estados Unidos es el mayor productor mundial de gas natural desde 2009. Exporta entre 140 y 150 millones de m3 por día de gas. En el 2019 fueron 130 millones, pero en 2017 llegó a 2.000 millones. Si frena su actividad, Carnicer alertó que Vaca Muerta no lo puede reemplazar. “Lo que vamos a aportar es muy poquito. Nosotros exportamos 30 millones o como mucho 40. Competimos con Australia o Qatar que exportan 300 millones diarios. El fracking lo van a seguir usando para ellos y si lo desplazan va a ir para la exportación”, enfatizó.
En una reciente charla virtual organizada por universidades, Pablo Iuliano, vicepresidente de Upstream No convencional de YPF, aseguró que Vaca Muerta puede en el corto plazo exportar hasta 300.000 barriles de crudo diarios, pero antes debe poder competir de igual a igual con el shale norteamericano. “En algunos desarrollos puntuales, durante determinados periodos de tiempo, pudimos tener el mismo orden de competitividad de EE.UU. Pero eso lo tenemos que masificar y trabajar mucho sobre la eficiencia”, expresó.
José Martínez de Hoz, socio fundador de MHR abogados y especialista en temas energéticos, aseguró que es prematuro evaluar el impacto de los cambios en las políticas energéticas de la nueva administración de Biden. “La cuestión aún por definirse es si el gobierno de Biden se enfocará en incentivar las energías renovables o si tomará medidas que limiten el fracking. Si ello ocurre, impactará negativamente sobre el nivel de producción de shale oil y shale gas en los EE.UU., y de ocurrir, podría derivar en una disminución de la oferta global que podría impulsar los precios del crudo al alza. Pero, si se tomaran medidas restrictivas, también podría impulsar resistencias al fracking en otras partes del mundo”, advirtió el abogado y asesor empresario.
Para Martínez de Hoz será clave analizar otros cambios posibles en la política exterior de los EE.UU., principalmente en sus relaciones con Irán y Venezuela. “Si se reanudaran las negociaciones sobre el plan nuclear de Irán y éste aceptara volver al régimen de controles internacionales, previsiblemente, los EE.UU. flexibilizarán las sanciones actuales, lo que derivaría en una mayor oferta de crudo al mercado internacional proveniente de Irán. Algo similar podría suceder si EE.UU. lograra traer a Venezuela a la mesa de negociaciones con vistas a una transición”, agregó.
El profesor Kozjul aclaró que un freno al fracking en EE.UU. dependerá de cómo se comporte el sector financiero y de la ley de superficiarios, los que realmente tienen el derecho de propiedad del producido a través del fracking, y donde el gobierno estadounidense no puede tener tanta injerencia para intervenir o disminuir la producción shale. “Si bien la política siempre influye, los petroleros estadounidenses le están ofreciendo un programa de opciones a Biden para no salirse totalmente del juego en el sector energético. El gas es barato en EE.UU. y tiene que serlo, ya que es un elemento fundamental para la competitividad de la industria del acero, que es un sector que tiene una competencia feroz con China. En este sentido no creo que ningún presidente de EE.UU., sea cual sea su nombre o partido al que pertenece, vaya a frenar totalmente el fracking”, afirmó el exvicerrector de la UNRN.
En este escenario surgen otros factores a tener en cuenta, que no implican una parálisis total de fracking, sino un desincentivo, y que se vinculan con los posibles paquetes de ayuda o planes de estímulo a través de créditos bancarios para los petroleros que estaban con muchas deudas, una situación que salió a la luz durante la pandemia. “Puede ser que en este caso haya más problemas para refinanciar dicha deuda y actividad. Pero en un mediano o largo plazo EE.UU. seguirá dependiente de la producción interna, al menos en petróleo porque aún es importador neto de crudo, en ese sentido es previsible la continuidad de la actividad aunque no queda claro que sucederá con la producción de gas destinada a la exportación”, consideró Kozjul .
Para Carnicer, EE.UU. necesitará un equilibro en la búsqueda de la matriz energética y coincidió con Kozjul. “A los países que les va muy bien con el fracking o el carbón, no desplazan todo, mucho depende del mercado internacional. Hoy Estados Unidos es exportador de gas y ese rol lo va a querer seguir teniendo”, subrayó el director de la Diplomatura en la Industria de Petróleo y Gas de la Austral.
En un foro organizado por el IAPG el presidente de Shell Argentina, Sean Rooney, celebró que el avance de la compañía en la perforación y completación de pozos en Vaca Muerta y pidió que el Estado deje “a la industria que se desarrolle sin intervenciones en los precios”. Daniel De Nigris, lead country manager de ExxonMobil Argentina, recalcó que el yacimiento superó el temido riesgo geológico y que al día de hoy se logró perforar pozos laterales largos con fracturas de alta intensidad y producciones acumuladas a 90 días “muy competitivas” en relación a las cuencas de EE.UU. Ahora, dijo Nigris, se necesitan sostener los flujos de capital e inversión en el tiempo para “ser competitivos”.
Otro de los planteos que surgen es la posibilidad de la llegada a Vaca Muerta de compañías de fracking estadounidenses desincentivadas. “Las empresas ya han venido, el factor es el precio. Acá las condiciones macroeconómicas no son adecuadas. Ya están todos, no sé si vendrán más equipos, hoy ya están trabajando. Si es una Argentina que exporta 100 millones m3 diarios de gas ojalá vengan más, pero no creo que suceda en cuatro años”, pronosticó Carnicer.
Según el docente de la Austral para llegar a esos 100 millones se necesita un precio internacional competitivo. “Argentina debería blindar las exportaciones, hay que resolver el problema macro y establecer un sistema que de previsibilidad a la producción, con un precio más barato al mercado interno, y que el Estado se haga cargo de la diferencia, por eso el Plan Gas 4 es muy bueno. Pero si se quiere exportar se debe pensarse como un negocio totalmente independiente, cobrando impuestos locales, pero sin retenciones, y con una figura legal que proteja ese sistema por 15 años”, aseveró.
Al analizar el Plan Gas 4, Martínez de Hoz destacó que permitirá contractualizar el mercado de gas, generar las condiciones para un nivel de precios que permitan recuperar la producción de gas convencional y no convencional y reducir el nivel de importaciones de GNL. “La efectividad de este plan y el nivel de actividad va a depender de la credibilidad de su permanencia en el tiempo y del respeto a las reglas de juego que se establecen”, sostuvo.
En este marco, Kozjul se preguntó: ¿La Argentina piensa orientarse en el mercado externo o el abastecimiento interno? Y se respondió: “En los últimos tiempos se pensó en el mercado interno, y no mucho más. En términos de infraestructura se necesita un tren que salga de Vaca Muerta, un puerto a donde llegar y una planta de licuefacción. Pero, además, que haya un comprador cierto y a un precio atractivo, que sea posible triangular con mercados de Asia o establecer un comercio bilateral con China. También hay que estar atento a lo que ocurra en Medio Oriente y en Rusia respecto al abastecimiento a China e India dos grandes demandantes de GNL”, remarcó.
Más de allá de los planes de Biden, para Kozjul la producción gasífera y petrolera va a seguir existiendo. “La transición energética es un proceso largo, está planteada hacia 2040-2050 y el escenario de sustitución de combustible fósiles se debería dar hacia 2030-2040, en especial para sustituir carbón por gas natural, de otro modo no es materialmente viable. El grado de competitividad de la Argentina va a ser un factor clave para saber si puede exportar ese recurso, y si tiene sentido exportarlo. La pregunta es si la renta que un productor tendría a partir del netback a obtener (según un precio en los mercados de destino y los costos de inversión en infraestructura y de la planta de licuefacción) convertirá en un boom a Vaca Muerta”.
Cernier aseguró que con una condición macroeconómica estable y una seguridad jurídica fuerte Vaca Muerta puede salir adelante. “No es solo gas, es GLP, butano, propano, urea, son todos negocios para la exportación, y hay un mercado para eso. Es una ventana de oportunidades, pero paulatinamente se va a cerrar, si Joe Biden o los países de Europa que van a renovable
Joe Biden es considerado un “pionero del cambio climático”. Tiene proyectos de ley presentados desde 1986 y en 1998 logró la Ley de Conservación de Bosques Tropicales. En 2006, como senador, enfrentó a ejecutivos de BP y Chevron por los subsidios de la industria del petróleo y como vicepresidente de Barack Obama supervisó la Ley de Recuperación, la mayor inversión individual en energía limpia en la historia de los Estados Unidos. Aunque en su plan no lo menciona explícitamente, ¿se animará a frenar el fracking? ¿Beneficiará esa medida a Vaca Muerta y la Argentina? El debate recién comienza, hay mucho terreno por explorar.
El plan Energía Limpia de Joe Biden para EE.UU.
Tener una economía de energía limpia al 100% y emisiones netas cero en 2050.
Realizará inversiones federales “inteligentes” en infraestructura.
Mejorará la eficiencia energética de los edificios (bajará 50% de huella de carbono para 2035).
Exigirá límites agresivos a la contaminación por metano de las operaciones nuevas y existentes de petróleo y gas.
Duplicar los combustibles líquidos del futuro (biocombustibles).
Buscará que el 100% de las nuevas ventas de vehículos ligeros y medianos sean eléctricos.
Impulsará nuevos estándares de eficiencia de electrodomésticos.
Prometió inversión histórica en investigación e innovación energética y climática, con foco en la energía nuclear.
Fomentará el uso de energías renovables para producir hidrógeno libre de carbono al mismo costo que el gas shale.
Descarbonizará el sector alimentario y agrícola y buscará la creación de combustibles sustentables para aeronaves.
Reincorporará a Estados Unidos al Acuerdo de París y convocará cumbre mundial sobre clima.
Exigirá una prohibición mundial de los subsidios a los combustibles fósiles.
Creará una Agencia para la Inversión y Exportación de Energía Limpia y Clima.
Prohibirá cualquier financiamiento en el exterior de “energía sucia” (centrales eléctricas de carbón).
Brindará “alivio de deuda verde” a los países en desarrollo que hacen compromisos climáticos.
Creación de más de 10 millones de empleos verdes bien pagos.
Segunda gran revolución del ferrocarril, con sistema energético “limpio”.
Buscará una moratoria global en la perforación offshore en el Ártico.
Prometió “grandes inversiones” en tecnologías de energía limpia para los países de América.