Nicolás Gadano: “Está todo dado como para que las naftas sigan aumentando”
Considerado uno de los mayores expertos en YPF, Gadano sostiene que en el Gobierno saben que no hay margen para “pisar las naftas y están al filo de la navaja.
Nicolás Gadano, economista, conoce con profundidad el funcionamiento del sector energético (trabajó en YPF) y de la conducción económica (pasó por el Ministerio de Economía y el Banco Central). Tuvo dos etapas tanto dentro de la petrolera como de Hacienda. Autor de Historia del Petróleo en la Argentina (está trabajando en un segunda parte), entiende y explica el impacto de las regulaciones en el mercado de energía sobre el frente fiscal y por lo tanto en la macroeconomía. Crítico sobre la pretensión de los gobiernos de buscar resolver la inflación interviniendo la energía. ¿Argentina tiene un problema con el precio de la nafta o una macroeconomía desequilibrada que busca disimularse pisando los precios de tarifas y combustibles? ¿cómo mandan las demandas de los políticos en el corto plazo para ganar las elecciones y los desafíos que enfrenta la economía en el mediano plazo?
A continuación un resumen de la conversación con Clarín.
– ¿Van a seguir aumentando las naftas?
Está todo dado como para que las naftas sigan aumentando, como la inflación y el dólar. Las empresas tendrán que acomodar los precios al contexto, es decir, una inflación que continuará siendo significativa y un dólar moviéndose porque el Gobierno viene con la estrategia de no retrasar el tipo de cambio. Se podrían sumar factores específicos como el componente impositivo que se calibra cada tres meses ya que las empresas suben los precios para no absorber esos incrementos y la historia de los productores de biocombustibles que les reconoce un costo mayor.
– ¿Podría el Gobierno tomar la decisión de pisar esos precios de cara a las elecciones?
Claro. La historia argentina muestra maneras distintas en que los gobiernos utilizaron las naftas para controlar la inflación. La tentación es alta.
– ¿Cuáles son esas formas?
El gobierno de Mauricio Macri por ejemplo directamente hizo un congelamiento del precio del crudo. Pero también uno puede evitarse la medida administrativa y aprovechar la participación por ejemplo de YPF en el mercado para moldear a la competencia y listo. Forzás a que la empresa aguante los precios y las demás compañías no tendrán mucho más para hacer.
– ¿Cuáles son las consecuencias?
La rentabilidad del sector se dañará y se invertirá menos.
– ¿Por qué cayó el precio de la acción de YPF es tan bajo? Vale US$ 4,2
El precio de la acción refleja la expectativa sobre el futuro de la compañía va más allá del valor de los activos de YPF que en definitiva dependen del precio al que se puedan vender, el control de cambios y otras cuestiones. Uno de los motivos por los cuales la acción de YPF cotiza tan bajo es que el 49% de sus acciones están en manos de privados atemorizados de que su dinero se utilice para pisar el precio de la nafta y que el crudo de YPF no valga US$ 50 sino US$ 20. Entonces cualquier esquema de congelamiento, ya sea formal o informal, utilizando una medida administrativa como la de Macri o apretando una compañía, perjudica al sector y, por lo tanto, el precio de la acción de la empresa.
– Es un esquema donde conviven privados y Estado…
-Para un accionista privado tener como accionista controlante el Estado es un formato letal porque es muy habitual que por momentos el gobierno priorice intereses sectoriales generales y no los particulares del sector, en este caso, hablamos de los combustibles. YPF, atrás en el pasado, había puesto una claúsula de protección a los accionistas minoritarios que dice si alguien quiere hacerse del control de la empresa con más del 15% tiene que hacer una oferta a todos los accionistas. Y es una oferta que puede no ser una precio inferior de un nivel. Cuando YPF fue estatizada en 2012 no se respetó ese estatuto y es el juicio de YPF ahora en Estados Unidos. La acción a US$ 4 demuestra que los privados no quieren estar con el Estado.
– ¿Cómo se soluciona esto?
Si hay una conducción profesional en YPF y viene un ministro de Economía que le dice “no podés subir los precios de los surtidores”, la respuesta debería ser “vos tenés un problema con la inflación, no conmigo, arréglate vos”.
– El ministro de Economía dijo algo que debería conformar a los privados: subsidiar tarifas equivale a aumentar la deuda, subir impuestos o aumentar la emisión…
Coincido. Es un error percibir que porque se pague la tarifa barata no se asume ningún costo. Lo que no se paga con tarifas se hace con impuestos y sino alcanzan los impuestos se cancela con deuda y sino hay manera de financiarse se recurre a la emisión e inflación. El problema de la frase de Guzmán es que no es un comentarista, es ministro. Estamos en febrero las tarifas están congeladas y el ministro pareciera que no tiene control del proceso más que los entes reguladores.
– Históricamente uno encuentra gobiernos con enfoques claros con el rol del sector energético en la economía. El macrismo y el kirchnerismo son un ejemplo, ¿pero cómo encasillaría la actitud del Frente de Todos con el sector y la economía?
En el Gobierno hay abordajes distintos. Pero el margen para desarrollar una estrategia de congelamiento de tarifas para encara las elecciones es también muchísimo más bajo que el que hubo en otra situación con el peronismo. Si tuviera como la Pdvesa de Venezuela como Chávez, bueno, ahí sí sobraba petróleo. Pero Argentina dejó de ser un gran productor de gas convencional. Ni del lado de YPF, ni de las empresas ni de la macroeconomía, existen colchones para financiar un congelamiento de tarifas. Los que en el Gobierno están al frente de la economía se dan cuenta que no hay margen para pisar las naftas y están al filo de la navaja. Pero hay otros sectores que tienen un enfoque más parcial. No está claro hacia dónde va el Gobierno.
– ¿Cuáles son las consecuencias de congelar tarifas y precios en la energía?
Cuando los retrasos tarifarios se instalan por muchos años la gente asume que el costo de la energía es el establecido, uno barato por cierto, y asume que es sostenible. No tiene por qué saber que no es así. Cuando se quiere cambiar el precio la reacción es “pero pará, no puede ser”. Una factura de $ 3000 es cara y tal vez se gasta eso mismo en una cena y ni hablar con el dólar barato viajando afuera en el caso de la clase media. Pero además hay otra cuestión. El mundo va en la dirección del ahorro y la eficiencia energética. Las externalidades del consumo energética son negativas e instalar la idea de que la energía es más barata de lo que es en realidad es una decisión pésima que si se instala durante mucho tiempo configura comportamientos de esos como vemos a personas comprando un generador para su casa o calefaccionando su pileta. Son decisiones de capital sobre la base de precios distorsionados. Ni hablar de las empresas.
– ¿Por qué producir y subsidiar el gas cuando su precio internacional cayó tanto? Es más barato importar
Es una discusión complicada y relevante. Los primeros planes de estímulo de Axel Kicillof y luego con la resolución 46, el Estado aseguraba el precio al productor con valores por debajo del costo de importación. En el primer plan gas se sustituía gas importado de US$ 15 por uno local de US$ 7. Hoy es distinto porque el gas importado es más barato, sale menos de US$ 3: el mercado está sobre ofertado y encima está la pandemia. Lo último que se podría hacer es instalar un sobrecosto en la Argentina de manera permanente. Pagar el gas más caro para sostener a productores que no pueden fabricar gas a los precios internacionales. Pero falta para eso, hoy atravesamos una coyuntura muy especial. No se puede someter a la industria local a la volatilidad de los precios.
– ¿Cómo se sale de esa trampa entre el corto plazo y el mediano plazo, entre el surtidor de nafta y la inflación?
El déficit fiscal es el problema primordial que debe resolver la economía argentina. Me pondría llegar como norte llegar al equilibrio fiscal cuanto antes. Y subordinaría todas estas cosas al objetivo del equilibrio fiscal cuanto antes y afinar los números lo más rápido posible. La cuestión de las tarifas no me parece distributivamente justo cuando los subsidios equivalen a 2 puntos del PBI.
– ¿Hay margen para bajar impuestos?
En el esfuerzo por sostener el gasto, la Argentina aumentó la carga tributaria que condicional las posibilidades de crecer. Entonces muchas veces aparecen los pedidos sectoriales o de organismos para eliminar impuestos. En lo personal creo que el objetivo tiene que ser reducir el déficit entonces yo soy muy prudente con ese tema. Los que dicen “si bajas los impuestos la economía crece” hay que tener en cuenta que son hipótesis que después no se cumplen. En estas condiciones sin acceso al financiamiento y sin poder emitir, pensar en bajar impuestos sería suicida.
Fuente: Clarín.