«YPF no puede pensar en Vaca Muerta como la única tabla de salvación»
La empresa debe diseñar una estrategia de negocios sustentable, sostiene Alejandro Einstoss, economista jefe del IAE General Mosconi. Es clave retomar la exploración convencional. «La política energética argentina es pendular», considera el experto.
La tensa negociación llevada adelante por la empresa petrolera YPF con sus acreedores internacionales la ha convertido en título de todos los diarios. Atrapada en un callejón sin salida, con vencimientos de corto y mediano plazo imposibles de ser afrontados debido a la falta de financiamiento, la compañía atraviesa horas difíciles.
Pero más allá del ruido mediático hay un puñado de razones que la llevaron a estar en esta situación, una estrategia fallida, de cuando la presidencia de Cristina Fernández apostó todas las fichas a convertir a la Argentina en la Arabia Saudita sudamericana a partir de la explotación de los recursos de Vaca Muerta. Lo que ha quedado de eso, remarca Alejandro Einstoss, economista jefe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, es la pesada mochila de la deuda y la urgente necesidad de trazar un plan sustentable de negocios.
-¿Cuál es su visión de la renegociación de la deuda de YPF?
-En relación puntualmente a la renegociación, más allá de algunas consideraciones, creo que YPF va a lograr renegociar al menos una parte considerable de su deuda. Para eso se conjuga una mejora de la oferta inicial, que fue agresiva e inconsulta, fue un error. Hay modificaciones en el acceso al mercado de cambios por parte del Banco Central, que ya ha sido anunciado, y la toma de consciencia por parte del Gobierno nacional de que un default de YPF no sólo representaría el default corporativo más grande de la historia argentina sino que tendría serias implicancias para el resto del aparato productivo. Cerraría definitivamente las puertas al crédito internacional a las empresas.
-¿El default dispararía un tsunami contra el sector corporativo?
-Sería un golpe muy fuerte para el sector privado, para la economía real.
-¿Por qué y para qué se endeudó YPF?
-La deuda de YPF en el año 2012 era de aproximadamente u$s 2.500 millones. La deuda de YPF a diciembre de 2015 era de u$s 8.200 millones. Ese salto en el endeudamiento de YPF se explica por la decisión de la empresa de impulsar el desarrollo de Vaca Muerta. Es decir, de poner todas las fichas en un modelo de negocios, un proyecto de negocios que lamentablemente, visto con el diario del lunes, los activos que se generaron a partir de esa inversión no alcanzan para repagar la deuda. Ese es el origen de la deuda, de esa mochila de endeudamiento que YPF está renegociando.
-Cuando uno lee las noticias en torno al endeudamiento de YPF, surgen comentarios negativos acerca de la gestión de Cambiemos en la compañía. Sin embargo, el salto de endeudamiento fue con el kirchnerismo.
-Claro, y ahí hay una responsabilidad en la decisión de qué rumbo tomó la empresa más importante de la Argentina, que es YPF, en el año 2011 y 2012, momento de su renacionalización parcial. Ahí hubo una decisión. El diario del lunes muestra que esa decisión, de haber puesto todas las fichas en Vaca Muerta, no fue la más acertada. Y hoy YPF arrastra esa deuda que el Gobierno de Cambiemos lo que hizo fue surfear ese endeudamiento en un contexto macroeconómico más benévolo.
-¿Qué lectura hay que hacer del perfil de vencimiento de la deuda? Hacia el 2023 son todos bonos internacionales, deuda en moneda dura.
-El 93% de la deuda de YPF es en dólares. Los vencimientos del 2021 y 2022 superan los u$s 2.000 millones. Ahí radica el problema de YPF. Está entrampada en el corto plazo. En julio de 2020 YPF refinanció casi u$s 600 millones de corto plazo. Eso implica que ya viene con un problema de caja, estructural. El flujo de fondos no le alcanza para el repago de la deuda y mantener un nivel aceptable de inversiones. Esa es la trampa en la que se metió YPF.
-¿Eso se puede despejar mediante un acuerdo? ¿Cuánto mejoraría la situación de la compañía?
-Es parte de la solución, no es la solución. Se necesita despejar en el corto y mediano plazo los vencimientos para tener capacidad de aplicar recursos a buenos proyectos. ¿A qué me refiero cuando hablo de buenos proyectos? Bueno, YPF debería presentar un plan de negocios sustentable, que no sólo esté pensando en Vaca Muerta como la única tabla de salvación. Vaca Muerta es un recurso importante para la Argentina. Hoy el 20% de la producción de energía, de petróleo y gas del país, viene del shale, viene de Vaca Muerta. Ahora, no puede ser el único proyecto viable del país. Porque con la actual coyuntura demuestra no ser competitivo. Cayeron los precios y la Argentina paga un costo de capital muy alto, y el shale demanda capital. Es una aspiradora de dólares. Para que funcione, esos dólares tienen que tener un costo bajo, y la Argentina no paga un costo bajo por el capital que tiene.
-¿En el único lugar que ha funcionado como negocio el shale es en Estados Unidos?
-Como negocio masivo, como explotación masiva, impulsada por inversión privada, sí. Eso se da en un contexto de bajo costo de capital.
POLITICA
-¿La salida de Guillermo Nielsen de la conducción de la empresa se puede leer en clave política? Lo reemplaza Pablo González, diputado y hombre alineado con el kirchnerismo duro.
-Yo lo plantearía de la siguiente manera. La situación de YPF es lo suficientemente grave para que el management de la empresa no esté en manos de gente experimentada en el sector. Entonces, la captura por una parte de la coalición de gobierno del management técnico de la empresa no es un buen mensaje, ni para el resto del sector energético local ni para los acreedores externos.
-Suele hablarse de YPF como la empresa petrolera estatal, pero un 49% de su capital accionario está en manos privadas. ¿Hay una visión equivocada sobre la compañía? ¿Habría que reprivatizarla cuando se ordenen las cuentas?
-En mi opinión personal, es irrelevante este debate. Hay ejemplos como Petrobras, donde el Estado tiene una participación importante en la empresa, pero la empresa está manejada profesionalmente y ha demostrado grandes resultados. Petrobras es uno de los principales productores de petróleo y gas del Pre-salt. Quedarse en la discusión público-privado, es una discusión antigua.
-¿Necesitamos una empresa estatal más dinámica y moderna?
-Esta es una idea importante, ahora bajo esta idea los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner crearon Enarsa, con la idea de reemplazar a YPF. Hoy YPF es irremplazable. La empresa sigue teniendo un peso específico enorme en sector energético. Es el mayor productor de petróleo y gas, es el mayor refinador y vendedor de combustibles. Ahora, YPF necesita ser manejada de una manera profesional y tener un buen plan de negocios.
-¿Qué evaluación hace de la gestión de Miguel Galuccio, que fue presentado como un administrador profesional, por fuera del marco ideológico?
-El balance de la gestión en particular tiene luces y sombras. La sombra es el endeudamiento y el enorme flujo de fondos hacia Vaca Muerta, cómo se estresó financieramente a la empresa con ese proyecto. Entre las luces, YPF puede mostrar Loma-Campana y otros proyectos de inversión que son motivo de orgullo si se quiere, muestra buenos resultados. El costo de la curva de aprendizaje que pagó YPF fue muy caro.
-Hace unos días escribió un texto en el cual destaca que YPF se precipitó en su inversión en Vaca Muerta. ¿Se tendría que haber planificado más a largo plazo?
-Sí, más a largo plazo o diversificar su cartera de negocios. Buscar más recursos convencionales, la exploración del mar. YPF dejó de explorar y concentró todo su esfuerzo en un recurso, y éste es un recurso muy caro de sacar. YPF quedó entrampada en una situación donde la mayor parte de la producción es de yacimientos maduros, viejos, donde la producción es secundaria y terciaria, con lo cual el costo es cada vez mayor, y sumó a su cartera de negocios a Vaca Muerta, donde el costo de sacar petróleo y gas es alto. Entonces entró en una lógica en la cual la estructura de precios internacionales bajaba y los costos promedio de producir energía de YPF aumentaban. Galuccio contó con anabólicos por parte del gobierno de Cristina, que fue el barril criollo. El barril criollo le garantizó a YPF un barril de 70 dólares cuando en el mundo estaba a 40. Con eso los balances de YPF mostraban ganancias e ingresos más altos que los reales. Cuando los contribuyentes no pudieron pagar más la nafta a 70 dólares, la situación se sinceró, el precio de las naftas locales reflejaron el precio internacional, y los ingresos de YPF bajaron y aumentaron las pérdidas.
-¿Se abandonó la producción convencional?
-La Argentina abandonó la exploración desde los «90 para acá. Y se profundizó con la decisión de desarrollar masivamente Vaca Muerta. Pero quizás ese es el problema central de la economía de la energía en la Argentina: la declinación de la producción convencional, a bajo costo, y haber abandonado YPF su rol de explorador, de búsqueda de nuevos yacimientos.
EL PLAN
-Uno ve pasar los gobiernos y plasmarse diversos planes de acción en el sector. ¿Se puede caracterizar como de cíclica o incierta la política energética en la Argentina?
-Es pendular. La Argentina no tiene política energética. El sector naturalmente mira al largo plazo por las características de la inversión, y la Argentina se la pasa pegando barquinazos. Volvamos a YPF como ejemplo. Entre 2007 y el 2015 la empresa operó en un entorno de control de cambios, congelamiento de precios, tarifas. Entre 2016 y 2019, libre mercado de cambios, alineamiento con los precios internacionales, aumento de las tarifas. Y desde el 10 de diciembre de 2019 volvimos a la emergencia, al congelamiento y a la restricción de capitales. Entonces es muy difícil pensar proyectos de inversión a largo plazo en la Argentina. Y eso se refleja en los números de producción de petróleo y gas. El país se la pasa en una emergencia permanente, 18 de los últimos 20 años, que genera incertidumbre, y esa incertidumbre es veneno para la inversión.
-¿El congelamiento que en su momento aplicó el kirchnerismo fue el gran yerro de la gestión en el área energética?
-Un congelamiento salvaje del precio de la energía como el que vivimos entre el 2003 y el 2015 no solamente generó el mayor atraso tarifario de la historia sino que rompió la macroeconomía. Se llevó puesto a través del pago de subsidios el superávit fiscal que tenía el país, y el congelamiento indefinido de precios quitó todo incentivo a la inversión. Hubo que importar cada vez más gas y se llevaron puesto el superávit externo de la Argentina. Si uno mira los números de la macroeconomía en diciembre de 2015, el déficit fiscal se explicaba por el pago de subsidios y el déficit de la balanza de pagos lo explicabas por las importaciones de gas.
-¿Hay una manera de ir reduciendo subsidios, de actualizar tarifas de la manera más indolora posible?
-Mantener el congelamiento de precios y tarifas es imposible. Estás acumulando una tensión que va a tener que ser corregida. La distorsión de precios relativos es enorme. Con una inflación del 40% o quizás superior para este 2021 se genera una presión de precios regulados que en algún momento tendrán que ser corregidos. Se empiezan a ver ciertas correcciones en el interior del país. Las provincias no pueden pagar los subsidios que paga la Nación y estamos viendo que algunas ya empiezan a ajustar. El principal componente que es el precio de la energía, las facturas, eso continúa. Hay que ir a un esquema de descongelamiento gradual que pueda ser aceptado. En un horizonte largo, pero en un camino persistente, donde se focalice el subsidio en aquellos sectores que realmente lo necesitan. El que no puede pagar la energía, debe ser subsidiado por el Estado, pero el que puede pagar, debe pagarlo. Sino el sistema es insustentable.
Durante la gestión de Miguel Galuccio, en el gobierno de Cristina Fernández, YPF apostó todo a Vaca Muerta. La deuda pasó de u$s 2.500 millones en 2012, a u$s 8.200 millones en 2015.
Fuente: La prensa.