Exploración offshore: ambientalistas y petroleros, con las mismas preocupaciones
El debate entre ambientalistas y defensores de la actividad petrolera offshore, por el proyecto de explotación a 300 km de la costa bonaerense, aún no se saldó. Aquí se presenta una mirada desde el frente sindical, en busca de puentes que permitan contemplar todos los intereses en juego.
Desde que se anunciaron los proyectos de extracción petrolera en Mar del Plata se expusieron los impactos positivos para la economía nacional y la posibilidad de convertir a la provincia de Buenos Aires en una base de inversiones petroleras, incluso mayor que la de Vaca Muerta.
Pero, por otro lado, las voces que buscan velar por la protección del medio ambiente en nuestro país también manifestaron su lógica preocupación sobre los riesgos de contaminación ambiental.
El tema se planteó como un falso dilema que enfrenta al desarrollo económico y al medio ambiente, cuando en la realidad es viable realizar la extracción petrolera con procedimientos que cuiden la seguridad ambiental. Por eso, es de vital importancia saldar esas discrepancias y alcanzar el consenso social, lo antes posible.
Cuando hablamos de hidrocarburos, hablamos de un sector que es protagonista en el actual escenario internacional desatado tras la guerra entre Rusia y Ucrania y la necesidad del mundo de encontrar fuentes alternativas para satisfacer la demanda energética.
Es un momento histórico que presenta una gran oportunidad de crecimiento para el sector, y por ende, de impulsar el desarrollo económico del país. Según el ministro de Desarrollo Productivo, estos proyectos podrían generar alrededor de 200.000 puestos de trabajo directos e indirectos y exportaciones por unos 25.000 millones de dólares anuales.
Este crecimiento no tiene por qué ir en detrimento del medio ambiente y del turismo de la costa atlántica argentina.
Primero que nada, no estamos hablando de una actividad nueva. En el país hace veinte años que la explotación offshore se está realizando fundamentalmente en la cuenca austral.
También es una actividad que prácticamente se ejecuta en todo el mundo. Podemos tomar de ejemplo a Brasil, Canadá, Holanda o Noruega. De hecho, en este caso de las costas marplatenses, se va a encargar una empresa noruega, el país con mayor experiencia petrolera en lo que a explotación offshore se refiere.
Es cierto que el riesgo cero no existe. Pero también es verdad que las estadísticas nos pueden arrojar tranquilidad. Con la excepción del incidente en el Golfo de México en 2010, prácticamente no se conocen noticias de siniestros en este tipo de explotación. Son prácticamente inexistentes.
Tranquilidad también nos da la experiencia que tenemos en la Cuenca Austral, donde los procedimientos en cuanto a seguridad son extremadamente rigurosos, y lo serán mucho más al tratarse de aguas profundas.
Al mismo tiempo surge la preocupación de ciudades populosas cerca de la extracción. Pero lo cierto es que estamos hablando de un pozo a más de 300 kilómetros de distancia de la costa bonaerense, por lo tanto, según el Instituto Argentino de Petróleo y Gas, la ciudad ni se va a enterar de los trabajos.
Se ha avanzado mucho en protocolos de seguridad y estándares internacionales para que el crecimiento económico en este rubro sea sustentable y proteja los ecosistemas.
Es relevante saber que la explotación offshore puede desarrollarse en completa armonía con el entorno ecológico mediante emprendimientos sustentables, y tales obras serán desarrolladas bajo estándares nacionales e internacionales regulados al máximo nivel.
Al plantear el tema de la explotación offshore y los riesgos ambientales, incluso está mal hablar de discrepancias, ya que al sector trabajador petrolero que representamos y a las organizaciones ambientales, nos unen los mismos intereses y las mismas preocupaciones: que la industria se desarrolle bajo criterios de seguridad y de manera amigable con el ambiente.
La sociedad muestra sus preocupaciones por la sostenibilidad del medio ambiente y la representación laboral comparte el interés de velar por esa sostenibilidad. También es el hábitat de nuestra fuente de trabajo, y como consecuencia, del ambiente en el que se desenvolverán nuestros propios compañeros y compañeras.
Seguimos enredados en discusiones anacrónicas que no toman en cuenta los avances que se han producido en materia de seguridad ambiental y que funcionan sin inconvenientes acá y en otras partes del mundo.
En estos meses, se llevaron a cabo varias reuniones entre los diferentes protagonistas, públicos y privados, y así como esperamos que pronto se puedan destrabar todos los mecanismos legales y se empiece a explorar y producir en la región, deseamos que todas las medidas disponibles para prevenir y mitigar todo tipo de riesgos se pongan en práctica.
Nadie más interesado que nosotros en que estos emprendimientos en la costa argentina cumplan todos los requisitos de seguridad ambiental. No hay ningún versus en esta historia. El miedo nos paraliza, y eso no lo podemos permitir cuando tenemos enfrente una oportunidad que puede impulsar al país y generar la entrada de dólares para la economía nacional.
Fuente: Cronista