Cuál es el aporte de la energía hidroeléctrica a la transición energética
El país se encamina hacia una conjugación de oportunidades en el frente energético. La importancia de un recurso puente como el gas natural y la contribución de las fuentes renovables rumbo a un modelo sustentable. El aporte de la energía hidroeléctrica.
La Argentina cuenta con el potencial para posicionarse junto con otros países al frente de la transición energética. La oportunidad surge en virtud de los abundantes recursos, los proyectos que posee en materia de energías renovables y la generación de baja o nula emisión de gases de efecto invernadero. En conjunto, éstos permiten augurar un futuro auspicioso desde una perspectiva socioeconómica y también ambiental.
En lo que refiere a beneficios para el entorno, el proceso de generación, distribución y consumo eléctrico a partir del sol, el agua o el viento, por ejemplo, ayuda a desacelerar el calentamiento global.
La clave de esta mejora reside en que la utilización de este tipo de energías contribuye en gran medida a la sustitución de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, piezas fundamentales de la generación eléctrica tradicional.
Se busca, entonces, ampliar el porcentaje de aporte de las fuentes sustentables en la matriz energética nacional. Esta acción implica la reducción gradual de aquellos métodos que, sobre la base de la quema de hidrocarburos, provocan distintos niveles de emisión.
Asimismo, la promesa vigente de Vaca Muerta permite vislumbrar un devenir virtuoso en cuanto al pasaje hacia recursos renovables. Especialmente, con el gas natural como puente principal hacia un futuro sustentable, sobre la base de que este hidrocarburo que abunda en el yacimiento neuquino registra tasas menores de emisión, reducción que se potencia gracias a las tecnologías de las centrales de generación en ciclo combinado.
Con todo, a nivel nacional continúa consolidándose la participación de este tipo de recursos, en tanto se multiplica el desarrollo de grandes obras de infraestructura que posibilitan seguir ampliando la capacidad instalada en el país.
En concreto, funcionan 192 proyectos renovables, los que agregan 5.199 MW al Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Abastecen así la demanda eléctrica de más de 5,3 millones de hogares. Durante el año pasado, según información oficial, se habilitaron tres parques solares, dos pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, dos centrales térmicas y un parque eólico, localizados en las provincias de Mendoza, Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, San Juan y San Luis.
A su vez, se espera que en los próximos años se añadan 1.310 MW de potencia a partir de la finalización y puesta en marcha del Aprovechamiento Hidroeléctrico del Río Santa Cruz. Se trata de una obra de gran magnitud que abarca las centrales hidroeléctricas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic. Cada una aporta 950 y 360 MW a la matriz, respectivamente.
En ese sentido, desde una de las compañías a cargo de la construcción de las represas, Eling Energía, señalan que el proyecto posibilitará una disminución de 3,2 megatoneladas de dióxido de carbono en cuanto a gases de efecto invernadero.
Según el presidente de la firma, Juan Manuel Pereyra, “la puesta en marcha de las centrales equivale a una reducción de un 6% del volumen de emisiones en la matriz de generación de nuestro país”.
“Como empresa nacional de desarrollo de infraestructura e ingeniería, sentimos orgullo de ser protagonistas de la construcción de esta mega-obra”, prosigue Pereyra. Y completa: “La finalización de las obras representará, entre otras ventajas, un incremento de 11,4% de potencia hidroeléctrica instalada a nivel país”.
Además de megaproyectos como el del Río Santa Cruz, en la Argentina existen proyectos que se desarrollan como alternativas de menores escalas. Estos son el Aprovechamiento Hidroeléctrico del Brazo Aña Cuá, en la Central Yacyretá, que permitirá incrementar la generación media anual y la potencia actual en un 9 por ciento.
También, se encuentran el Aprovechamiento Multipropósito Chihuido I, en Neuquén, y Portezuelo del Viento en Mendoza que, en caso de concretarse, aportarán al fortalecimiento del sistema y a la generación de energía limpia y renovable.
En relación a la construcción de nuevas centrales de generación en ciclo combinado, rápidamente se pueden sumar 810 MW de potencia de bajas emisiones. Esto puede ocurrir, por ejemplo, si se concreta la construcción de la Central Termoeléctrica Manuel Belgrano II, que ya tiene contrato de construcción firmado y está a la espera de concretar las ofertas de financiamiento existentes.
En definitiva, gracias al empuje simultáneo de los distintos frentes que sustentan la transición energética, se trate del gas como puente, emprendimientos de escala menor, parques u obras de gran magnitud como las centrales hidroeléctricas, la Argentina continúa materializando su potencial de generación eléctrica de baja o nulas emisiones, con todo listo para posicionarse a nivel global.