La transición energética podría crear 40 millones de empleos para 2050
Se espera que la demanda laboral en el sector renovables se triplique en los próximos treinta años. Se estima que Asia ocupe el 55% de los empleos, seguida de Europa con el 14% y América con el 13%. Sólo el 9% estarían en África.
Un nuevo informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) señaló que «las políticas progresistas son fundamentales para impulsar los beneficios socioeconómicos de la transición energética y difundirlos ampliamente en todo el mundo».
El análisis socioeconómico de las perspectivas de transiciones energéticas mundiales de IRENA ve una prosperidad económica significativa y exige acciones con políticas progresistas y muestra que el mundo podría presenciar un aumento anual promedio del PIB del 1,5% para 2050 si se sigue la senda de 1,5°C que cumple con el Acuerdo de París.
También se espera que la transición energética cree 40 millones de empleos adicionales en el sector energético para 2050, con 18 millones de empleos más a nivel mundial solo en energías renovables.
El análisis socioeconómico encuentra que los impactos de la transición varían entre regiones y países, destacando las disparidades en el desarrollo económico y subrayando la necesidad de estrategias económicas inclusivas.
Aunque se espera que el empleo en el sector de las energías renovables se triplique para 2050 en general, los empleos están distribuidos de manera desigual entre las regiones. Se espera que Asia ocupe el 55% de los empleos renovables mundiales para 2050, seguida de Europa con el 14% y las Américas con el 13%. Sólo el 9% de los empleos estarían en el África subsahariana.
El informe de IRENA advirtió, además, que la transición energética está desviada y exige medidas urgentes y radicales, incluida una triplicación de la capacidad instalada de energía renovable para 2030.
El documento describe los impactos socioeconómicos del escenario de 1,5°C. Proporciona a los responsables de las políticas información sobre cómo la actividad económica, el empleo y el bienestar humano se verán afectados por un aumento de 1,5°C y, por lo tanto, ayuda a los gobiernos a diseñar políticas que maximicen los beneficios de la transición.
El Director General de IRENA, Francesco La Camera, aseguró que «los formuladores de políticas se han concentrado predominantemente en las facetas tecnológicas de la transición energética, pasando por alto a menudo sus implicaciones socioeconómicas”.
Y añadió: “La transición energética es muy prometedora para impulsar la economía global, pero debemos abordar la desigualdad persistente. Cerrar las brechas en la ambición de las políticas climáticas y fomentar cambios estructurales esenciales plantea exigencias sin precedentes a los responsables de las políticas. Debemos facilitar resultados de transición positivos y al mismo tiempo garantizar que estas oportunidades se distribuyan equitativamente entre regiones y países».
Fuente: Mejor Energía