La minería: un catalizador para el desarrollo sostenible de la Argentina
De todas formas, es necesario un enfoque colaborativo que fomente la inversión a largo plazo que promueva las mejores prácticas de la industria.
¿Puede la minería ser parte de las soluciones para el desarrollo del país? Días atrás, en el encuentro anual de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham), abordamos este interrogante crítico que atraviesa la agenda pública junto con un destacado grupo de colegas que formamos parte de un panel bajo la consigna “La Minería: una nueva frontera de oportunidades para la Argentina”.
Y la respuesta fue y es categórica: la minería tiene el potencial de ser un catalizador para el desarrollo económico y social del país.
Sin embargo, para aprovechar plenamente esta oportunidad, es necesario un enfoque colaborativo que fomente la inversión a largo plazo y promueva las mejores prácticas de la industria, para generar confianza en todos los públicos de interés, que van desde las instituciones al ecosistema global de negocios y desde los individuos a las comunidades.
Es innegable que la minería emerge como un sector estratégico con un potencial transformador significativo. La Argentina es una de las mayores reservas minerales del mundo junto con Chile y Bolivia. Resulta entonces por demás esencial que la industria forme parte de la agenda de desarrollo económico, social y ambiental del país.
¿Qué necesitamos para poder contribuir al desarrollo? El compromiso de todos los actores para crear un entorno propicio para la inversión a largo plazo, lo que implica establecer un marco regulatorio claro y estable que genere confianza y garantice seguridad jurídica.
En este sentido, la colaboración entre el gobierno y las compañías es fundamental. Debemos trabajar para promover un desarrollo minero responsable en articulación con las comunidades locales y el medio ambiente. La transparencia y el diálogo abierto resultan clave para construir relaciones sólidas y duraderas basadas en la confianza mutua.
Las empresas mineras tienen también la responsabilidad de demostrar su compromiso con las buenas prácticas de la industria, pues son estas buenas prácticas una de las mayores contribuciones a la confianza.
En Newmont Cerro Negro, nos enorgullece ser pioneros en la implementación de tecnologías innovadoras que no solo mejoran la eficiencia operativa, sino que además promueven la seguridad de los trabajadores y reducen el impacto ambiental. Un ejemplo notable de esta innovación es nuestra adopción de la teleoperación en nuestras minas subterráneas en el Macizo del Deseado, en la provincia de Santa Cruz. Esta tecnología nos permite ser la primera mina teleoperada de la Argentina.
Operando maquinaria desde la superficie en un ambiente controlado, se obtiene una sensible mejora en la seguridad al reducir la exposición a condiciones peligrosas en el subsuelo. Además, la teleoperación optimiza las maniobras, aumentando la productividad y prolongando la vida útil de los recursos en proyectos a 30 años vista.
La tecnología juega un papel crucial en la gestión de la biodiversidad en la industria minera, facilitando el monitoreo ambiental, la planificación de la restauración de ecosistemas y la mitigación de riesgos para los ecosistemas naturales. Y lo mismo sucede con la gestión del agua, donde permite un uso más eficiente y sostenible de este recurso vital, facilitando la reutilización del recurso, el monitoreo continuo y la gestión de residuos y la optimización de procesos.
La industria tiene por delante el desafío de seguir innovando y mejorando sus prácticas para impulsar el desarrollo sostenible de las operaciones y permitir que la minera contribuya al crecimiento económico de Argentina.
Fuente: María Eugenia Sampalione, directora general de Newmont Cerro Negro para Ambito