Acero: la región está entre 25% y 30% por encima del nivel de 2019
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Alejandro Wagner, flamante director de ALACERO dialogó sobre el panorama de la región y de Argentina, los principales desafíos y cómo impactó la pandemia en la industria.
Periodista: ¿Si bien aún no terminó la crisis sanitaria, podría hacer un balance del impacto de la pandemia sobre la industria siderúrgica regional?
Alejandro Wagner: Golpeó mucho. Como sabe, frenar un horno o un proceso de laminación de un día para otro y arrancarlo de un día para otro, es un proceso importante. Cualquier proceso productivo siderúrgico no solo tiene un problema operativo de frenar y arrancar, diría incluso más de arrancar que de frenar, sino de dotaciones. El gran desafío que pasó la siderurgia, como cualquier industria manufacturera, fue continuar trabajando, porque las plantas prácticamente no pararon nunca, dado que el parate fue tan pronunciado como el arranque, solo unos pocos meses hubo baja actividad. Y encima tuvieron que enfrentar una demanda creciente con turnos rotativos, suspensiones, contagios, sospecha de casos que implicaba un pool de gente enteró que había que sacar, etc., la verdad que fueron meses de mucho estrés. Los números fríos muestran esa curva en “V”, con caídas estrepitosas de entre -30% hasta -70% en la producción allá por el segundo trimestre de 2020.
Los incentivos fiscales y monetarios lanzados por la mayoría de los gobiernos dieron lugar a una recuperación del consumo, especialmente en la construcción, que fue muy rápida, y en dos o tres meses se recuperó el nivel pre pandemia. De modo que fue una curva en “V” pero al mirar año contra año la caída fue de 10%. Lo que no se ve en esa curva escondida de un -10% fue un estrés operativo y un desafío operativo fenomenal nunca antes visto en la industria, que al fin y al cabo dejó un aprendizaje de una resiliencia colosal. Y lo importante es que esa curva sigue subiendo, ahora en los últimos dos o tres meses se estabilizó un poco, porque básicamente se recuperaron los stocks intermedios (lo que pasó fue un descalce tan grande en la cadena de valor -automotrices, maquinaria agrícola, línea blanca, etc.- que frenaron sus propias plantas, frenaron los pedidos, las órdenes a las usinas que no trabajan con stocks, con lo cual lo que se estresó fue la cadena intermedia de stocks -los distribuidores- que cayeron también a mínimos históricos), y cuando la demanda comenzó a recuperar y las ordenes volvía a llover el desafío fue recuperar la producción muy rápido para recuperar esos stocks y atender la demanda final.
Así fue en toda la región. Hubo algunos meses de desfasaje naturalmente, de demoras en las entregas que para fin de año ya se estaban estabilizando, y en el primer trimestre de este año diría que se terminaron de estabilizar. Y hoy la demanda sigue fuerte, de hecho si uno mira las estadísticas de julio, la Argentina tuvo un crecimiento del 8% mensual en el consumo, y en el acumulado del semestre de un 30% contra el 2020 que si bien compara con lo peor de la crisis, cuando se lo compara con el nivel pre pandemia a nivel regional, depende del país, estamos entre 25% y 30% por encima del 2019. Esto muestra cómo se fue recuperando la demanda a pesar del estrés de stocks y se lo recuperó, ahora la demanda continúa muy fuerte. En Argentina, en sectores más consumo masivo como puede ser línea blanca, electrodomésticos y envases (hojalata, alimentos y aerosoles) empezó a mermar algo, pero está en niveles razonables, también con meses de invierno que son estacionales. Hoy parece que la calma llegó, de toda esa tormenta de parar, arrancar, de recuperar stocks, hoy está estabilizada, a pesar que la pandemia continúa.
P: ¿Cuánto de esa recuperación fue demanda real y cuánto stocks?
A.W.: Es difícil saberlo bien, pero ha sido mitad y mitad. Las estadísticas reales muestran crecimiento en todos los sectores, autos, línea blanca, construcción, envases, incluso el energético que estaba un poco atrasado (Vaca Muerta también recuperó demanda de tubos sin costura). Ya unos meses atrás se habían recuperado los stocks intermedios de modo que al haber seguido produciendo a este ritmo quiere decir que es demanda real.
P: ¿En construcción, es la obra pública?
A.W.: No, es todo privado fundamentalmente. Donde se ve claramente (además del consumo de hierro redondo y de planos) es en el cemento donde la demanda es minorista en bolsa y no a granel, típicamente para obras y edificios. Debe haber componente de dólar atrasado y especulación, y pesos que sobran, y la gente construye. También creció mucho la construcción en seco y hay otro componente para analizar que es un cambio de hábito con el teletrabajo que hizo emprender pequeñas refacciones en los hogares. En Brasil se ve algo similar, donde se están rompiendo récords históricos de 2013 de producción y en la construcción.
P: ¿Cómo impactó el boom de los commodities sobre los costos de producción?
A.W.: En los últimos doce meses fue impresionante lo que subieron los principales insumos básicos, el mineral hierro, el carbón y la chatarra, aproximadamente entre 100% y 200% a niveles históricos, poniendo presión sobre los costos de las usinas. En todo el mundo. Pero el impacto sobre los costos no llega ni a la mitad, depende de cada país.
P: ¿Cómo juega China en esto?
A.W.: Sus decisiones de producción afectan tanto los precios de los insumos como de los productos. Pero hay un problema grave que es la sobrecapacidad productiva mundial, el mundo produce 1.900 millones de toneladas de acero por año, de eso la mitad son chinas, pero hay un exceso de capacidad de 600 millones de toneladas anuales, la mitad está alocado en Asia e India. Es la principal amenaza sumada al boom de los commodities. Pero además hay un debate sobre el llamado “costo argentino” o “costo brasileño” donde amén de discutir las reglas de mercado y China, hay que debatir el costo local (impuestos, laborales, logística, etc.). Hoy hay 66 medidas antidumping activas en la región, la mitad contra China.
P: ¿Cuál es la nueva agenda de ALACERO?
A.W.: Se viene la batalla del medio ambiente. Con la pandemia se aceleró el desafío de la descarbonización de la industria que contribuye con el 9% de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Ya las empresas de la región anunciaron inversiones y compromisos con miras al 2030, pero para los objetivos del 2050 de París se necesita un diálogo fluido con los gobiernos. La región no está tan mal. La intensidad de la contaminación se mide por cada tonelada producida de acero, China emite 2,1 toneladas de CO2 por cada tonelada de acero, el promedio mundial es 1,8, y en Latinoamérica es 1,6.
Fuente: Ámbito Financiero