Agro: De Vaca Muerta al agro pampeano; el gas impulsa inversiones en fertilizantes
El boom de los hidrocarburos no convencionales alienta planes para construir nuevas plantas de producción de urea. La conexión con Santa Fe.
Vaca Muerta y Vaca Viva. La emergente región del petróleo y gas no convencional y la tradicional zona núcleo apropecuaria pampeana mantienen vasos comunicantes. Ambas son consideradas por la política pública como grandes tractores de la economía, en el presente y por los próximos años.
Hay complementariedad aunque también disputa por la centralidad a la hora de las decisiones estatales, que involucran regímenes especiales de inversiones como el Rigi. Y si bien las dos son vistas como fuentes de dólares, hasta ahora, es el agro el que los provee en masa, fundamentalmente los que ingresan al Banco Central.
A la par de que muchas empresas agroindustriales se posicionan o se reposicionan en el negocio de la energía, un conjunto de empresas metalmecánicas y otros proveedores históricos del sector, desembarcan en la meca del shale oil & gas como parte de una estrategia de fertilización. Hay otro punto de relación entre ambos colosos de la geografía económica nacional: los fertilizantes.
Argentina produce 1,3 millones de toneladas de urea, el fertilizante que representa el 50% de la producción mundial, y consume 2,5 millones. El resto se importa. Pero esta situación podría cambiar a partir de la existencia de una fuente de gas “abundante y barato” como el que provee Vaca Muerta, y de la inversión en conexiones adecuadas, como las de gasoducto Perito Moreno, ex Néstor Kirchner, para evacuar esa producción.
La Cámara de la Industria Química y Petroquímica (Ciqyp) viene sosteniendo en distintas presentaciones que el sector está a las puertas de su quinta ola histórica de inversiones en el país, con proyectos por u$s 14 mil millones. Esto incluye la construcción de plantas de gas licuado y proyectos en metanol, polietileno y poliestireno. Pero es el rubro de fertilizantes uno de las más aventajados en la línea de largada, con planes por casi u$s 4 mil millones.
Proyectos de inversión
En los últimos meses tomaron estado público los proyectos de Pampa Energía, el grupo energético dirigido por Marcelo Mindlin, y de Profertil, propiedad de YPF y la canadiense Nutrien. El primero planea construir una planta de urea con una capacidad de producción estimada en 1,5 millones de toneladas anuales, con una inversión que oscila entre u$s 2.000 y u$s 3.000 millones. El segundo apunta a duplicar la producción de la planta de Bahía Blanca, con una inversión de más de u$s 1.500 millones.
La planta de Profertil, la mayor productora del país, fue construida hace más de 30 años en Bahía Blanca, luego de una puja por su localización con Puerto San Martín, en el cordón industrial del Gran Rosario. Décadas después, aquella decisión parece haber anticipado el dispar derrotero de dos de los polos químicos y petroquímicos del país.
Uno en expansión y otro que en los últimos años vio perder unidades productivas emblemáticas. Podría haber una pequeña ventana para la revancha si el proyecto del grupo Mindlin, que todavía no tiene totalmente cerrada la ubicación, volcara finalmente su preferencia por el Litoral, en lugar del sur de Buenos Aires.
“En este mercado, Bahía Blanca tiene la ventaja de que ya tiene un polo productor y cuenta con un muelle de aguas profundas bastante importante como para exportar, pero el Gran Rosario está mucho más cerca de la pampa húmeda, que es el gran consumidor”, señaló Jorge De Zavaleta, director ejecutivo de Ciqyp. Y agregó: “ambos polos están competitivos para recibir inversiones en este área, desde la logística, el Gran Rosario es importante porque la urea no tiene un precio muy alto y el costo logístico impacta mucho”.
De Zavaleta es un ejecutivo con muchos años en el sector. Desde ese lugar, avizora el rumbo de lo que entiende es una nueva ola de inversiones. “Desde 1942, cuando se inauguró la primera planta petroquímica hubo varias y, ahora, gracias al boom del shale oil y shale gas, con la rica historia que tiene la Argentina en esta actividad y la oportunidad de tener gas natural abundante y competitivo, es bastante entendible que se estén pensando en inversiones para monetizar ese gas”, señaló. No obstante, aseguró que para cirstalizarlas “se deben dar algunas cosas anteriormente, como la evacuación del gas natural, por eso se hizo el gasoducto que ahora se llama Perito Moreno (ex Néstor Kirchner) y se está tratando de revertir el gasoducto norte”.
La petroquímica está en la vida cotidiana, desde los productos de limpieza y el cuidado personal, hasta la vivienda, vestimenta, educación, transporte, comunicaciones, etcéteras. “Es una industria de industrias”, destacó el director ejecutivo de Ciqyp, a quien no le parece extraño que los primeros planes de los que se escuche hablar estén relacionados con fertilizantes. “Es que con el gas se producen los fertilizantes nitrogenados y si bien Argentina cuenta con una planta productora de tamaño mundial, la producción local apenas suministra el 50% del consumo local”, explicó. El fertilizante, precisamente, permite “transformar energía en alimentos”.
Igualmente, los nuevos proyectos de inversión miran más allá del mercado local. “Con esta fuente de gas, hay que pensar en el mundo”, señaló. El cliente potencial más próximo es Brasil, el mayor importador del mundo de urea, con 8 millones de de toneladas o “el equivalente a casi seis plantas de tamaño mundial”.
El escenario para Santa Fe
¿Cómo se posicionará la provincia de Santa Fe en este escenario? “Creo que llegando gas, el Gran Rosario va a tener lugar en este boom de inversiones, el gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner) permitió traer más fluido hacia la zona de Buenos Aires, si se hace la conexión que falta entre Neuquén y el sur de Córdoba puede haber muchísimo más gas para la zona del Litoral y se puede pensar en industria relacionada con su monetización”, describió.
De Zavaleta señaló que la mayoría de las inversiones que se ven aguas abajo de Vaca Muerta son de grandes compañías locales. Pero multinacionales como Shell o Total, que están en el área de petróleo y gas, comienzan a participar en proyectos de evacuación, que implican inversiones de más de u$s 2.000 millones. “Muchas multinacionales están mirando a la Argentina con muchísima atención, si las inversiones de conexión se hacen, podríamos estar asistiendo a una ola de inversiones para el inicio de 2027”, vaticinó.
¿Por qué no antes?. Porque primero tiene que pasar el chubasco de la sobreoferta china en el mercado mundial. Así lo contó el director ejecutivo de la cámara: “China es el mayor consumidor de productos químicos del mundo y en los últimos 20 ó 25 años invirtió mucho para bajar las importaciones, con plata muy barata construyen plantas casi en la mitad del tiempo que en Estados Unidos y a un costo casi 30% ó 40% menor”. Este proceso la convirtió en un gran productor, condición que no aflojó pese a la desaceleración de la demanda doméstica. El resultado es una inundación de productos que “durará por lo menos dos años más”. Esto explica, a su juicio, por qué “las empresas están mirando de acá a dos o tres años comenzar las inversiones”.
Los cruces entre agro y energía
Agro, alimentos, energía y minerales son los sectores que, junto a la economía del conocimiento, dinamizan la economía argentina. Aunque el contexto global presiona y la realidad local se reconfigura, las oportunidades de crecimiento son posibles de aprovechar. Y las grandes compañías se cruzan en sus proyectos. Así como YPF, la principal petrolera de Vaca Muerta, refuerza su ya conocida marca YPF Agro, empresas como MSU y Molinos, de raíz agropecuaria, toman o retoman posiciones en el área de la energía.
El Grupo MSU es una empresa familiar que lleva cinco generaciones de productores agropecuarios. Su CEO, Manuel Santos Uribelarrea, contó en el último coloquio de Idea, que la firma tiene tres verticales: agropecuarios, energía y energías renovables. “Hace 10 años repensamos la compañía con foco en las oportunidades de Argentina, así creció la vertical del agro, se nos abrió la puerta para entrar en el negocio de energía y, luego, en 2022, iniciamos MSU Green Energy”, relató.
Desde 2017, MSU invierte también en el área de energía. Actualmente abastecen a grandes compañías y tienen 350 Mw de capacidad instalada pero para 2025 apuntan a llegar a 500. “Estamos en dos sectores, como el agro y la energía, que creemos que son estratégicos para la economía argentina”, resaltó.
Por ese camino transitan también Molinos, Molinos agro y Pecom. El grupo Pérez Companc es una de las líderes del sector agroindustrial y hoy está volviendo a la operación de petróleo y gas. “En las próximas semanas, tomamos los campos ganados en licitación con YPF y volvemos a operar campos petroleros. Es un desafío muy grande, porque son campos maduros”, explicó Luis Pérez Companc, su presidente.
Es conocido el desembarco de unas 200 empresas de la provincia, muchas proveedoras de la agroindustria, en el negocio de los hidrocarburos y la minería. Esto se refleja en el trabajo que realiza desde hace varios años la Mesa de Gas, Petróleo y Minería de Santa Fe.
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Fuente: Agro Clave