Alberto Fernández, Silvina Batakis y un mensaje al FMI mientras se evalúa qué camino seguir
Batakis dijo que creía en el equilibrio fiscal, la acumulación de reservas y el incremento de las exportaciones. Mensaje a Kristalina Georgieva y a los brokers estadounidenses.
Alberto Fernández, Silvina Batakis y un mensaje al FMI mientras se evalúa qué camino seguir
Una de las cuestiones más relevantes quedó vedada este lunes detrás de la escalada del dólar. En las horas previas a la asunción de Silvina Batakis como ministra de Economía, el presidente Alberto Fernández se reunió con ella en Olivos. Según las fuentes, el vector de todo el diálogo fue, como se preveía, el programa económico que el Gobierno tiene en marcha, un derrotero signado por el acuerdo sellado con el FMI. Está claro qué pretende el presidente de Batakis: que cumpla el rol de Martín Guzmán. Como decía Irving, el ídolo de hoy arrincona al héroe de ayer.
Con el correr de las horas, la propia Batakis dejó su rúbrica en tres cuestiones. En una breve declaración a la prensa, dijo que creía en el equilibrio fiscal, la acumulación de reservas y el incremento de las exportaciones. Mensaje a Kristalina Georgieva y a los brokers estadounidenses que, por el 4 de julio, este martes comienzan a negociar los bonos soberanos.
Hasta ahí, el pedido de Alberto Fernández y el compromiso de Silvina Batakis. Pero hay preguntas.
Presidencia de la Nación
¿Podrá apartarse de esa senda la economista? ¿Sumará otros aspectos que hasta ahora quedaban al margen de la agenda del ahijado de Stiglitz? Por lo pronto, habrá que evaluar qué hará Silvina Batakis con el Club de París. Martín Guzmán tenía comprometido su viaje para esta semana con la finalidad de negociar la deuda de unos u$s 2.400 millones, una conversación pendiente que condiciona, a su vez, la posibilidad para que las empresas puedan tomar crédito en el mercado internacional. También habrá que analizar qué camino toma el programa económico si es que, como se presupone, el Gobierno quiere marcar una continuidad en el cumplimiento con el FMI.
De todas formas, por lo bajo, asoma una cuestión central. Es una especie de engañosa disyuntiva. Por un lado, lo acordado con el FMI está evidenciando serios problemas para poder ser honrado. Las cuentas fiscales no terminan de acomodarse a lo comprometido. Tampoco la pauta de inflación, el acumulado de reservas y mucho menos, los registros de emisión monetaria y profundidad del mercado de deuda en pesos. Por eso se fue, en parte, Martín Guzmán. Porque para poder mantenerse dentro del margen del compromiso, el Gobierno debe dar volantazos que terminan decantando otros efectos colaterales. Un ejemplo: para cumplir con la pauta acordada de acumulación de reservas el Gobierno aplicó restricciones adicionales en materia importadora. Esto llevó al dólar financiero por encima de los $250 y ayer hubo otro salto. Sería difícil no pensar que probablemente, toda esta concatenación no generará mayor presión inflacionaria y, por ende, mayor presión sobre el Banco Central. Conclusión: el cumplimiento del compromiso con el FMI genera otros efectos indeseados. Por ende, si el Gobierno quiere seguir en la senda del FMI deberá renegociar los compromisos asumidos por Guzmán en las revisiones trimestrales.
Ahora, el otro lado de la cuestión. Si Batakis logra autonomía, es probable que quiera mitigar de una forma importante el impacto social que tiene el acuerdo con el FMI. Sobretodo, la aplicación a rajatabla del programa económico. Se inscriben aquí cuestiones tan disímiles como la segmentación tarifaria, negociaciones paritarias, supervisión de los programas de precios, gasto público vinculado a asignaciones, jubilaciones, pensiones y mucho más. ¿Cómo podrá la ministra atacar estas cuestiones si, al mismo tiempo, debe renegociar con el FMI en condiciones adversas? ¿Contará con el respaldo del presidente y de toda la coalición? Si bien se trata de algo sumamente complejo, es indudable que Batakis pondrá en su agenda la cuestión social. Si es así, de fondo, habrá que ir resolviendo otros debates, no menos importantes. ¿Qué tipo de matriz económica quedará consolidada en la Argentina? ¿Será de ahora en más una economía signada por la comercialización de materias primas? ¿Dependerá la Argentina de su frente externo para poder salir adelante? ¿Cómo hará para incluir a millones de argentinos que no participan del negocio exportador de los hidrocarburos, ni minería, ni agronegocios? ¿Cómo puede asegurar cierta evolución de la maquinaria del consumo indispensable para distribuir mejor?
Fuente: Ambito