BIOCOMBUSTIBLES: CON COLOMBIA Y ARGENTINA COMO BASE, EXPERTOS DESTACAN EL POTENCIAL DEL BIODIESEL EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma y Luis María Zubizarreta, presidente de Acsoja y Carbio, llamaron a impulsar la producción de biodiesel en la región.
En el mundo, el 90% de la materia prima utilizada para la confección de los biocombustibles proviene de aceites de soja, palma y colza.
En un foro organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de FEDEPALMA y Embajador de Buena Voluntad del IICA, y Luis María Zubizarreta, presidente de ACSOJA y CARBIO, llamaron a impulsar la producción de biodiesel en la región.
La industria colombiana de los biocombustibles lleva una década de desarrollo y en este tiempo ha logrado ser parte de la matriz energética del país y exportar parte de su producción, un éxito que radica en las políticas públicas de las que nació, de acuerdo con el presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite de Colombia (FEDEPALMA) y Embajador de Buena Voluntad del IICA, Jens Mesa Dishington.
Mesa explicó que en su país decidieron incorporar a los hidrocarburos regulares un 10 por ciento de biocombustible a base de aceite de palma. Hoy, además de impulsar la flotilla vehicular con una fuente sostenible, han logrado crear mercado -inclusive en Europa- para subproductos de las industrias alimenticia, cosmética y farmacéutica.
El biodiesel es el principal destino del aceite de palma en Colombia y brinda más 184 mil empleos directos.
“El crecimiento de la industria ha generado mejores condiciones para los territorios rurales. En la ruralidad colombiana el 86 % del empleo es informal mientras que en la cadena de palma aceitera el 82,3 % del empleo es formal y digno”, aseguró Mesa.
“Hemos experimentado un crecimiento en la siembra de palma donde antes existían cultivos de coca”, agregó.
Mesa y el presidente de la Asociación de la Cadena de Soja de la Argentina (ACSOJA) y de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), Luis María Zubizarreta, explicaron las relaciones existentes entre la producción de biodiesel y sus impactos en las cadenas de valor agrícola de la palma en Colombia y la soja en Argentina.
Arriba: Agustín Torroba, especialista en biocombustibles del IICA; Hugo Chavarría, Gerente del Programa de Bioeconomía del IICA. Abajo: Luis Zubizarreta, presidente de ACSOJA y CARBIO; y Jens Mesa, presidente ejecutivo de FEDEPALMA y Embajador de Buena Voluntad del IICA.
En el mundo, el 90% de la materia prima utilizada para la confección de los biocombustibles proviene de aceites de soja, palma y colza.
En Argentina, la industria nació en 2007 y rápidamente hubo inversiones que elevaron la capacidad de producción. En 2017 promulgaron una ley de corte obligatorio del 10% y actualmente se quiere avanzar hacia un corte de mayor proporción.
“El país ha tenido un desarrollo importante de la industria para agregar valor a esa soja. La producción se duplicó en la última década y pasó de 21 millones a 42 millones de toneladas”, mencionó Zubizarreta.
Los argentinos aprovechan la fortaleza tecnológica de su agricultura y se han convertido en el principal productor de soja en el mundo, aspecto utilizado para destinar parte de la cosecha a la producción de biocombustibles.
Ambos especialistas aseguraron que lejos de los estigmas de que para producir biocombustibles es necesario talar bosques y reducir el disponible de alimentos, este mercado cuenta alto grado de tecnicidad que asegura una producción responsable con el medio ambiente y permite incrementar la capacidad productiva del suelo.
“La sostenibilidad es un factor de diferenciación de la producción de aceite de palma colombiano, este es nuestro valor agregado. La mayoría de los cultivos en Colombia ha sido en lugares sin riesgo de deforestación”, aclaró Jens Mesa.
Aunque la matriz energética mundial aún se centra en el petróleo, el gas y el carbón, existen grandes oportunidades para que los países con tierras disponibles para la agricultura participen en la industria de biocombustibles y en particular en el biodiesel.
Por ejemplo, países de las Américas ya abastecen el 52% de la demanda mundial de este producto.
“Sabemos que la polución del aire es producida por los combustibles fósiles. La evidencia muestra que el biodiesel disminuye esa polución para así tener una mejor calidad del aire”, dijo Luis María Zubizarreta.
En el foro, el especialista internacional en biocombustibles del IICA, Agustín Torroba, presentó dos estudios recientes que dan cuenta de cómo la polución y las partículas PM 2.5, derivadas de emisiones de combustibles fósiles, “están asociados a un incremento en la letalidad del Covid-19 y otras enfermedades pulmonares”.
El reemplazo de combustible diésel fósil por biodiésel representa una externalidad positiva al disminuir los componentes que contaminan el aire.
Mesa y Zubizarreta coincidieron en que la evidencia técnica está sobre la mesa y que para aumentar las mezclas de biodiésel solo se necesita que el marco regulatorio las impulse.
“Si hay tierras ociosas o improductivas es porque ha faltado inversión de capital. En América Latina y el Caribe hay que corregir muchas políticas sobre la tierra, tributarias y de empleo para acondicionarlas y permitir que los capitales fluyan para iniciar negocios competitivos como el de los biocombustibles”, expresó Zubizarreta.
FUENTE: DIARIO CLARIN/ARGENTINA