Cerro Amarillo: por qué es fundamental para poner a Mendoza en el mapa mundial de exportaciones
El Senado aprobó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para el proyecto de exploración ubicado en Malargüe, que trabajará en el marco de la Ley 7722 y usará el sistema de perforación de diamantina. Argentina en uno de los principales países del mundo con potencialidad para producir el mineral que se usa para telecomunicaciones, transporte e industria y que quintuplicará su demanda en los próximos cinco años.
El cobre es uno de los minerales con mayor demanda y mayor proyección a futuro en el mundo por sus múltiples aplicaciones en la construcción, las telecomunicaciones, la electrónica y el transporte, y Mendoza tiene un enorme potencial en el sector.
Por eso, el Ejecutivo envió a la Legislatura la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para la explotación de Cerro Amarillo, una formación que se encuentra a 60 kilómetros de la Ciudad cabecera de Malargüe. El proyecto prevé trabajar en el marco de la Ley 7722, con un sistema que no afectará cursos de agua ni glaciares.
Con el visto bueno del Senado, ahora el proyecto va a Diputados. El objetivo del Gobierno de Mendoza es no solo agregar nuevas actividades económicas a la provincia sino también explorar un yacimiento ubicado sobre la misma formación geológica en la que se encuentran algunas de las principales minas de cobre de Chile.
Con el visto bueno para la exploración, el Ejecutivo quiere determinar el volumen y la calidad del mineral, demandado por grandes potencias como China y Estados Unidos.
Según un informe de la consultora Wood Mackenzie, la demanda de cobre se multiplicará por cinco en los próximos años por la fabricación de vehículos eléctricos, la transición del sector productivo de fuentes de energía fósil hacia las alternativas renovables o de menores emisiones de CO2, el almacenamiento energético y el aumento de la instalación de redes eléctricas.
La información disponible, así como los estudios previos, indican que Cerro Amarillo es un yacimiento de pórfidos de cobre. Estos son la principal fuente de cobre a nivel mundial y son parte de grandes sistemas hidrotermales que se han formado en zonas de colisión de dos placas terrestres. El proyecto se encuentra fuera de las cuencas de los ríos Atuel y Malargüe, por lo que no existe ninguna potencial afectación del agua en el Sur mendocino.
Según el Inventario Nacional de Glaciares publicado por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), no existe factibilidad de afectación a los glaciares relevados en la zona.
Un sector en auge
Argentina lleva cuatro años sin producir cobre y hoy, según proyecciones internacionales, se posiciona como uno de los países con mayor potencial. Este mineral se encuentra principalmente en el Centro y Noroeste del país, por lo que Mendoza será clave para una industria capaz de generar miles de puestos de trabajo no solo directos, sino también en metalmecánica, construcción, industria del conocimiento, comunicaciones, gastronomía, hotelería y todo tipo de servicios relacionados.
Un proyecto de estas características, de resultar factible, puede requerir una inversión para su construcción de entre 3.000 y 4.000 millones de dólares, más de 4.000 empleos directos durante la construcción y más de 1.000 empleos durante la explotación.
Según datos oficiales de la Secretaría de Minería de la Nación, alrededor del 80% de la inversión minera queda en el país e impacta en las economías regionales de manera inmediata. Mendoza cuenta con la infraestructura y los proveedores de bienes y servicios como para generar una aceleración del desarrollo no solamente en la comunidad donde está el proyecto sino en toda la provincia.
Este proyecto contempla la exploración de cuatro áreas de cateo y una mina, con la perforación de 9 pozos exploratorios de no más de 400 metros de profundidad. Esto ayudará a determinar el potencial geológico del yacimiento.