La petrolera norteamericana fue una de las grandes artífices del reimpulso que tuvo el país. La medida se enmarca en la puja para no dejar que Rusia y China ganen terreno en el país caribeño.

La petrolera más grande de Estados Unidos aumentó la producción de petróleo en Venezuela, a pesar de que el gobierno norteamericano presiona para asfixiar al régimen de Nicolás Maduro.

La joint venture Petropiar, que tiene a Chevron (30%) y al Estado venezolano (70%) como dueños, anunció que incrementó la producción de 45.000 barriles diarios en agosto a 130.000 barriles en diciembre pasado, en el cinto petrolero del Orinoco.

El anuncio dejó en una posición incómoda a la gigante petrolera norteamericana que inmediatamente informó que en 2019 la producción en Venezuela cayó un 16% interanual.

Sin embargo, la polémica quedó porque Chevron acompañó el incremento en los barriles y, sobre todo, ayudó a reparar y mantener las facilities necesarias para refinar el petróleo que allí se extrae para hacerlo comerciable.

Chevron transitó todo el 2019 con permisos trimestrales para continuar con sus operaciones en Venezuela.

En abril se vencerá el último permiso que obtuvo la petrolera junto con otras 4 empresas de servicio que también operan en ese país. Es probable que la administración de Donald Trump vuelva a renovar los permisos.

La continuidad de la petrolera en Venezuela es netamente política. El gobierno norteamericano no quiere dejar el país ante la inminente expansión de empresas de Rusia y China dentro del territorio.

Mientras tanto, desde la administración de Nicolás Maduro aseguraron hace unas semanas que miran con buenos ojos vender un porcentaje de la petrolera estatal PDVSA, como así también traspasar los permisos operativos de algunos campos a empresas rusas y chinas con el objetivo de incrementar la decreciente producción local y generar dólares frescos.

Es por esto que desde Estados Unidos analizan extender las sanciones a empresas rusas.

Fuente: Río Negro.