Cómo invertir en tiempos de clave electoral
Incertidumbre. Con esa palabra es la que se identifica el argentino promedio a la hora definir la política económica doméstica de los últimos 20 años.
Incertidumbre. Con esa palabra es la que se identifica el argentino promedio a la hora definir la política económica doméstica de los últimos 20 años. Si en el medio le añadimos el factor político, como el de este año, la caja de resonancia de esa imprevisibilidad es aún mayor.
Si nos paramos del lado del inversor, la incertidumbre también los acompaña, pero para una gran mayoría esto es una oportunidad. Son precisamente los momentos menos certeros los que originan las oportunidades más interesantes para inversores pacientes y con mucha tolerancia al riesgo.
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Lo último no es menor. Quienes no estén dispuestos a tolerar riesgos verán a la mayoría de los activos argentinos bien de lejos. Seguramente se inclinarán en buscar instrumentos asociados a la protección cambiaria, con bajo riesgo y con buena reputación. Allí entran a jugar las denominadas Obligaciones Negociables, que no son más que deuda emitida por las empresas y que pagan una tasa de interés como contraprestación.
En el último tiempo muchos inversores se volcaron a este activo, sea por cuestiones de mejor riesgo crediticio o por elementos vinculados con la coyuntura actual del cepo cambiario y el exceso de pesos.
Es importante destacar que si bien las empresas emisoras de ONs tienen distintos niveles de perfil financiero y riesgo, en su mayoría están en una posición más saludable que en situaciones anteriores donde la macroeconomía estaba tan desordenada.
Más allá de esto, los rendimientos pueden variar significativamente entre los emisores, al igual que la liquidez de las mismas. Por esta situación, muchos optan por una estrategia diversificada de invertir a través de un Fondo Común de Inversión que aloca el dinero en dichos activos. Diversificación y liquidez son los atributos más ponderados acá.
Para los perfiles más moderados, una combinación de ONs, instrumentos de corto plazo ajustados por CER o a tasa fija (LECER o LEDEs) y algo de acciones podría ser un combo adecuado para la parte del portafolio expuesta al mercado local en este año electoral.
Mientras que la inflación pareciera continuar firme sin un plan de estabilización, la tasa fija actual ofrece una oportunidad de mantener el poder adquisitivo. Incluso, las cauciones bursátiles de corto plazo, con la renovación pertinente, mejoran la tasa efectiva anual de la inversión.
Dentro de las acciones, el sector de petróleo y gas aparecen como las más atractivas en el horizonte, más allá de la suba verificada. El prospecto de Vaca Muerta y la industria de hidrocarburos en general tiene una relevancia tal que trasciende el escenario electoral si lo que se busca es el desarrollo económico de largo plazo.
Finalmente, para perfiles agresivos en términos de tolerancia al riesgo, a las acciones mencionadas se le suman las de mayor prociclicidad como las bancarias o incluso las dependientes de tarifas reguladas, como las distribuidoras gasíferas o concesionarias de autopistas. Adicionalmente, aparecen en el menú los bonos soberanos hard dollar. Debido a sus bajas paridades y sus escasos niveles de cupones de interés, estos instrumentos de renta fija se comportan muy parecidos a los de renta variable, tanto en volatilidad como en retorno potencial esperado.
Si la apuesta del inversor es una paulatina tendencia a la normalización de la Argentina con el mundo financiero internacional, de la mano de un equilibrio fiscal sostenido y previsibilidad jurídica más allá de las elecciones generales, este último combo puede ser muy prometedor.
Pero como en nuestro país las promesas de cambio quedan muchas veces truncas, el riesgo de esta estrategia es realmente elevado. Solo una parte del ahorro total y un perfil de tolerancia al riesgo alto es el atributo a considerar para cualquier inversor.
Fuente: Diego Martínez Burzaco, Jefe de Research y Estrategia de Inviu para Ámbito