Cómo prevé Equinor que sea el impacto ambiental de la exploración sísmica
Como parte del proceso judicial abierto por la oposición al proyecto, el gobierno nacional presentó los estudios de impacto ambiental por los cuales decidió aprobar las tareas.
La polémica por la exploración sísmica para detectar hidrocarburos en el lecho marino como paso previo a su extracción en la costa bonaerense continúa, y esta semana el gobierno presentó a la Justicia de Mar del Plata los estudios de impacto ambiental a partir de los cuales decidió aprobar las tareas de la empresa Equinor. Algunos apuntes sobre el impacto que podrían tener las actividades de adquisición de datos sísmicos en la búsqueda de petróleo y gas según la empresa.
Actualmente, están bajo tratamiento en la Justicia de Mar del Plata cuatro amparos que buscan suspender los efectos de la Resolución 436/2021 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del 30 de diciembre, focalizados principalmente en el potencial impacto de las tareas que, en esta etapa, no incluyen extracción petrolera. Antes de resolver si hace lugar o no a las medidas cautelares solicitadas, el juez a cargo del trámite de la causa por la feria judicial, Alfredo López, recibió exhaustivos informes del gobierno, entre los que se incluye el estudio de impacto ambiental de la empresa noruega.
En su estudio de impacto ambiental sobre el “registro sísmico offshore 3D” que se prevé realizar entre las estaciones de primavera y verano (el documento original establecía como fechas entre octubre de 2021 y marzo de 2022), la empresa Equinor utilizó como referencias valoraciones que dan desde un impacto bajo, moderado severo hasta crítico y, aunque en buena parte de las actividades analizadas el impacto resultó moderado en sí mismo, en todos los casos plantea que ese riesgo pasaría a ser “bajo” a partir de “medidas de mitigación” y programas de “gestión ambiental” previstos por la firma.
Como parte del estudio, al que accedió Qué digital, la compañía midió las posibles interacciones entre las actividades -planificadas o no- del proyecto y el medio ambiente. Así, identificaron desde la empresa las actividades “ordinarias” del proyecto como la operación de las fuentes sísmicas con emisión de aire comprimido, la navegación de los buques sísmicos y de apoyo, la presencia física del equipo sísmico, las emisiones, los efluentes y residuos asociados a la operación de los buques y la demanda de mano de obra y bienes y servicios.
Por su parte, entre los eventos “no planificados, accidentales o contingencias” aparte de estas actividades, especialmente por errores humanos o técnicos, mencionaron el derrame de combustibles o aceites desde los buques vinculados al proyecto o la descarga accidental de sustancias químicas y/o de residuos sólidos no peligrosos o peligrosos.
Algunos días después del plazo original estipulado, el Ministerio de Ambiente presentó en el Juzgado de Mar del Plata el extenso expediente en el que se autorizó la exploración sísmica.
Entre los impactos que podrían tener las actividades vinculadas al proyecto para con los “aspectos clave del ambiente”, relevaron doce aspectos concretos: agua superficial, aire, mamíferos marinos, peces y cefalópodos, tortugas marinas, bentos y plancton, aves, áreas protegidas y sensibles, actividad pesquera, tránsito marítimo, actividades económicas e infraestructuras, recursos y usos terrestres.
“Al igual que la mayoría de las actividades humanas, las tareas de exploración sísmica, en lo que hace a los altos niveles sonoros necesarios para las investigaciones, pueden causar algún efecto no deseado sobre el ambiente. Se debe tener en cuenta, sin embargo, que los efectos serán muy localizados y de duración limitada, pudiéndose aplicar medidas de mitigación de los mismos”, introducen desde la empresa.
Por ejemplo, si bien las dudas mayores están vinculados al “bombardeo sonoro” del mar, en cuanto a los impactos producidos por el simple traslado de los buques, aseguran que “estos impactos no son diferentes de los que ya se producen por el tráfico de buques en el área de trabajo, siendo en realidad el riesgo muy bajo debido a que no se transporta petróleo o derivados, más allá del combustible y lubricantes necesarios para la navegación”.
La entidad afirmó no tener respuestas sobre observaciones que se hicieron sobre la evaluación de impacto ambiental presentada por Equinor.
MAMÍFEROS MARINOS, PECES Y UNA FUENTE DE SONIDO “PROGRESIVA”
En cuanto a los efectos potenciales de la prospección sísmica en mamíferos marinos, describieron posibles alteraciones en el comportamiento, desplazamientos, cambio en las vocalizaciones o “enmascaramiento” de los sonidos necesarios para la comunicación y la navegación, estrés fisiológico y lesiones físicas con daños auditivos temporales o permanentes.
Sin embargo, también reconocieron que los animales expuestos a ruidos antropogénicos elevados o por tiempos prolongados pueden experimentar daños directos representados en hematomas, ruptura de órganos e incluso la muerte por barotrauma.
Para evitarlo, desde la empresa aseguran que se desarrollaron medidas de mitigación que alertan a los organismos de la presencia de una fuente de ruido intenso, y también hay lineamientos para calcular estos umbrales y definir distancias seguras para suspender la operatoria sísmica si un organismo de una especie de interés penetra dentro del radio. Así, una de las medidas para evitar esos daños es incrementar el nivel de ruido de manera progresiva, para que la fauna pueda reconocer la fuente de sonido, como suelen hacerlo de manera natural con fuentes de sonido generadas por el ambiente mismo, por ejemplo, con erupciones marinas.
En ese sentido, en el estudio se indica que para esas especies el área de la prospección sería de paso y de alimentación, aunque se reconoce que no podría descartarse que se trate de un área de reproducción o cría de mamíferos marinos más abundantes. Por todo ello, según el análisis de la empresa, el riesgo sería moderado a lo largo del año. De todos modos, se aclara que en el caso de las cuatro ballenas clasificadas de alta sensibilidad -como son la ballena franca austral, la ballena sei, la ballena azul y la ballena fin- el período de mayor sensibilidad sería en primavera, justamente el momento en el que se prevé la realización de las tareas.
En cuanto a los peces, desde la compañía mencionan que hay antecedentes científicos que reconocen el impacto sobre el comportamiento de los que estén cerca de la fuente pero sin cambios “a largo plazo” en el tamaño de las poblaciones. “Los grupos de peces que se conoce están presentes en el área de influencia del proyecto incluyen especies con baja y moderada sensibilidad, en función de los criterios biológicos (incluida la sensibilidad auditiva, la actividad estacional, la distribución y el nicho trófico), ecológicos, de conservación y de interés pesquero expuestos”, afirman.
Sin embargo, en el umbral más exigente, representado por peces con vejiga natatoria, aseguran que pueden producirse posibles lesiones mortales o potencialmente mortales en un radio de 206 metros con centro en la fuente de las áreas CAN 100 y CAN 108, en un radio de 200 metros del área CAN 114.
Así se expresó la fiscal Laura Mazzaferri en el marco de dos amparos que se tramitan en paralelo en la Justicia Federal de Mar del Plata. Resta la definición del juez.
Al igual que con los mamíferos marinos, en el estudio se establece que utilizarán fuentes progresivas de sonido para alertar a los peces “antes que las fuentes de sonido se vuelvan perjudiciales”. Así, sostienen que el riesgo de lesiones para los peces individuales “es bajo” y en las poblaciones es “poco probable” un daño al tratarse de especies con “amplia distribución y algunas incluso son frecuentes en el talud y la plataforma”.
Uno de los miedos de la actividad pesquera estaba vinculado a los estadios tempranos de vida de los ejemplares, ya que no pueden escapar de la onda de presión sonora. Al respecto, aseguran: “La bibliografía recopilada indica que el daño está acotado a las zonas muy cercanas a la fuente (menos de 5 metros), por lo que la mortalidad es tan baja que se puede considerar que tiene un impacto despreciable a nivel poblacional”.
En síntesis, teniendo en cuenta que los cambios en el comportamiento de los peces provocarían un alejamiento temporal de las especies de las áreas de alimentación y de las áreas de desove en las especies que “se superponen” con la zona de proyecto, el impacto fue calificado como “moderado”. Por su parte, desde Equinor afirman que hay indicadores similares para los cefalópodos, aunque incluso menores teniendo en cuenta que la sísmica se propone realizar entre la primavera y el verano, hecho por el cual para especies como el calamar el impacto sería “bajo” y sujeto a la deriva que pueda producir la corriente marítima Malvinas.
TORTUGAS, ZOOPLANCTON Y ÁREAS DE PROTECCIÓN Y DE PESCA
Por último, con las tortugas marinas, también afirman que no es área de reproducción sino de paso y -de manera estacional- zona de alimentación. Sin embargo, las estaciones de mayores avistajes en la zona son primavera-verano, lo que hace que haya una alta-moderada sensibilidad al proyecto según la especie. El resto del año, en tanto, sería una sensibilidad baja. De todos modos, reconocen que al ser más difíciles que detectar que los cetáceos, “se espera que las estrategias de mitigación basadas en avistamientos sean menos efectivas para tortugas que para cetáceos”. También, en este caso, el impacto se califica de nivel moderado.
En cuanto a otros organismos como larvas de crustáceos y el Krill, se considera que tienen una sensibilidad mayor durante las estaciones de primavera y verano por ser el período de máxima productividad y, si bien la actividad sísmica puede provocar un aumento de la mortalidad de comunidades de zooplancton, “este impacto se manifestaría significativamente a escala local y dentro del área acotada a la operación de la fuente sísmica”. “Adicionalmente su efecto puede ser considerado temporal, dado que se ha verificado una recuperación sustancial a las 72 horas“, se explica.
En cuanto a las aves marinas, en el estudio se hace énfasis en una especie en particular, el petrel barba blanca, que es abundante en la zona y se encuentra con un elevado grado de amenaza. Al respecto, menciona que su sensibilidad al proyecto sísmico es alta durante los meses más cálidos. A nivel general, mencionan que “la significación del impacto del proyecto sobre la avifauna sea moderada”.
Un modelo elaborado por Greenpeace busca alertar acerca del impacto de un potencial evento en el marco de los proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos.
En cuanto a las áreas marinas protegidas, aseguran que el proyecto no afecta de manera directa ninguna de ellas, aunque mencionan la cercanía del Frente del Talud, ubicado a 30 kilómetros de las áreas operativas CAN 100, 108 y 114, es decir, dentro del área de influencia indirecta de la adquisición de datos sísmicos.
Por su parte, en cuanto al impacto a la actividad pesquera, aseguran que “la incidencia de las actividades de adquisición sísmica carece aún de conclusiones firmes respecto de su afectación sobre las capturas”, pero reconocen que algunos autores sugieren que los efectos en la pesca pueden ser transitorios, ocurriendo principalmente durante la exposición al sonido en sí.
“Para las áreas operativas del proyecto se observa una relación no vinculante con las áreas de pesca, estando concentrado el esfuerzo pesquero fundamentalmente en el sector del frente del talud, el cual, como se mencionó anteriormente, se encuentra a 30 kilómetros de la zona de prospección y a 17 de las áreas operativas de CAN 100-108 y CAN 114”, añaden y concluyen que es una actividad de baja sensibilidad dado que el área de influencia directa “no se identifica como un área de cría para las especies comerciales”.
Fuente: Qué Digital