Cómo son las horas más complejas en el pozo incendiado de YPF
Los expertos norteamericanos trabajan en la boca de la perforación. Las maniobras solo pueden realizarse a la luz del día. El proceso se encuentra en una etapa clave.
El pozo LLLO X-2 de YPF lleva 21 días incendiado. Si se lo divide en horas la cuenta finaliza en 504. En las oficinas de la petrolera nacional reconocen que serán varias más. Al menos una semana más. Incluso después de “apagarlo” quedará bastante trabajo por delante y seguramente una perforación perdida. En ese universo de tiempo en el que el gas se quema a cielo abierto, al igual que en las antorchas de venteo, lo que no hay son horas perdidas.
La locación (el terreno y los equipos) para realizar los trabajos de contención y contingencia que montó la operadora, en apenas siete días, se convirtió en un sistema contra incendios en medio de las bardas. Instalaron dos tanques -tipo australiano- de 5.000 metros cúbicos cada uno, una red de tuberías subterráneas para facilitar el movimiento de las maquinas en superficie, piletas de recuperación para reutilizar el líquido y dos puntos con mangueras hidráulicas de alta presión que enfrían el pozo día y noche.
Tienen capacidad para disparar 1.000 metros cúbicos de agua por hora. Esta capacidad supera al sistema anti-incendio que tiene la refinería de YPF en Plaza Huincul.
En el lugar son más de 200 las personas que están abocadas al operativo. Muchos de ellos instalados a tiempo completo en uno de los dos campamentos que se montó en el lugar. Hay soldadores, equipos de emergencia, ambulancias, ingenieros, operarios y mucha maquinaria.
Los trabajos son coordinados por los especialistas de Wild Well Control (WWC). Son ocho norteamericanos que dirigen las tareas y operan en los últimos metros de lo que se llama el “área roja”: donde está el fuego. En el lugar se trabaja de día porque la comunicación se realiza por señas ya que es imposible hablar por el ensordecedor sonido del gas venteado. Solo el enfriamiento se mantiene las 24 horas.
Sin embargo, la estrella del operativo es el Athey Wagon que llegó a Neuquén en el avión ruso Antonov. Es una retroexcavadora conectada a una grúa-gancho, con capacidad de extenderse 60 metros, con la que se hacen las operaciones sobre el pozo. Toda la maquinaria dentro del “área roja” está revestida con chapas de zinc (las que se usan para los techos de las viviendas) porque sirven para bloquear, en parte, la radiación del calor y permiten mejorar las condiciones de operación.
Todas las tareas son monitoreadas por dos domos, montados a un kilómetro de distancia, que transmiten en vivo la operación las 24 horas.
Números
- 10.000
- metros cúbicos de agua es la capacidad instalada de la red hídrica montada en el lugar. Inicialmente se tomó agua del lago, pero ahora se reutiliza.
- 5.000
- pulgadas de soldadura, unos 127 metros lineales, se realizaron en apenas una semana para acondicionar equipos y herramientas.
Un trabajo en etapas
La primera tarea de WWC fue asegurar el segundo pozo de la locación. Se quitó el cabezal de producción y se redujo el sistema de válvulas a nivel de superficie para evitar que otro accidente descabece la perforación. Luego se la recubrió con una especie de iglú de metal.
Una vez asegurada esa etapa, con el Athey Wagon se montó una “chimenea”, un caño hecho por los operarios de YPF, de 32 pulgadas, para llevar la llama a unos 7 metros de altura y aliviar las temperaturas por radiación en la superficie. Funciona como una antorcha de las que se ven en los yacimientos y permite a los operarios acercarse a la boca del pozo porque el fuego queda elevado.
La siguiente operación, en la que se encuentra actualmente el operativo, consiste en cortar la válvula del cabezal. Es clave para controlar el pozo. Se utiliza una herramienta con la forma de una horquilla que en las puntas tiene dos aspersores que disparan agua y arena a altísima presión impulsadas por un set fractura (ver infografía).
Toda la maquinaria que se utiliza en el “área roja” está recubierta con chapas de zinc para aliviar la radiación de las altas temperaturas que se emanan.
El corte se realiza a la altura de la primera brida que será la base para instalar un nuevo sistema válvulas. Si ese proceso concluye con éxito el trabajo estará en su etapa final porque el fuego puede ser derivado hacia una fosa de quema, una situación similar a la que se utiliza cuando se ensayan los pozos, y proceder al ahogo de la perforación.
Todo esa operatoria, en la que los operarios de WWC, vestidos con buzos antiflama, como los que utilizan los pilotos profesionales de carreras, llegan a realizar tareas en la boca de la perforación se denomina “encapsulado del pozo”.
En paralelo se activa otra fase, de respaldo, que se llama “pozo de alivio”. YPF ya preparó dos locaciones cercanas, es decir que realizó los movimientos de suelo, y está llevando un equipo de perforación. Este trabajo consiste en interceptar el pozo, que es de tipo horizontal y que está en Vaca Muerta, a unos 2.600 metros bajo tierra.
A través del nuevo pozo se puede acceder y ahogar la perforación descontrolada. Para eso se utilizan lodos de perforación que vencen la presión surgente y estabilizan la situación. La semana que comienza, si las condiciones climáticas ayudan, podría ser determinante para el operativo.
Protocolo de urgencia y el ambiente
Fuentes de YPF reconocieron que una fuga de gas no es una situación normal para la industria petrolera, pero que sí está dentro los riesgos de las operaciones. Lo que destacan es la puesta en marcha de los protocolos de emergencias que incluyeron la evacuación del personal y la activación de un plan de contingencia que comenzó el sábado 14 de septiembre. “En estos casos no tiene que haber héroes sino operarios que actúen de acuerdo a lo planificado”, indicó un ejecutivo de la firma.
Las causas de la fuga se podrán investigar una vez controlado el pozo. Al momento de la alerta trabajaba la contratista Calfrac. Que se incendie el gas, pese a la espectacularidad de las imágenes, fue una mejor condición para los trabajos de contingencia porque permite que la situación esté contenida, visible y cuantificable.
Explican que es una situación similar a la que ocurre con las antorchas en las plantas de gas de los yacimientos, aquellas que pueden verse en cualquier ruta del corredor petrolero.
La magnitud de las llamas y el efecto del cambiante viento del lugar alertaron a las autoridades de Ambiente de Provincia sobre una posible afectación. El pozo se encuentra a pocos kilómetros del lago Los Barreales. Desde la compañía informaron que realizan monitoreos de agua, suelo y aire en forma constante.
La fiscalía de Delitos Ambientales también realizó una toma de muestras en el lugar y la comunidad mapuche Wirkaleu pidió que se intensifiquen los controles. Desde Provincia informaron que los estudios realizados no evidenciaron alteraciones en el medio ambiente.
El despliegue montado por YPF se ve muy costoso, pero no trascendieron cifras oficiales. Se entiende que el pozo, que podría tener un costo promedio de entre 8 y 10 millones de dólares, no servirá para producir. Pero, al igual que el resto de las perforaciones en Vaca Muerta, cuenta con un seguro que podría cubrir parte o todos los costos.
Fuente: Río Negro.