Con medias y pelo: desesperación en Mauricio para contener un derrame petrolero
PORT LOUIS.- A fines de julio, un buque granelero japonés, el MV Wakashio, encalló en un arrecife de coral frente a las cosas de Mauricio, una pequeña nación insular en el Océano Índico, perteneciente al continente africano.
La situación empeoró la semana pasada cuando el casco del barco comenzó a romperse y toneladas de petróleo se filtraron a las aguas circundantes, provocando el derrame más devastador en la historia de Mauricio.
A pesar del mal tiempo, el primer ministro Pravind Jugnauth dijo que este lunes se habían extraído de forma segura 500 toneladas. Pero advirtió que el país se estaba preparando para el «peor escenario».
De hecho, el mandatario declaró ayer el estado de emergencia y pidió al presidente francés, Emmanuel Macron, ayuda con la limpieza.
En respuesta, Francia envió un avión militar con equipo de control de la contaminación desde su cercana isla de Reunión, mientras que Japón mandó un equipo de seis miembros para ayudar en los esfuerzos franceses.
La guardia costera de Mauricio y varias unidades de la policía también se encuentran patrullando el lugar en el sudeste de la isla.
Hojas de caña de azúcar, medias y pelo
Pero lo más asombroso ha sido la respuesta de los habitantes de Mauricio al desastre. El fin de semana, miles de voluntarios -estudiantes, activistas y civiles- trabajaron arduamente para tratar de limitar los daños ocasionados por el masivo derrame.
«Nunca podremos recuperarnos de este daño. Pero lo que podemos hacer es tratar de mitigar el impacto tanto como podamos», dijo a Euronews Sunil Dowarkasing, consultor ambiental y exdiputado.
Rápidamente, los ciudadanos se organizaron para crear oil booms caseros, unas barreras de protección flotantes utilizadas para contener derrames de petróleo y así evitar la contaminación de las costas.
¿Los materiales utilizados para crear estas barreras flotantes? Hojas de caña de azúcar, paja, medias y pelo humano.
Con ingenio, las personas recurrieron a lo que tenían a su alcance para crear las barreras. En un principio amarraron hojas de caña de azúcar y paja a botellas de plástico para que floten. Pero luego los peluqueros de las ciudad de Mahebourg recolectaron cabello de varios salones que metieron en medias de nylon para crear booms adicionales.
En la orilla, los voluntarios han estado usando bidones de aceite vacíos para recolectar combustible que ya ha flotado hacia aguas menos profundas.
«La gente se ha dado cuenta de que necesita tomar las cosas en sus manos. Estamos aquí para proteger nuestra fauna y flora», dijo por su lado el activista ambiental Ashok Subron a AFP el domingo.
Los voluntarios transportaron crías de tortuga y protegieron plantas de la cercana Ile aux Aigrettes, la isla más grande en la bahía de Grand Port, situada al este de la isla principal de la República de Mauricio, ya que los expertos temían que pudieran morir por la contaminación.
«Desastre ecológico»
Este es el derrame de petróleo más devastador en la historia de Mauricio. El atolón, un arrecife de coral en forma de anillo, alberga muchas especies endémicas, por lo que este desastre podría provocar su extinción.
«Miles de especies alrededor de las lagunas vírgenes de Blue Bay, Pointe d’Esny y Mahebourg corren el riesgo de ahogarse en un mar de contaminación», advirtió en un comunicado Happy Khambule de Greenpeace África.
La laguna de Mahebourg es «una de las partes más importantes para el medio ambiente» del país, según Dowarkasing, quien agregó, «esto ya no es una amenaza para nuestro medio ambiente, es un desastre ecológico en toda regla».
La economía azul es vital en Mauricio, ya que alrededor de una cuarta parte del PBI del país proviene del turismo y el 10% de actividades oceánicas como la pesca. La nación insular ya ha sufrido una recesión económica en medio de la pandemia de coronavirus, por lo que este desastre parece devastar aún más las finanzas del país.
Sin embargo, la catástrofe podría actuar como un catalizador en el declive de los combustibles fósiles, argumentó Khambule. «No existe una forma segura garantizada de extraer, transportar y almacenar productos de combustibles fósiles. Esta fuga de petróleo no es un giro del destino, sino la elección de nuestra retorcida adicción a los combustibles fósiles», señaló.
«Una vez más vemos los riesgos del petróleo: agravar la crisis climática, así como devastar los océanos y la biodiversidad y amenazar los medios de vida locales alrededor de algunas de las lagunas más preciosas de África», concluyó Khambule.
Fuente: La Nación.