Degradación de las Energías Renovables ¿Error o Definición Política?
Luego de varios años de “vegetar” debajo de una dirección de la Secretaría de Energía, al ser elevada ésta al nivel de Ministerio en la gestión anterior, las Energías Renovables habían logrado un estatus de “Secretaría de Estado” en consonancia con la realidad mundial.
Este nivel, dentro de la estructura del Estado permitieron a ésta, un fuerte y significativo avance. Despertaron de su letargo y, aún lejos de poder cumplir con los objetivos de la Ley 27.191, alcanzaron importantes realizaciones como aporte en todos los campos, más allá de la producción de electricidad.
Al asumir el nuevo gobierno en diciembre, había grandes expectativas por parte del sector en consolidar el avance y seguir adelante con un proceso de inversiones en las que el Estado sólo ofrecía un marco de acción. Es decir, inversiones privadas.
La posibilidad de alcanzar una continuidad del proceso inversor fue aumentando con las declaraciones del Ministro Matías Kulfas cuando prometía, como estrategia central de su labor, un “Green New Deal” para facilitar el ingreso de Argentina a la cuarta revolución industrial, conocida como 4.0.
Sin embargo, contra todo pronóstico, tanto el sector energético como la actividad de las Energías Renovables, terminaron degradadas en la estructura quedando a nivel de una “Dirección”, debajo de una subsecretaría “la eléctrica” dentro del gobierno. Es decir, fueron expulsadas de la mesa de las decisiones.
Las marchas y contramarchas, con las designaciones (nombramientos y destituciones de funcionarios) vinieron a confirmar una disputa por los espacios sin definiciones de políticas ni de estrategias. Situación que se extiende a toda la energía que se encuentra en medio de situaciones muy complicadas en materia económica, deudas cruzadas, incumplimientos, falta
de horizontes, entre otras.
El sector de las Energías Renovables, en particular ya está enfrentado a problemas que paralizan su accionar, proyectos frenados, multas por demoras, crisis por cobros de la energía entregada, contratos inciertos, nuevos impuestos y tasas no contemplados.
Demoras en la devolución de IVA, dudas de cómo se devolverán los créditos tomados en dólares, inconsistencias en el futuro del MATER y de los programas tipo RenovAr, entre otros inconvenientes no menos importantes, marcan lejos de un rumbo, una indefinición a corto, mediano y ni hablar a largo plazo.
La actitud de rebajar el estatus de las Energías Renovables va a contramano de todo lo anunciado. En todo el mundo, se considera que las Energías Renovables fortalecerán su importancia en la etapa post pandemia de la que todos esperamos salir lo antes posible.
La revolución 4.0 es un cambio de era. Las Energías Renovables han logrado costos que van dejando atrás a los fósiles y con la acumulación, marchan a desalojarlos definitivamente del centro de la escena energética mundial. Son las energías destinadas a contribuir a frenar el cambio climático, descentralizar y democratizar el acceso y el uso de la energía en una sociedad mundial del conocimiento y del internet de las cosas.
Vienen con la electromovilidad y el fin de la contaminación.
Solamente el año pasado, tuvieron el gran mérito de ser la industria energética con mayor cantidad de empleos creados. ¡¡Nada menos de 15 millones de nuevos puestos de trabajo!!
Más allá de los objetivos climáticos, gobiernos alrededor del mundo están priorizando las energías renovables como un motor para el crecimiento económico bajo en carbono.
Según el Banco Mundial, las principales 20 economías han aumentado, desde 2015 a hoy, la participación de las Energías Renovables un 70%. Y Casi 20% del total de la energía consumida proviene de fuentes renovables. “Alrededor de 120 millones de personas de todo el mundo tienen acceso a un servicio básico de electricidad gracias a las luces solares.
Unos 47 millones de personas están conectados a mini redes, que son sistemas de generación y distribución de electricidad en pequeña escala y sin conexión a la red general.
Para intensificar el uso de energías renovables modernas en gran escala, una alianza internacional convocada por el Banco Mundial está trabajando para ampliar el almacenamiento de energía, un paso clave para integrar la energía solar, la energía eólica y otras energías renovables a las redes de electricidad”. Es un hecho que, estos avances, se han realizado en detrimento del uso de los combustibles fósiles, más caros y contaminantes.
Es claro que la crisis del petróleo es un hecho estructural, irreversible y que su participación seguirá descendiendo, un dato de la realidad.
Por eso nos preguntamos, desde el inicio de esta nota si la decisión tomada “es un error” o una apuesta por el pasado. La revolución 4.0 es un tren que pasará a toda velocidad, dejando en el andén a los que no sepan subirse a él o prefieran atarse al pasado, como ya nos ocurrió otras veces en la historia. Sólo que por tratarse de un cambio de era, no tendremos “segundas oportunidades”.
En esa línea, hay otros hechos que nos llaman al pesimismo.
Por ejemplo, la decisión de subsidiar a la industria petrolera (un caso único digno de estudio a nivel mundial) con un precio para el “barril criollo “que cómodamente duplica al valor internacional del petróleo, penalizando a toda nuestra economía y restándole competitividad, en un momento en que se necesita reactivar el aparato productivo y generar divisas con la producción argentina.
Esto puede resultar una lápida para todos los sueños de crecimiento y desarrollo nacional.
Este subsidio anualizado, representa una cifra que equivale a lo necesario para
solucionar el problema de la deuda y alejar al país de la posibilidad del default y la falta de financiación. En estos mismos instantes esa nube se cierne sobre los planes de la nueva administración que terminarían muertos antes de nacer.
¿Qué estamos haciendo?
Si fue un “error” el gobierno está a tiempo y tiene la obligación de corregirlo. Y por supuesto de acercarse a la utopía actual de que Argentina con sus abundantes recursos renovables
pueda acercarse a cumplir su objetivo de generar el 20 % de la electricidad a partir de fuentes renovables para el año 2025. Y subirse al ritmo del camino que marca la tendencia mundial.
Si fue una “definición de una política” atada a las corporaciones petroleras en perjuicio del país, entonces la sociedad será la que deba corregir, porque ir en sentido contrario al progreso significaría una condena permanente al atraso, la miseria y de decadencia.
Dra. Rosana De Giuseppe
Magister en Energías Renovables y Gestión de la Energía
Abogada. Posgrado en Derecho Administrativo.
Presidente de Fundación Solis.