Distribuir gas implica un enorme compromiso humano
Para cualquier gasífera, el invierno es la época crítica. Y ahora se sumó el Covid. El desarrollo técnico es indisociable del factor humano.
Distribuir gas implica un enorme compromiso humano
Los servicios públicos tienen particularidades que los vuelven únicos. Su función esencial impone, entre otras cuestiones, regularidad y eficiencia en la prestación sin importar las condiciones climáticas o las necesidades particulares que presentan las diferentes geografías de nuestro país.
Claro que no es lo mismo brindar servicio en una zona acotada que hacerlo en grandes extensiones territoriales como en nuestro caso, por ejemplo, que cubrimos el 45% del territorio nacional y abastecemos a más de 300 localidades en siete provincias. Prestar servicio en tantas localidades exige flexibilidad y capacidad de adaptación, porque cada lugar plantea distintas condiciones y diferentes niveles de infraestructura.
A nivel técnico, esa gran porción de nuestro país se traduce en kilómetros de gasoductos, ramales y redes de distribución. Diariamente operamos más de 54 millones de metros de cañería de distinto tipo y diámetro, cifra equivalente a 3 veces la distancia entre Buenos Aires y Tokio.
Y en este sentido, adaptarnos significa entre otras cosas, que en algunas zonas operemos gasoductos de transporte de gas y tengamos entre nuestros activos incluso plantas compresoras para asegurar que ese gas llegue a cada medidor de nuestros más de 2 millones de usuarios, mientras que en otras zonas que no se encuentran vinculadas a los gasoductos troncales, ofrezcamos otro tipo de energías para nuestros usuarios, como el gas licuado de petróleo (GLP), el gas natural comprimido (GNC), o el Gas Natural a Presión (GNP), lo que requiere de habilidades y logísticas totalmente diferentes para cada caso, y más importante aún, de la formación continua de nuestro equipo de trabajo.
Está claro que para cualquier empresa gasífera el invierno es la época crítica desde la óptica operativa y de mayor exigencia para las personas que las integran, pero asegurar el suministro en las localidades más frías del país le agrega una cuota de dificultad extra, dado que la exigencia a nivel técnico es sin dudas mucho mayor.
Este último tiempo le ha sumado un nuevo desafío a la responsabilidad de prestar un servicio público esencial que, como he mencionado antes, tiene en nuestro caso particularidades que lo hacen único: el COVID 19.
La pandemia puso de manifiesto la necesidad de modificar la forma en que debíamos desarrollar nuestras tareas para seguir brindando el servicio y, por ende, también la forma en que debíamos brindar las capacitaciones necesarias para poder alcanzar rápidamente a todos los colaboradores a fin de instruirlos en los protocolos diseñados para cuidar su salud y la de los usuarios.
Gracias al trabajo mancomunado con las áreas de «Seguridad y Medioambiente» y «Recursos Humanos», pudimos entrenar formalmente y de manera virtual a más de mil personas distribuidas en la inmensa geografía en la que operamos.
Esto es una clara evidencia de que el desarrollo técnico es indisociable del factor humano. Se necesitan conocimientos muy específicos para brindar un servicio de calidad en todo tipo de localidades, desde las más grandes y pobladas, hasta las más pequeñas.
En estas últimas, los trabajadores de las distribuidoras de gas son conocidos y muy valorados por toda la comunidad. Son comunes las historias de colaboradores de la empresa que, cada mañana, le sacan 1 metro de nieve a la camioneta en períodos invernales para ir a realizar una reparación o asesorar a un vecino.
La parte técnica puede parecer una parte fría de la gestión, pero hay mucho compromiso también a nivel humano, por eso la comunidad considera a estos trabajadores tan importantes como pueden ser la policía o los bomberos.
Sin dudas, cubrir diferentes aristas del negocio del gas y en un territorio tan extenso es un desafío diario enorme, pero al mismo tiempo es un gran incentivo porque hace que la operación se vuelva mucho más compleja e interesante.
Por MAURICIO CORDIVIOLA Chief Operating Officer de Camuzzi para El Cronista