El 2022 fue para las energéticas
Resulta arduo hallar un sector, en esta economía lacerada por la inflación y la escasez de dólares, al que pueda considerárselo ganador. El único rubro que cerrará el año con números redondos y en verde es el energético, que escaló a lo alto del podio a raíz del impulso de los precios internacionales y el enorme potencial de los recursos domésticos.
Los números no mienten. Durante 2022 reinaron en las pizarras los activos vinculados al petróleo y al gas. El mascarón de proa, como siempre, fue YPF, que experimentó una revalorización de 220%. Por su parte, el Cedear de Vista Oil Company, la empresa que dirige Miguel Galuccio, también es ubicó por encima del 200%. En la plaza local, Transportadora Gas del Sur subió 230% en el año; Transportadora Gas del Norte, 130%; Transener, 120% y Pampa Energía, 110%.
«Todo lo que tiene que ver con petróleo y gas, más energía vinculada a los subsidios, obviamente por el ajuste tarifario y porque estaban muy baratas, han pegado un salto», nos explicó hace un par de semanas en este suplemento el analista Diego Martínez Burzaco, jefe de Research de Inviu.
Al caerse del calendario la última hoja de noviembre, de acuerdo a los datos de la financiera Tavelli & Compañía, el ranking de las 10 mejores acciones quedó encabezado por Transportadora Gas del Norte, Distribuidora de Gas Cuyana y Camuzzi Gas Pampeana, todas rondando el 50%.
Dicen los que saben que tras el auge de la economía digital durante el período de pandemia, el mercado global ha dado una vuelta de tuerca, enfocándose nuevamente en los activos de la economía real. De allí la robusta performance del petróleo y el gas, que mueven al mundo, y de los commodities agrícolas en el vector de los alimentos.
VACA MUERTA
El disparador de semejante escenario promisorio para las energéticas es doble: la guerra entre Ucrania y Rusia terminó por catapultar los precios internacionales del crudo y el gas, por un lado, mientras que fronteras adentro todo el potencial de Vaca Muerta y el inicio de la construcción del tan mentado gasoducto no hacen más que crear expectativas favorables de cara al futuro.
Vaca Muerta es, a todas luces, un diamante al que ahora se lo está puliendo y sacando lustre. De acuerdo al último informe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, fechado en octubre, durante el mes de septiembre la producción de petróleo en el yacimiento de la cuenca neuquina aumentó 5.6% contra el mes anterior, y casi 57% durante los últimos 12 meses.
El documento revela que en el acumulado anual a septiembre 2022, Vaca Muerta representó el 35,7% del total producido en el país. El principal productor de crudo en la zona es YPF, con el 58%. Por su parte, la producción de gas natural disminuyó 3% contra agosto, pero aumentó un 23,5% interanual.
El paper subraya que los tres operadores gasíferos en importancia son YPF, Tecpetrol y Total Austral. En la formación Vaca Muerta Tecpetrol aumentó su producción anual 33,1% mientras que la producción de YPF fue 71,2% superior al año anterior, y Total Austral incrementó su actividad anual un 17,6%.
En la Argentina energética aún resta mucho por hacerse. Durante la última semana comenzó a escribirse un nuevo capítulo de la novela en torno a la explotación offshore frente a las costas bonaerenses. Esta vez la Justicia avaló a las compañías para que comiencen el proceso de exploración en la formación ubicada a 300 kilómetros de Mar del Plata.
Mientras los ecologistas claman, los empresarios y los sindicalistas recalcan que, en caso de que el yacimiento comenzara a operar, podrían exportarse u$s 20.000 millones en crudo, creándose 200.000 puestos de trabajo. El dato de empleo no es menor en una Argentina que, según cifras del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, tiene un 43% de pobreza, guarismo que se eleva al 66% en la franja de menores de 17 años.
El influjo del conflicto bélico en Europa es claro al momento de dibujar los precios en el tablero internacional. Sin embargo, el sector energético argentino tiene, además, un impulso propio a partir del enorme potencial en materia de recursos renovables, actividades que podrían facilitarle un doble beneficio: volverse superavitaria en materia de generación, con el consabido ahorro de divisas y, además, transformarse en una boca exportadora.
La cotización de los activos de las compañías energéticas marchan al alza y parecen hacer caso omiso, de alguna manera, de todo el desorden macroeconómico de la Argentina, y del ruido político que generan los cruces entre el oficialismo y la oposición, y la guerra intestina que borbotea en la coalición gobernante. Así que, mientras la Cepal advierte que la Argentina durante 2021 sólo captó el 5% de la Inversión Extranjera Directa que echó raíces en América Latina -muy lejos de Brasil y México-, el sector de la energía, en cambio, parece seducir al capital con argumentos propios.
En esta Argentina del dislate económico y político, al menos el sector energético sabe cuál es la senda a transitar. También el campo, bien vale decirlo, aunque su producción se vea sometida en mayor medida a la presión tributaria y las políticas restrictivas en materia de exportaciones con el fin de no recalentar los precios de los alimentos en la mesa de los argentinos.
Que el petróleo y el gas sean un sector pujante no quita que, de alguna manera, la ineficiencia de la conducción política -de uno u otro color- termine por desaprovechar la oportunidad. No hace tanto el economista Emmanuel Alvarez Agis, que se despegó a tiempo de la debacle kirchnerista, advirtió que Vaca Muerta podía funcionar y dar frutos, con o sin el país. Es decir, ser funcional a un proyecto nacional de desarrollo o bien operar como un simple enclave energético. Eso dependerá de nosotros.
Claro que no todas fueron buenas para el sector energético durante 2022. El lunar estuvo dado por la salida del país de la empresa Enel, dueña de Edesur. Además, la compañía es propietaria de la central eléctrica Costanera Sur, tiene el 40% de la central térmica Dock Sud; la hidroeléctrica El Chocón-Arroyito y las líneas de transmisión CTM y TESA (que conectan los sistemas de energía eléctrica entre Brasil y el noreste argentino) y Yacylec (transporta la energía de Yacyretá).
Desde la empresa aseguraron que el objetivo de esta reestructuración es hacerse de liquidez para reducir significativamente su deuda. La tasación global de los activos puestos en venta asciende a u$s 22.000 millones. La compañía venderá también sus activos en Perú y Rumania para hacer frente a un pasivo que ronda los 70.000 millones de euros.
El 2022 ya baja el telón y los mercados muestran a un claro ganador: el sector energético se subió a lo más alto del podio y avanza en su nivel de capitalización. Aplauso, medalla y beso.
Fuente: La Prensa