El atraso de los precios vuelve a preocupar a las refinerías
Pese a las subas en los últimos seis meses, aseguran que siguen detrás del precio que marca el Brent en el mercado argentino. El sector quedó en los últimos años en medio de las fluctuaciones de la política energética de turno.
Desde la salida de la Convertibilidad, los precios de los combustibles atravesaron etapas bien marcadas, con sendos atrasos o gigantescos márgenes de ganancias para las refinadoras petroleras..
El 2021 arrancó con precios por debajo de la paridad de importación, entre un 3% a 6% según los cálculos más conservadores y hasta un 10% o 12% de acuerdo a los ejecutivos más arriesgados, que prefieren hablar con reserva de su nombre.
La Secretaría de Energía informó en 2019 que entre 2004 y 2014 las refinadoras perdieron unos USD 52.000 millones en total por la política oficial de pisar los precios para contener los costos en otros sectores y también por la aplicación de retenciones, para que el mercado interno no pagara la nafta y el gasoil a valores internacionales de USD 100 el barril de crudo.
La llegada de un precio sostén o barril criollo les reportó a las refinadoras márgenes extraordinarios, de unos USD 10.000 millones hasta finales de 2017.
Y desde la primera devaluación de 2018, estas compañías perdieron más de USD 1000 millones por año por atrasar sus precios para no acelerar la inflación.
El año pasado contó con pronunciados altos y bajos. Un informe de Energy Consilium, la consultora que dirige el ex ministro de Energía y ex CEO de Shell Argentina, Juan José Aranguren, detalla que en abril de 2020 el Índice de Márgenes de Refinación (IMR EC) llegó a USD 36 por barril, mientras que en julio y agosto descendió hasta los USD 19.
Es decir, que en apenas tres meses (desde que el Brent pasó de USD 10 a USD 45 y el WTI salió de terreno negativo), la industria petrolera en Argentina pasó de tener ganancias extraordinarias a pérdidas gravosas.
Ahora, el sector espera con cautela los movimientos de YPF, la estatal que cumple un doble rol: satisfacer a sus inversores privados y mostrarle un horizonte promisorio en Vaca Muerta financiado con libertad de mercado y precios en línea con el mundo y, a la vez, funcionar como ancla política para evitar una aceleración de la inflación.
Las ventas de los combustibles líquidos bajaron un 20% durante el año de la pandemia.
Entre agosto y febrero, en menos de medio año, YPF recompuso sus precios en línea con la inflación anual. Y lejos de absorber los incrementos en los impuestos y los biocombustibles, la empresa dio la señal de que trasladará al público estas subas en sus costos, definidas por el mismo Gobierno.
La petrolera de bandera no tiene acceso al financiamiento externo y debe generar ingresos para fondear su plan de inversión. Si llegara a tener éxito en su canje de deuda, liberará USD 1000 millones por año entre 2021 y 2022 para desembolsar en Vaca Muerta unos USD 1300 millones en total en el corriente y USD 800 millones en otras cuencas.
Además, propuso invertir USD 400 millones en el segmento Downstream (refinación y comercialización) y USD 200 millones en Gas y Energía.
Las ventas de los combustibles líquidos bajaron un 20% durante el año de la pandemia y se recuperarán al ritmo del crecimiento de la actividad económica, que en el mejor de los casos recién a fines de 2022 o 2023 podría empardar los niveles anteriores a la Covid-19.
En ese sentido, las inversiones de las refinadoras en sus plantas dejan una amplia capacidad ociosa; del otro lado de la moneda, las petroleras se introdujeron en los estándares del primer mundo, ya que las importaciones de gasoil Grado 3 (Euro), con ínfimo contenido de azufre, se irán reduciendo paulatinamente.
Esa fue una de las razones de la mega inversión de USD 1500 millones de Pan American Energy (PAE) en la planta de Axion en Campana, Buenos Aires. Del mismo modo, Raízen, licenciataria de la marca Shell, desembolsará USD 715 millones en Dock Sud, para adaptarse a los nuevos requisitos regulatorios.
Fuente: Más Energía.