El desplome del petróleo agudizó en Argentina las internas por el valor del “barril criollo”
Después de alcanzarse los valores más bajos de la historia, resurgió en el país una fuerte pelea entre gobierno y empresas por el precio interno del crudo, Las provincias defienden sus regalías.
La pandemia logró que la industria petrolera conozca récords negativos inéditos, tanto a escala como global como a escala local. En el mundo, es la primera vez que los contratos futuros de petróleo WTI -producción estadounidense- tuvieron cotización negativa, es decir que los vendedores tenían que pagar para que los compradores se queden con su producto.
El mapa global del petróleo sigue experimentando alteraciones impensadas. Los buques para almacenar grandes cantidad de crudo (2 millones de barriles) solían costar US$ 29.000 diarios, pero ahora no bajan de US$ 100.000. Las costas de algunos países africanos -como Sudáfrica- están inundadas como nunca de estas naves de almacenaje. Africa es elegida por su distancia de Europa, América y Asia, relativamente equidistante.
Aunque los contratos a un plazo determinado mejoraron, ninguna proyección del barril a futuro entusiasma a la industria. A menos de US$ 40, los ingresos serán insuficientes para países con fuerte dependencia del petróleo. En esa categoría van desde Venezuela hasta Rusia, pasando por Arabia Saudita y Noruega. Los analistas predicen que Rusia y Venezuela deberán ajustar su gasto. Noruega, poseedor del fondo soberano anticíclico más importante del mundo -tiene dinero para pagar las jubilaciones, pensiones y compromisos sociales de todos sus ciudadanos por 50 años– está en condiciones de capear el temporal.
En Argentina, hay cuatro refinerías que están sin producción. Además de Dock Sud, están las de Refipampa y Refinor. En Plaza Huincul (Neuquén), la refinería de YPF no refina petróleo, pero está elaborando metanol y funciona con una guardia mínima, para no suspender a los empleados.
En este panorama, el Gobierno, las provincias y la industria debaten un barril “criollo”. Se trata de un precio de petróleo local, aislado del mundo. La medida, que ya rigió en anteriores mandatos del kirchnerismo, suele ayudar a proteger la producción. La contrapartida es que deja al sector sin capacidad de bajar los precios de los combustibles. Ya pasó en 2015. El petróleo crudo caía y los países disminuyeron los importes en surtidores de las estaciones de servicio de todo el mundo. Menos en las de la Argentina, porque acá los precios de la nafta estaban atados al “precio sostén” del petróleo.
El presidente Alberto Fernández les prometió a los gobernadores patagónicos que el barril “criollo” está casi listo. El ministerio de Desarrollo Productivo, encabezado por Matías Kulfas, ya le pasó el tema a la Casa Rosada. Allí llevan el tema. La propuesta es que el petróleo de producción nacional se despache a US$ 45 por barril. Con el precio del Brent -que es la referencia internacional que se usa a nivel local- a US$ 20, la diferencia (el doble) dejará a la industria local en una situación particular.
Las mayores petroleras, como YPF y Pan American Energy (PAE), se oponen al barril criollo a US$ 45. Consideran que sus operaciones de refino (venta de combustibles) se verán muy afectadas. La misma oposición está en Raizen y Trafigura (Puma).
Las petroleras internacionales y algunas locales con menor participación en la producción defienden ese barril a US$ 45. Las provincias también buscan ese número, que les garantizaría las regalías que esperan para este año.
El tema está en manos del presidente Alberto Fernández. Sin embargo, si hay un tema macroeconómico en que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner suele tallar en las decisiones oficiales, ese es la energía. Allí, difieren las versiones sobre la postura de la ex presidenta sobre el “criollo”. Algunos que la frecuentan dice que no dará luz verde, por ahora. Otros, que ya está convencida de sostener a las provincias, aún a riesgo de complicar a las petroleras más grandes.
Fuente: Clarín.