El «experimento» islandés ya es un éxito: la semana de 4 días inspiró a España, Japón y EE.UU. que ya lo prueban
La semana laboral de cuatro días parece tentar cada vez a más países por sus aparentes beneficios socioeconómicos, ¿quiénes probaron y cómo les fue?
El reconocido economista John Maynard Keynes dio en 1930, en Madrid, una conferencia titulada «Las posibilidades económicas de nuestros nietos». En su exposición, predijo que eventualmente se llegaría a un nivel de desarrollo tecnológico que posibilitaría la reducción de la semana laboral a tan sólo 15 horas. Durante las décadas de los sesenta y setenta del siglo 20 se retomó la idea keynesiana y volvieron a hacerse previsiones de esta índole, y lo mismo sucede hoy en día.
Andrew Barnes, fundador de Perpetual Guardian (Nueva Zelanda) y autor del libro «The four day week» (La semana de cuatro días), señaló que «la idea detrás del horario reducido es una apuesta por el trabajo flexible que permita aumentar la productividad, la rentabilidad, el bienestar, y un futuro más sustentable».
Según lo que Jan-Emmanuel De Neve, director del Centro de Investigación del Bienestar de la Escuela de Negocios de la Universidad de Oxford, afirmo para la BBC, todos los estudios sobre una semana laboral de cuatro días que han analizado han mostrado resultados positivos en términos de productividad, entendida como la cantidad de trabajo que se hace en un tiempo definido. Resaltó también que la pauta para comprender el aumento de la productividad es el bienestar general que se genera en los trabajadores.
Tal vez incentivada por los cambios laborales consecuentes de la pandemia, la posibilidad de una reducción en la semana laboral vuelve a tomar protagonismo en la agenda de muchos gobiernos y empresas alrededor del mundo, pero, ¿qué país han hecho el intento?
EL CASO ISLANDÉS
En el país nórdico se realizó un experimento entre 2015 y 2019 en el que se redujo la semana laboral a cuatro días. El estudio demostró que la productividad no solo se mantuvo, sino que, en algunos casos, mejoró. Según la investigación del Ayuntamiento de Reykjavik, la reducción en la carga laboral ha hecho que los trabajadores encuentren un mejor balance entre su vida personal y su trabajo.
El Ayuntamiento contó con la participación de unos 2500 trabajadores, cerca del 1% de la población activa del país, quienes pasaron de tener una semana laboral de 40 horas a 35. Las personas que participaron en este estudio de la Asociación Islandesa por una Democracia Sostenible (Alda), afirmaron sentirse menos estresadas.
Will Stronge, director del estudio, dijo: «Este estudio muestra que el mayor experimento del mundo de reducción de la jornada laboral en el sector público fue, de acuerdo a todos los parámetros, un rotundo éxito».
El evidente éxito del experimento islandés abrirá las puertas para que los trabajadores de Islandia puedan acceder a un contrato de trabajo por el mismo sueldo y menos horas. Los sindicatos ya han negociado nuevos patrones de trabajo, y ahora el 86% de la fuerza laboral islandesa ya ha decidido trabajar menos horas por el mismo sueldo, o pronto tendrá el derecho a hacerlo.
JAPÓN Y LA PARADOJA DE LA PRODUCTIVIDAD
Los líderes políticos desean incentivar trabajos flexibles, el home office y otras medidas para la nueva normalidad. El principal motivo por el cual la potencia asiática juega con la idea de implementar una semana laboral de cuatro días es acrecentar la economía y la tasa de natalidad en el país.
No es noticia que Japón es uno de los países con una demográfica cada vez más envejecida y que el tamaño de su población es cada vez menor. Para el gobierno, es importante que sus ciudadanos cuenten con más tiempo libre para salir, socializar y gastar, con el pretexto de que tal vez esto ayudaría a mejorar la situación poblacional.
Martin Schulz, economista jefe de políticas de la Unidad de Inteligencia de Mercado Global de Fujitsu Ltd., afirmó que el gobierno japonés está «muy interesado en que este cambio de actitud se arraigue en las empresas japonesas».
Esta tarea no será sencilla, ya que Japón está pasando por un momento de escasez de mano de obra, donde los jóvenes no quieren trabajar ni tienen interés por insertarse en el mundo laboral. Sin embargo, los empleados activos han recibido bien la reducción de la semana laboral, aunque se oponen a que los salarios sean modificados.
El experimento lo realizó la empresa Microsoft Japón. Probó durante un mes su Proyecto de Reforma de Trabajo con 2600 empleados, sin disminución de sueldo. Según los datos recogidos por el Sora News 24, la productividad de ese mes aumentó un 39,9%. La empresa también ahorró un 23,1% en electricidad, un 58,7% en tinta de impresora y papel y un 25,4% relacionado con los días libres que pedían antes los empleados.
ESPAÑA Y SU EXPERIMENTO PILOTO
A comienzos del 2021, Pedro Sánchez, presidente español, anunció un plan para establecer la semana laboral de cuatro días y destinar 50 millones de euros a empresas en su adaptación a este nuevo modelo. Desde el partido Más País, que es el principal impulsor del proyecto, se insiste en que esta innovación contribuiría a aumentar la productividad, reduciría el ausentismo e impulsaría el bienestar de la población. Sin embargo, el plan fue perdiendo apoyo y empezó a ser cuestionado durante los meses que le siguieron al anuncio.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tildó al plan de «rígido» y propuso que el diseño de la semana laboral tuviera una mirada más bien bidireccional, es decir, que sea flexible tanto para el trabajador como para el empresario. También, el Ministerio de la Industria sostiene que el plan debería estar sujeto a los presupuestos generales del Estado, lo cual atrasaría su implementación.
Carlos Victoria, economista e investigador en el centro de Políticas Económicas de ESADE, señala que «El hecho de que esta idea se desarrolle como un experimento piloto ya es algo positivo en sí mismo. Ese es el estándar de oro para evaluar el acierto de las políticas públicas».
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NUEVA ZELANDA LO PRUEBA
El Gobierno de Jacinda Ardern propuso la semana laboral de cuatro días como medio para reactivar la economía tras el freno en la actividad por la pandemia. Una de las primeras empresas en probar el modelo fue Unilever, en donde, según la empresa, «los empleados mantendrán sus salarios al 100% mientras trabajan el 80% del tiempo».
El director gerente de Unilever Nueva Zelanda, Nick Bangs, dijo: «»Nuestro objetivo es medir el rendimiento en función de la producción, no del tiempo. Creemos que las viejas formas de trabajar son anticuadas y ya no son adecuadas para su propósito».
Dado el éxito del experimento, Ardern pidió que ambas partes – empresa y empleado – piensen sobre el posible beneficio de una jornada de cuatro días y «si eso es algo que funcionaría para su lugar de trabajo, porque ciertamente ayudaría al turismo en todo el país». La organización neozelandesa «4 day week» dijo a la BBC Mundo: «Todos los negocios con los que hablamos reportan un aumento de la productividad».
¿ Y ESTADOS UNIDOS?
Hay muchas compañías que han adoptado el modelo con diferentes resultados, una de ellas fue la cadena de comida rápida Shake Shack, comenzó a experimentar con la jornada de cuatro días en algunas de sus sedes de Las Vegas en marzo del pasado año. Una de las ideas principales era atraer, retener y encontrar «empleados de alta calidad», ya que «nunca antes había sido tan difícil encontrarlos», según su CEO, Randy Garutti.
Los resultados fueron tan buenos que ahora un tercio de los locales de la compañía ha adoptado la política. «Estamos escuchando realmente a nuestros empleados, entendiendo como son sus estilos de vida», dijo Garutti.
La empresa de software de gestión de proyectos, Basecamp, también implementó el modelo, aunque sólo lo aplica durante los meses de verano. El CEO, Jason Fried sostiene que durante este periodo la productividad de sus trabajadores se incrementa de forma notable.
Sin embargo, no todos los resultados son buenos, como es el caso de la empresa Treehouse, una compañía de recursos humanos de tecnología que hace años, en 2015, implementó la jornada de cuatro días. Un año más tarde, se vieron obligados a retomar la jornada de 40 horas semanales, ya que, según sostenían, no podían mantenerse al día con la competencia.
QUÉ PASA EN ARGENTINA
En Argentina, la Ley de Jornada fija como tope un máximo de ocho horas diarias o 48 horas semanales, con una jornada laboral promedio de 39 horas semanales. La Secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, Ana Castellani, expresó que el Gobierno analiza la implementación de un nuevo régimen de 4 días, «explorar semanas laborales más cortas está en la agenda de discusión que se viene», afirmó la funcionaria.
Por otro lado, y para sumar beneficios, según un estudio de Greenpeace basado en los registros de la actividad económica de 29 países de la OCDE, una reducción de apenas el 10% en la cantidad de horas trabajadas bajaría la huella ecológica en un 12,1 %, la huella de carbono en un 14,6% y las emisiones de CO en un 4,2%.
Fuente: El Cronista