El Gas de caña abre una nueva ventana para agricultura energética
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De la caña nada se pierde, se puede terminar el proceso de producción del biometano en la planta de la Cocal, una empresa de Brasil que produce azúcar, etanol, electricidad y otros derivados de los residuos agroindustriales cañeros.
El biometano sale a la luz luego de una larga cadena desde la siembra de la caña, originalmente destinada a la producción del azúcar y aguardiente. El cultivo cañero se multiplicó después que Brasil decidió sustituir parte de la gasolina por el etanol, ante el alza de los precios petroleros en los años 70.
El biogás es flexible y puede destinarse a la generación eléctrica o la producción de biometano, según las condiciones del mercado. Así reduce riesgos en los negocios, arguyó Alves.
El exceso de residuos provocó desastres ambientales hasta que las empresas lograron aprovecharlos: el bagazo como fuente de energía térmica y eléctrica, por ejemplo. La vinaza y otros desechos sirven como fertilizantes, pero son imperfectos por contener material orgánico y en consecuencia emitir gases contaminantes.
La Cocal decidió producir biogás a partir de 2021, sometiendo la vinaza y la cachaza (torta de filtro en Brasil) a la biodigestión en una planta construida cerca de su central azucarera y destilería, en el municipio de Narandiba, en el oeste del estado de São Paulo.
La descomposición del material orgánico dentro de los biodigestores, en ambiente cerrado, produce el biogás, una mezcla de gases. La extracción de esos gases convierte los residuos en fertilizantes más limpios y eficaces.
El biogás, por su parte, puede generar calor y electricidad por su quema. Pero Cocal pretende refinar la mayor parte, es decir separar el biometano, un potente combustible, de otros gases, como el dióxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno, que tienen uso industrial.
El biometano de Cocal será distribuido por un gasoducto en tres ciudades cercanas, Narandiba, Pirapozinho y Presidente Prudente, que suman 264 000 habitantes. El proyecto es pionero en abastecer de gas local a una región del interior, sin acceso al gas natural que en Brasil tiene origen en el mar y tiene distribución limitada por la escasez de gasoductos.
Razones ambientales y la demanda local condujeron a Cocal, dueña de dos plantas de azúcar y etanol, a producir el biometano, destacó André Gustavo Alves da Silva, director Comercial y de Nuevos Productos de la empresa.