El mercado del petróleo es más frágil de lo que parece
Los precios del crudo han bajado un 20% desde su récord de principios de junio por los temores a una recesión. Pero los factores que tensaron los mercados energéticos en 2021 siguen vigentes.
La crisis energética de Europa ha vuelto a estallar después de Gazprom anunciara que reducirá aún más los flujos de gas a través del gasoducto Nord Stream 1. El gigante ruso de la energía ha declarado que esta arteria fundamental para el suministro de gas al continente funcionará ahora sólo al 20% de su capacidad. Los precios se dispararon al conocerse la medida, con el riesgo de dañar aún más la tambaleante economía europea.
Parece ser la última respuesta del presidente ruso Vladimir Putin a las sanciones económicas por la invasión de Ucrania por parte de Moscú. Muchos analistas sostienen que Putin está restringiendo el suministro de gas en Europa para provocar una crisis energética aún más grave este invierno.
La fuerte caída de los precios del petróleo y los combustibles en las últimas seis semanas ha sido un alivio. Los conductores por fin tienen un respiro en el surtidor, lo que debería ayudar a frenar la creciente inflación.
Los precios del crudo han bajado un 20% desde sus máximos de principios de junio, y los de la nafta y el gasoil aún más. En Estados Unidos, la caída de los futuros de la gasolina mayorista apunta a que el precio promedio nacional se situará por debajo de los u$s 4 el galón. Mucha gente en todo el país ya está viendo precios que empiezan de nuevo con u$s 3. El gobierno de Biden está dando la vuelta olímpica.
El temor a una desaceleración económica mundial -y los indicios de que los altos costos del combustible han afectado a la demanda- han arrastrado al petróleo, junto con casi todas las demás materias primas. Mientras la recesión esté presente en la mente de los inversores, es probable que los precios del petróleo sigan estando a la baja.
Aun así, los mercados del petróleo siguen en la zona de peligro. Los mismos factores que tensaron los mercados energéticos durante el año pasado siguen vigentes. Las reservas mundiales son escasas y el sistema de suministro energético funciona casi a pleno rendimiento.
La alianza de productores de petróleo OPEP+ tiene muy poca capacidad sobrante, y la que queda está prácticamente en manos de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Las refinerías están sacando todo el combustible que pueden. Los gobiernos están agotando sus suministros de emergencia a un ritmo récord.
Todo ello deja poco margen al mercado para absorber las crisis de suministro. Con los riesgos de la demanda en primer plano y los flujos de suministro más saludables de lo que muchos esperaban, los precios han bajado. Pero no está garantizado que esto continúe.
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La amenaza más inmediata es la inminente temporada de huracanes en el Atlántico. El tramo de la costa del Golfo de Estados Unidos que va de Louisiana a Texas se ha convertido en la última década en una vía crucial para los flujos comerciales mundiales de la energía, además de estar en el corazón del «Callejón de los Huracanes».
Si uno tuviera que planificar un sistema energético mundial, probablemente no pondría algunos de sus activos más importantes en la trayectoria directa de tormentas altamente destructivas. Pero ese es el sistema que tenemos y el riesgo de interrupción parece alto este año. Los meteorólogos estadounidenses dicen que esperan una temporada de huracanes más intensa de lo normal, alimentada por el cambio climático, con tres a seis grandes tormentas previstas en los próximos dos meses.
Por supuesto, no es nada nuevo que los huracanes arrasen la costa del Golfo. Pero con tan poca holgura en el sistema, cualquier golpe a las refinerías del Golfo, a las plantas de exportación de gas natural licuado (GNL), a la producción en alta mar o al comercio tendrá consecuencias magnificadas para los precios.
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La otra gran «incógnita» en el horizonte es el endurecimiento de las sanciones al comercio de petróleo ruso. La nueva prohibición de la Unión Europea y el Reino Unido de que las empresas aseguren los envíos de crudo ruso entrará en vigor en diciembre. Algunos analistas y responsables políticos han advertido que podría provocar un nuevo salto en los precios al cortar de facto los envíos marítimos de petróleo ruso.
«Si se prohíbe el seguro de los petroleros que transportan petróleo ruso, los petroleros simplemente no podrán transportar petróleo ruso en absoluto. La razón es que suelen estar apalancados y sus acreedores exigen que estén asegurados. Por lo tanto, el resultado será una disminución -potencialmente grande- de las exportaciones de petróleo ruso», escribió Olivier Blanchard, analista del Instituto Peterson de Economía Internacional, en una reciente nota de investigación.
Por ahora, la amenaza de sanciones no ha afectado a los precios, probablemente debido a las preocupaciones a corto plazo sobre la desaceleración económica y a la creencia de que los responsables políticos acabarán suavizando las sanciones. Pero esto podría cambiar.
Luego están las incógnitas desconocidas. Sucesos como el ataque con drones en 2019 a las instalaciones petrolíferas de Abqaiq en Arabia Saudita, que dejó fuera de juego una gran parte del suministro de petróleo del país, o el ciberataque del año pasado al oleoducto de Colonial Pipeline en Estados Unidos. En momentos como el actual, en el que los suministros son escasos y los mercados están nerviosos, este tipo de sucesos tienen un mayor efecto sobre los precios.
Si una desaceleración económica merma la demanda mundial de energía, como muchos esperan que ocurra, estas amenazas perderán parte de su potencia. Pero por ahora los mercados del petróleo son probablemente más frágiles de lo que podría indicar la reciente caída de los precios.
Fuente: Cronista