El país pasó del borde del precipicio a «opción de inversión»: este es el plan Made in Argenjapan
El principio de acuerdo con el FMI obliga a ponernos creativos, con una agenda económica disruptiva y radical. Una alternativa es cerrar negocios con Japón.
El país pasó del borde del precipicio a opción de inversión: este es el plan Made in Argenjapan
La semana pasada estábamos al borde del precipicio, paradójicamente esta semana la Argentina puede iniciarse como “la opción de inversión”. Llegamos al principio de acuerdo con el FMI, ahora tenemos que ponernos creativos. No es posible regresar a una “economía sin gente” y con una economía bipolar solamente (Friedman y Keynes), no salimos más. Existen recursos para hacer políticas económicas disruptivas y justo ahora estamos en un mundo donde todo es posible.
Mayo de 2003 fue el momento adecuado para los estímulos a la demanda agregada y eso hicimos. Pero esa propuesta se agota, no es sostenible en el largo plazo, lo padecimos. La inversión y las exportaciones son la llave de crecimiento a largo plazo. Y en forma consistente con la visión de crecimiento y bienestar general, damos lugar a la excepcional capacidad que tiene nuestro país. Este tiempo es inmejorable para instalar estrategias creativas e innovadoras. El sistema financiero internacional es inflexible, vayamos por el comercio con propuestas originales, nos merecemos un diseño, un nuevo perfil comercial que presente una extrema oscilación de los negocios del país. Dejemos de lado los mensajes sobre la amenazadora situación permanente, con proyectos originales de exportaciones e inversiones con un país complementario experto y rico, que no presenta controversias ideológicas. No es EEUU, ni China ni Rusia, sin que por esto sea excluyente. El pueblo trabajador argentino es competente y está ansioso por salir adelante. La pasión por construir un “modelo de desarrollo con inclusión social”, debería incorporar el enfoque multipolar para mantener el rumbo.
La Argentina necesita inversiones productivas para seguir generando empleo en el mundo de la producción y el trabajo. Las nuevas inversiones llegaran, porque los inversores siempre aparecen donde perciben potencial de actividad y crecimiento. Ninguna otra cosa que no sea “crecimiento”, establece la confianza de grandes y pequeños participantes.
Una alternativa “inexplorada”
Ofrecer un sendero fiscal es importante, pero es mucho más atractiva la garantía de un sendero en divisas provenientes del superávit comercial.
Podríamos cancelar deuda, renegociar las condiciones acordadas en forma exitosa, es necesario demostrar que la economía real es “viable”. La generación de un flujo marginal inexistente para considerar la re programación o cancelación creciente de una deuda repetida y aburridamente renegociada, es posible a partir de un “boom de exportaciones”. Esto fue mencionado una vez más, dentro de los anuncios del paquete, ¿pero no se dijo cómo?-. Mientras todos los indicadores mejoraron, las exportaciones crecieron por encima del promedio, generando un superávit comercial superior a los u$s15.000 millones. Durante el antipático segundo año de la pandemia, resistiendo el nivel más alto de hostilidad competitiva del comercio internacional. Crecimos con un tipo de cambio estable y cierta apreciación del peso y, con nuestro socio comercial-Brasil-complicado política y económicamente.
Huyendo de la economía financiera Matrix
La economía financiera Matrix es un contexto de relación entre cosas y sucesos económicos creados y controlados artificialmente. Una importante característica de la Matrix es que en ella las personas son consideradas “cosas”. Como en la película, refleja la esclavitud argentina de la lógica de la financiarización, la tecnocracia, y las inteligencias artificiales que dominan la mente de las redes sociales. Los medios también nos tienen en suspensión, con nuestras mentes conectadas a una realidad virtual-trolls-fake news-fake false-, que transmite cada día la muerte de la esperanza. Los argentinos han sido explotados por esa maquinaria y las pocas personas que no están aturdidas, viven bajo la diatriba negativa, la crítica sin propuestas y lamentablemente, son funcionales al sistema.
Argentina y Japón
Negocios con China, fenomenal, activemos los swap y financiemos infraestructura; pero no es cuestión de emerger de un señorío para sumergirse en otro. Nuestra riqueza natural le ofrece pista de aterrizaje al denuedo japonés. Solo necesitamos despojarnos del prejuicio de: “no se puede”, para encarar en forma inmediata un acuerdo innovador con Japón, obteniendo know how industrial y comercial del super modelo exportador.
Necesitamos explorar una alianza estratégica para exportar, que a su vez garantice otra nueva renegociación y/o amortización futura de la deuda. Con un borrador podemos ir a la embajada. Imagínese el anuncio de la firma de un acuerdo con un socio comercial como Japón. Vea cómo regresan los capitales de argentinos en el exterior y el financiamiento que necesitamos, la confianza en lo único indiscutible, el ingenio como por la respuesta al actual encierro.
¿Cómo funcionará la propuesta?
Existen fuertes indicios de que las exportaciones de productos alimenticios pueden ser industrializadas. Necesitamos quien que lo haga mejor (industrializar y exportar a nuevos mercados). Después de la pandemia habrá disrupciones para conformar un mundo más dinámico. Podremos utilizar el conocimiento, la experiencia y la creatividad para aprovechar en conjunto, aquel proceso que no funciona “a pleno”, con el país que más sabe. Hacer negocios con Japón es escoger una “alianza con un distinguido”.
La experiencia de la Innovación y la Creatividad
Las ventas de mipymes al exterior totalizaron u$s 10.800 millones en 2021; no solo alcanzaron el máximo nivel en el último tiempo sino que también creció la cantidad de firmas que exportaron: casi 7.600 mipymes participaron en el negocio exportador (Estefanía Pozzo). En la Argentina vemos oportunidades de inversión reproductiva en forma exponencial. Hay empresas desprovistas parcial o totalmente de tecnología, innovación, know how. Podemos mencionar también casos donde se comienza a ausentar la vocación industrial y prevalece la fatiga de los accionistas. Estas empresas argentinas cobrarían un nuevo impulso, si pudieran “irrumpir en el mercado global, con crecimientos fantásticos de ventas”. Cuatro o cinco veces más facturación, mediante revolucionarias acciones de transformación de negocios.
Existen abundantes argumentos para pensar que las exportaciones son la solución más adecuada de los problemas de la economía argentina. Sin embargo, nadie intenta lanzar ideas innovadoras por temor a las arrogantes descalificaciones de expertos en “piloto automático”.
¿Qué pasa si aceptamos que no se exporta más porque no se sabe?
Tenemos una enorme prosperidad dormida por desconocimiento, resistencias ideológicas, falta de exploración, coraje y fe en nuestros recursos. Agreguemos a esta actitud, falta de apoyo promocional de los Gobiernos y desinterés empresario, incentivado por la tentación de la ganancia financiera. Cuando todo va bien, nuestras exportaciones no alcanzan al 16% del PBI promedio. Algunos economistas han esquivado sistemáticamente el compromiso que demanda su atención. Solo por el potencial incremento posible en términos porcentuales de cualquier negocio que comienza desde su nivel inferior, vale la pena encarar inmediatamente un plan de acción desde Cancillería y el Ministerio de Economía.
Propuesta
Negociar un “acuerdo piloto argentino” (con permiso) para luego integrar al Mercosur, y más tarde llegar hasta México con Japón. Otorgándole en locación un “fondo de comercialización internacional de exportaciones”. Dado nuestro potencial comercial-casi virgen-, una propuesta de este tipo, en el actual momento de estancamiento que atraviesa Japón, sería de una escrupulosidad insuperable. Las probabilidades comerciales argentinas son mayúsculas y los nipones lo saben. Ya no está el obstáculo del FMI ni del Club de Paris que impedirían legalmente a Japón, invertir en un país con incumplimientos.
En el sector privado, en la mayoría de los casos donde existen empresas con dificultades financieras, el alquiler de un fondo de comercio supera el valor patrimonial de la empresa. El “Good Will”[1]. Aún concursadas y quebradas también se realiza el negocio (pensemos hoy en Vicentin. Empresas japonesas en asociación con cooperativas de trabajadores y pequeños productores, compitiendo con las que ya sabemos). Asimismo estos negocios se hacen porque la empresa objeto del fondo de comercio no tiene capital de trabajo, ni mucho menos sabe explotar el potencial que posee.
Un negocio donde se gana por todas partes
Vamos a bajar el precio de los alimentos para los argentinos con mayor productividad en base a la tecnología. Para las empresas japonesas representaría la posibilidad de integrarse industrialmente en forma vertical, desde la materia prima hasta la exportación de agro alimentos terminados. Claramente, muchas familias de productos nuevos. Se diversificará su portafolio de negocios para competir con los italianos y los franceses que subsidian cierta ineficiencia de sus actividades, compensando a la vez su excesivo enfoque en electrónica, metalmecánica e informática, hoy altamente saturadas y commoditizadas.
Japón carece de los recursos naturales que nosotros tenemos en sobre abundancia (petróleo-agua-gas-alimentos-extensiones territoriales-80% de suelo cultivable-cuatro estaciones-hasta dos cosechas). Se abriría un horizonte inexistente, incluyendo la posibilidad de fabricar y exportar inclusive-no exclusivamente-a su propio país, sus propios productos, además de accionar la llave exportadora que poseen en el Sudeste asiático.
“Made in Argenjapan”
No es antojadizo imaginar a los japoneses exportándose sus propios alimentos argentinos. Por ejemplo es un secreto a voces que los europeos nunca aprobarán que le suministremos una porción importante de su comida, ya que para ellos es prioritario cuidar su sector agropecuario, paradigma de muchas sociedades europeas como Francia, Italia, España y hasta Inglaterra. -¿Quién podrá dudar de las normas de calidad, producción y salud en temas relacionados con la carne si Japón pone su sello?- Su concepto “sano, natural y fresco”. Para Argentina, conseguir incorporar a un país experto en exportaciones de manufactura y rico, que aporte inversiones, tecnología y know how sería perfecto. Para empresas japonesas una comisión de gestión por nuevos mercados y apertura de inversiones sería lúcido y racional.
La configuración de la economía global-apenas suban las tasas de la FED-, disminuye las posibilidades de ingreso a los mercados voluntarios de crédito. Pasará tiempo hasta que podamos volver con alguna emisión de bonos para financiar inversiones.
Tenemos que iniciar una estrategia innovadora que conduzca un mayor aprovechamiento de los recursos. Encontrar financiamiento sustituto y genuino de divisas no nos da margen para subestimar un instante, menos para evitar los esfuerzos necesarios.
Cualquier desaceleración del consumo doméstico y la falta de financiación pueden hacer un coctel explosivo. Debemos innovar por el bien y el futuro de nuestras generaciones que hoy no piensan en otra cosa que emigrar.
Upsizing – La última oportunidad de intentar algo grande sin dolor
Imaginemos el siguiente escenario: Firmamos un acuerdo con Japón autorizando beneficios para la inversión directa para las importaciones destinadas al desarrollo y la exportación de productos “Made in Argentina”. A cambio y como “prima de ingreso” Japón avala (ni siquiera invierte) una emisión de bonos argentinos “ARGENJAPANS”, con garantía de exportaciones. Sin invertir capital, avalando un bono que calificara “AAA” por u$s 20 mil millones. Argentina le contra garantiza a Japón el cumplimiento de la amortización con parte proporcional de los bonos avalados con el superávit excedente de nuestra balanza comercial. Inclusive se podría abrir una cuenta de garantía (escrow account)
Incentivos para Japón
Le pagamos una comisión de gestión o “management fee” sobre el aumento sobre las actuales exportaciones por los próximos 10 años. Es más razonable que pagar comisiones a la banca para seguir realizando canjes y comisiones. Por utilizar el know how industrial-exportador de Japón, por un tiempo determinado y previsto (además de las externalidades a que accedan las empresas japonesas que se instalen en la Argentina), estimulamos el interés de diversificar la oferta de exportación de Japón. También podemos prever una opción al final del acuerdo para que renueven los plazos (por ejemplo 10 años más) a cambio de un fee decreciente mediante el pago de una prima como anticipo de los próximos, para rescatar títulos emitidos.
Una opción sólida con un socio confiable disminuye el riesgo soberano, baja la carga de intereses y consecuentemente el déficit fiscal que generan los servicios de la deuda. Una llave de arranque para potenciar exponencialmente nuestro comercio internacional para siempre.
Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani
[1] El fondo de comercio es el valor de la reputación de una empresa construida a lo largo del tiempo con respecto a las ganancias futuras esperadas por encima de las ganancias normales. El fondo de comercio es un activo real intangible que no se puede ver ni sentir, pero existe en la realidad y se puede comprar y vender. En sociedad, la valoración del fondo de comercio es muy importante.
Fuente: Ambito