En Bolivia el Director regional de Hidrocarburos de Santa Cruz afirma: “Vaca Muerta nos puede quitar los mercados argentino y brasileño”
Eduardo Ibáñez, director de Hidrocarburos y Minas de la Gobernación de aquel sector habló sobre la realidad del sector hidrocarburífero, el potencial del biodiésel y el desarrollo de proyectos de gas en Argentina y Brasil
Ante la baja productividad de gas, el director de Hidrocarburos y Minas plantea abrir el marco regulatorio a la inversión privada, apostando por el biocombustible. Además, advirtió que el desarrollo de Vaca Muerta y el Presal tendrá serias consecuencias para Bolivia.
– ¿Cómo evalúa la política hidrocarburífera del país?
La economía del país se sustenta de la venta de este commodity que necesita de fuertes inversiones para mantener un ciclo de vida mayor. En ese sentido, la política del sector debe ser revisada.
La realidad es bastante compleja, porque la producción se ha reducido. En estos últimos siete años, casi un 35%, pues de 62 o 63 millones de metros cúbicos de gas por día (MMm3/d) que llegamos en 2014 y 2015. Hoy estamos con 20 MMm3/d.
Se ha reducido en casi un tercio y es difícil hoy tratar de mantener los ingresos generados, que el Estado central, las gobernaciones, alcaldías y universidades reciben a partir del gas.
Sin ir muy lejos, este año empezamos con una producción de 48 MMm3/d en enero, ahora estamos cerrando el año con 42 MMm3/d. Independientemente del problema que hubo en el pozo Margarita que hizo que la producción baje a 2,5 MMm3/d – lo que motivó a Yacimientos y el Ministerio a reconocer un problema de fuerza mayor- siempre se trató de minimizar esta situación.
Veníamos de una reducción a nivel general. Por ejemplo, nuestro campo estrella que es Incahuasi, empezó el año con 11 MMm3/d y bajó a 10,2 MMm3/d, pero recuperó esos 0,8 MMm3/d con la perforación del pozo Incahuasi 5.
– ¿Cómo está la producción de gas de Santa Cruz y qué tan importante es la región para el sector hidrocarburífero?
Incahuasi es muy importante, no solo la producción que aporta Santa Cruz que está en 16 MMm3/d, que representa el 30% de la producción nacional. Solamente el campo Incahuasi con los 11 MMm3/d -que están recuperados- aporta el 25% de la producción nacional.
Quisiéramos conocer en detalle las inversiones que se tienen planificadas desde el Ministerio de Hidrocarburos y Yacimientos dentro del departamento.
Se saben los anuncios, pero la realidad es que no hay un valor de cuánto y cuándo se van a tener nuevos volúmenes de producción. Siendo optimistas, esperamos que Incahuasi mantenga los 11 MMm3/d recuperados hasta 2022, pero sabemos que los pozos tienen una declinación natural. La expectativa es que hasta 2025 baje a los 8 MMm3/d.
Eso en el tema del gas, pero una de las potencialidades que tiene el departamento de Santa Cruz es el tema de los biocombustibles.
– Entonces, ¿por qué no se avanza en proyectos?
Se han dado las primeras señales en el tema del etanol, si bien ha sido una iniciativa bastante interesante existen problemas con los productores por los cupos de etanol que entrega YPFB, pero esa es una parte porque lo que más importamos es el diésel.
Entonces, el producto a desarrollar es el biodiésel y tenemos un potencial grandísimo en la región oriental para desarrollar este tipo de combustibles.
– ¿Están dadas las condiciones para este proyecto?
Para el etanol se hizo una ley. Para el biodiésel entiendo que ya se discutió una norma; en su momento deberíamos revisar dónde estamos y a partir de ahí sacar una ley específica que incentive el desarrollo del biocombustible; y digo incentive, porque no necesariamente tendría que hacerlo el Gobierno central.
Veamos las experiencias de Brasil y Paraguay, son países que han crecido mucho.
– ¿Qué se debe hacer para abrir la inversión, pero no solamente para el biodiésel?
Se debe generar un nuevo marco normativo, la Ley de Hidrocarburos ayudó a cosechar (recursos), pero ahora no permite sembrar, porque fue diseñada cuando el ciclo de vida del negocio estaba en expansión. Pero hoy es distinto, porque no se generaron las condiciones para que haya reinversiones. El escenario no es pesimista porque el mercado y la demanda, que motivaron el negocio aún se mantiene. Tenemos a Argentina y Brasil ávidos de energía.
– Pero estos países tienen proyectos como el Presal y Vaca Muerta ¿Son estos una amenaza para el país?
Ellos están desarrollando alternativas, como el Presal que es una realidad. En este momento, existen dos gasoductos de evacuación de gas submarino y un tercero que hasta fin de año entrará en operación que son la rota 1, 2 y rota 3, y existe el rota 4. Están buscando una parcería entre la distribuidora de gas de São Paulo Comgas, que busca productores que ayuden a construir el rota 4 para que el gas vaya directamente a São Paulo.
Eso es una amenaza para nosotros como proveedores de gas. En toda la costa de Brasil, desde Curitiba, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul, que es ‘el filet mignon’ del negocio, porque se pagan los precios más altos del gas natural, después de São Paulo, hay un sector industrial que está limitado por la oferta. Entonces, ese mercado está demandando nuevos puntos e inyección de gas.
Incluso están desarrollando estaciones de regasificaciones adicionales a las tres que ya tiene Brasil. Y se reactivó la bahía de Guanabara que Petrobras había desactivado, pero se reactivaron ante la demanda. Esa es la amenaza en el mercado de Brasil.
La segunda amenaza es Vaca Muerta. Si Vaca Muerta termina de desarrollarse, Argentina no nos va a comprar más gas y nos puede quitar el mercado brasileño; es decir, vamos a perder ese market share, no solo en Argentina sino también en Brasil, si Vaca Muerta termina de disparar porque interconecta su producción con el mercado premium del Sur de Brasil.
Vamos a ser un país de tránsito. Seguramente vamos a ganar por cobrar una tarifa de transporte, pero nos van a desplazar. Las moléculas de gas se están agitando en todos lados, pero aquí ¿qué estamos haciendo?.
Ahora se escucha a las autoridades del sector que hay que revisar la Ley de Hidrocarburos, que se está trabajando. Soy optimista porque hay reconocimiento de que tenemos un problema. Ese es el primer paso. Esperamos que en este rediseño del sector se involucre a todos los actores.
Fuente: El Deber