En el Gobierno preocupa el impacto a la prohibición de actividades con potencial exportador
El avance de la prohibición de actividades económicas en sectores que consideran claves para la generación de divisas que el país necesita para crecer supone cierto temor por parte del gobierno.
Analistas especializados en desarrollo económico piden que se consolide un liderazgo político que defienda y brinde información, dado que consideran que se está consolidando una “alianza anti exportadora y anti desarrollo”.
En el último semestre se prohibieron tres actividades económicas con alto potencial exportador. Primero fue la salmonicultura en Tierra del Fuego, con un potencial de u$s10 mil millones para la próxima década. En la actualidad, Argentina es importador neto de salmón, proveniente de Chile, que solo en 2020 exportó por u$s4.000 millones.
También se prohibió la zonificación minera en la meseta de Chubut. La empresa Pan American Silver, que ahora analiza su salida de Argentina, preveía realizar una inversión por u$s1.200 millones y contratar 4.000 personas. En el país hay 7 provincias que prohíben la minería, actividad que solo exporta u$s3.000 millones anuales, contra más de u$s30 mil millones que vende Chile al mundo.
En la última semana la Justicia frenó la actividad de la exploración offshore de hidrocarburos en las costas de Mar del Plata. El lugar tiene un potencial de u$s 32 mil millones, según el gobierno provincial, y podría constituirse como un nuevo Vaca Muerta. En el caso de Tierra del Fuego, el Ministerio de Ambiente celebró la decisión de la prohibición. En Chubut, fue el gobierno provincial el que dio marcha atrás. El caso de Mar del Plata fue el único en el que el Gobierno salió públicamente a defender la actividad.
Analistas avezados en el tema del desarrollo económico consideraron que hay un problema político. “Lo que falta es liderazgo comprometido con el desarrollo dentro del Gobierno, que diga que estas actividades son esenciales, y que se van a desarrollar con fuertes controles”, afirmó Eduardo Crespo, doctor en Economía. El economista Claudio Scaletta, agregó: “La dirigencia se tiene que tomar en serio este problema porque ya empieza a tener efectos económicos graves”. Como ejemplo, mencionó la energía nuclear: “Tenemos toda la cadena nuclear, pero importamos uranio por el ambientalismo”.
Scaletta opinó tambien que en el debate sobre el desarrollo económico debería sumarse un nuevo actor: “Una alianza anti exportadora y anti desarrollo”. Consultado acerca de quién la conformara, aseguró que se trata de sectores de izquierda trotskista, algunas organizaciones sociales, ONG extranjeras con presencia en Argentina y el progresismo urbano del sector servicios. “Hay que repensar el péndulo de Marcelo Diamand, porque nunca se había visto tanto la política del subdesarrollo como ahora”, opinó. “Actualmente, el único sector exportador es el agroindustrial. No querer diversificar tu estructura productiva es una postura reaccionaria y funcional al imperialismo, porque consolida tu lugar en la división internacional del trabajo”.
Delfina Godfrid, quien investiga acerca de políticas públicas y cambio climático en Flacso dijo: “No creemos que no haya que exportar. Sabemos que para hacer la transición energética necesitamos divisas, y la demanda de petróleo y gas va a seguir”. No obstante, añadió: “No somos anti todo, pero nuestra tarea es garantizar que, si se utilizan combustibles fósiles, tenga algún propósito hacia la sostenibilidad. Si se decide una política con costo ambiental, debe responder a una decisión estratégica”.
Para cerrar afirmó que al país le falta presentar el plan nacional de adaptación y mitigación al cambio climático, y la estrategia de descarbonización de largo plazo.