Energía: El sector nuclear argentino está ante una oportunidad única e irrepetible, pero corre el riesgo de perderla
Históricamente, Argentina se ha posicionado como un país líder en materia de energía nuclear. Pero ahora, el mundo atraviesa una serie de desafíos que impulsan aún más al sector, aunque las últimas medidas del gobierno nacional podrían provocar que el país pierda una importante oportunidad.
Desde su llegada al poder, el presidente Javier Milei ha tomado drásticas medidas para reducir el gasto público del Estado nacional, una de las causas indirectas que ha generado, durante muchos años, una elevada inflación.
Sin embargo, aunque muchos de los recortes han parecido más que lógicos, hubo uno que llamó negativamente la atención: la reducción del presupuesto para el desarrollo del sector nuclear nacional.
Liderado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), este sector es reconocido a nivel mundial.
Tanto es así que Argentina se caracteriza por haber exportado, a través de empresas como INVAP, reactores nucleares a diversos países, por ejemplo, Australia.
Además, dicho sector es fundamental para el país, ya que representa el 10% del total de la matriz energética argentina. E incluso, pese a los graves problemas económicos que enfrenta el país desde hace años, eso no impide que Argentina continúa liderando el sector a nivel internacional gracias al desarrollo de proyectos como los reactores CAREM y el RA-10.
Respecto al CAREM, este es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en Argentina.
Este tipo de reactores es conocido como Small Modular Reactors o Reactores Modulares Pequeños (SMRs), lo que equivale al diseño y desarrollo de centrales nucleoeléctricas de menor tamaño y potencia eléctrica que las tradicionales.
En este sentido, estos dispositivos tienen una gran proyección para el abastecimiento eléctrico de zonas alejadas de los grandes centros urbanos.
El CAREM, que tiene un grado de avance del 70%, se está construyendo en Lima, provincia de Buenos Aires, desde 2014, lo que lo convirtió en el primer SMR del mundo en estar oficialmente en construcción.
La obra de la NCEA incluye el diseño, construcción, montaje, puesta en marcha y entrega para la operación de un reactor nuclear multipropósito, contando con un aporte de más del 80% de empresas e instituciones locales en tecnología y servicios asociados.
La instalación le asegurará a Argentina el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico, permitiéndole también contar con capacidad para cubrir gran parte de la demanda de América Latina.
No obstante, tras las drásticas decisiones del gobierno nacional, la conclusión de ambos proyectos se ha puesto gravemente en riesgo, y esto afecta la visión del país a largo plazo.
Por otra parte, en plena lucha contra el cambio climático, y teniendo en cuenta que la producción de energía nuclear no produce emisiones de gases de efecto invernadero, la medida es más que llamativa en un momento en el que el mundo, incluida Europa, comienza a inclinarse por este tipo de energía.
Consultada por El Economista, Adriana Serquis, expresidenta de la CNEA, explica que «la energía nuclear como energía limpia es indispensable para cumplir con los compromisos climáticos».
«Dentro de las tecnologías de generación eléctrica, la nuclear es motor de desarrollo en la transición energética, que debe ser una oportunidad para el desarrollo industrial con gran agregado de valor y la capacidad exportadora. Es necesario avanzar en la construcción de centrales de potencia 100% estatales, con mano de obra argentina y desarrollo de industrias locales como parte de la cadena de valor», agrega.
Por ello, a la hora de analizar en qué situación se encuentra el sector nuclear argentino, Serquis considera que «dentro de todos los vaivenes de nuestra historia, hubo momentos que contaron con un plan nacional concreto con proyectos que tienen cronogramas que exceden el plazo de un gobierno y requieren de la continuidad de una política de estado, que claramente hoy no está presente».
En este sentido, la expresidenta de la CNEA señala que demorar o detener los principales proyectos del país sólo ponen en riesgo la oportunidad que tiene Argentina de seguir liderando en la región y ser competitivos en segmentos de alto valor agregado.
Respecto al CAREM, Serquis opina que la revisión integral que están haciendo en el reactor es solo una excusa para justificar la baja del presupuesto que tenía asignado, por lo que lo más probable es que no se avance en ninguna nueva compra ni fabricación de componentes calificados y equipamiento especial para el reactor.
«Es posible también que se paralicen todos los frentes de trabajo de la obra civil con la excepción del cierre del edificio nuclear. El impacto en el cronograma postergará la puesta en marcha del reactor, con alto riesgo de perder la ventana de oportunidad comercial lograda frente a los competidores internacionales», agrega.
En cuanto a la situación del RA-10, Serquis comenta: «Con el financiamiento asignado para este año, incluyendo el refuerzo presupuestario, el reactor contará con menos de la mitad de lo necesario para continuar con el cronograma que tenía y difícilmente se pueda aprovechar la ventana comercial de aumentar la producción de radioisótopos para cubrir no sólo las necesidades locales sino también internacionales».
«Es muy probable que se paralice el proceso de fabricación y compra de equipamiento y componentes nucleares, afectando a otras empresas contratadas como INVAP. Por lo tanto, no se podrá cumplir con el cronograma de los ensayos preoperacionales y la indefinición en la fecha de puesta en marcha significa la pérdida de la ventaja tecnológica lograda en estos años», declara.
Al igual que Serquis, Julián Gadano, exsubsecretario de Energía Nuclear de la Nación, coincide en que, con respecto a la energía nuclear, hoy en día hay una gran oportunidad ante lo que es un cambio en el mundo.
«La industria de los SMR, que es un cambio en un paradigma de negocios, es mucho más que el tamaño del reactor, ya que cambia el modo de financiamiento y va a hacer más competitiva la energía nuclear. Eso es bueno en general para el sector, pero también para Argentina, porque es el país de América Latina con mayores capacidades en la materia», agrega.
En esta línea, Gadano remarca que el país tiene prácticamente toda la cadena de suministros en el territorio: «Hay que ver si somos competitivos o no, pero se puede fabricar cualquier cosa aquí. Entonces, en este contexto, Argentina está frente a una gran oportunidad de poder ser parte de una cadena de valor que está creciendo y que está integrada por 25 empresas que están desarrollando reactores SMR, sobre la base de un nuevo paradigma de negocios más vinculada a buscar capitales privados».
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Fuente: El Economista