Energía: guerra, costos indomables y oportunidad
Guzmán está “totalmente abocado al tema energético” y el Gobierno asegura suministro. Los principales referentes de PAE, YPF, Enel, Metrogas y Pampa debatieron sobre los desafíos que vendrán este año.
La posibilidad de que Brasil auxilie a la Argentina con gas sería la clave para mantener el nivel de actividad de la economía este año. La ecuación energética se triplica tras la guerra en Europa y además pone el acento en la escasez de gas licuado que Argentina consume de sesenta barcos por año. El Gobierno asegura que habrá suministro seguro y cerca del ministro de Economía, Martín Guzmán, dicen que sus “ausencias” en torno a la inflación se deben a que “está 100% concentrado en el tema energético”. Este nuevo tablero internacional aceleraría las oportunidades nacionales. Sobre el futuro de la energía debatieron en el primer encuentro corporativo que organizó PERFIL, el 29 de marzo, los referentes de los principales jugadores del sector. Aquí, las opiniones de cada uno de ellos por orden de participación.
Argentina debe convertirse en exportador de gas natural
La guerra en Ucrania exacerba un escenario mundial de balance de oferta y demanda de energía que ya estaba muy tenso y esto se ve reflejado en la alta volatilidad de los precios internacionales.
Este contexto complica a Argentina ya que es importador de GNL. Los precios de importación de GNL se multiplicaron por cinco, sumado a que las necesidades de importación serán mayores por la baja hidraulicidad y la menor importación de gas de Bolivia.
Sin embargo, estas crisis traen oportunidades.
El desarrollo de Vaca Muerta es un ejemplo. Argentina cuenta con recursos gasíferos no convencionales que superan seis veces las demandas local y regional futuras. Se suma a ello que el gas es el combustible adecuado para la transición energética y que hoy la industria tiene la capacidad y la tecnología para tener un impacto positivo en esta transición.
Para poner en valor estos recursos, es necesario y urgente ampliar la capacidad de transporte. El primer paso es el gasoducto Néstor Kirchner, como punto de partida para las demás ampliaciones, y la conexión del norte argentino con Vaca Muerta. El siguiente paso debería ser la integración regional para conectarnos con Brasil.
Por último, nuestro país se debe convertir en exportador de gas natural a través de la construcción de una planta de GNL e infraestructura dedicada en conjunto con toda la industria. Estos desarrollos requieren importantes inversiones y contar con señales claras de largo plazo que nos permitan invertir, financiarnos, recuperar el capital y pagar la deuda. Como resultado, el proyecto de GNL generará más energía y más trabajo para los argentinos, e impactará positivamente en la balanza comercial de nuestro país.
Trabajamos para transformar el país en un gran productor de energía
Vaca Muerta es un recurso de clase mundial y como país tenemos la oportunidad de acelerar su desarrollo para lograr una plataforma que le permita a la Argentina transformarse en el corto plazo en un exportador de energía.
Se podría duplicar la producción de crudo en los próximos años para alcanzar el millón de barriles diarios, lo que podría generar exportaciones por 18 mil millones de dólares anuales en 2026, con un superávit en la balanza energética de unos 12,5 mil millones de dólares.
En gas, el objetivo es lograr reducir el impacto de las importaciones de GNL durante el invierno, logrando aumentar la producción para abastecer el mercado local y regional en una primer etapa.Para lograr este ambicioso objetivo, el país y la industria deben acompañar el crecimiento de la producción con una mejora en la infraestructura de transporte. Hay que realizar las obras que permitan transportar un millón de barriles diarios de crudo y sumar 40 millones de metros cúbicos por día a la producción de gas. Las inversiones anunciadas para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner y la mejora de la capacidad de transporte de crudo son una buena señal en ese sentido.
Hoy YPF lidera la actividad en Vaca Muerta a partir de la eficiencia lograda en sus operaciones, con una baja en el costo del desarrollo de un 56% en los últimos seis años. Para este año, la compañía proyecta una inversión de 1.600 millones de dólares, que le permitirá un crecimiento del 40% en la producción de no convencional.
La apuesta por el Plan Gas
En Pampa estamos incrementando nuestra producción de gas natural de 7 millones de metros cúbicos diarios en 2020 a más de 11 millones de metros cúbicos en los próximos meses de invierno. Esto significa un salto de 60% en la producción, principalmente en El Mangrullo, yacimiento modelo de la compañía.
Para alcanzar los más de 11 millones de metros cúbicos que tenemos comprometidos en el Pan Gas.Ar para este invierno, estamos trabajando para llegar a perforar veinte nuevos pozos durante el transcurso de los primeros cuatro meses de este año.
Adicionalmente, estamos invirtiendo fuertemente en infraestructura para incrementar la capacidad de tratamiento del yacimiento El Mangrullo: a la planta temporaria de producción (TPF, por sus siglas en inglés) inaugurada el año pasado se sumará una nueva TPF para este invierno y una segunda planta de tratamiento de gas (PTG) con capacidad para procesar 4,8 millones de metros cúbicos por día. Los trabajos en ese sentido ya se encuentran avanzados y permitirán alcanzar a una capacidad total de tratamiento de 13,4 millones de metros cúbicos solo en El Mangrullo.
En ese sentido, el Plan Gas.Ar lanzado por el Gobierno fue determinante, porque brinda una certidumbre de mediano plazo, tanto en volúmenes como en precios, mediante la contractualización de cuatro años de producción, que nos permite planificar y tomar decisiones proyectando el desarrollo del yacimiento de la forma más eficiente posible. Este marco le permite a Pampa invertir un total de US$ 800 millones al cabo de los cuatro años del Plan Gas.
En busca de un horizonte de previsibilidad
La duda acuciante en estos días es qué pasará durante el pico de demanda del invierno con el servicio de gas natural por redes, si tendrá impacto en los hogares y en las pequeñas y medianas empresas. La respuesta es que no se avizora una situación crítica en ese sentido. Del consumo domiciliario que nos imponga el frío del invierno solo dependerá el grado de racionamiento a grandes industrias.
La dificultad de transportar el gas extraído en las cuencas productivas argentinas refleja una falencia en infraestructura que impacta en la distribución y se suma a las necesidades propias del sector, más allá de que está garantizado un servicio seguro, confiable y sustentable.
Este año, Metrogas –como todas las distribuidoras– cumple treinta años desde la privatización de Gas del Estado. Eso quiere decir que a la concesión le quedan cinco años, vence en 2027. Este dato es clave para trazar un horizonte razonable. Los procesos de tarifas en el gas natural regulado son quinquenales, por lo tanto, el proceso de Revisión Tarifaria Integral (RTI) que comenzamos a discutir con el Enargas debería regir ya a fines de año. Más allá del tema determinante como la actualización de las tarifas, que muestran un gran atraso, es imperativo incluir en el debate la continuidad de la licencia. De ese plazo dependen las inversiones.
Si bien desde Metrogas llevamos adelante un plan de desarrollo de infraestructura aun con las condiciones actuales, conocer las reglas otorgaría previsibilidad. Pretendemos modernizar 2.300 kilómetros de redes (sobre una red de 18.800 kilómetros) que nos permitirá un servicio más flexible y con mayor garantía de abastecimiento.
La transformación que encaramos en la compañía es integral, con el norte puesto en beneficiar a nuestros 2,3 millones de clientes. Modernizamos los sistemas de facturación y de procesos masivos y nos reorganizamos para una toma de decisiones más ágil y acorde con las necesidades que impone una empresa de servicios moderna.
La crisis acelerará la transición
La energía eléctrica es un tema que se pone sobre la mesa por ser de vital importancia para los ciudadanos. A esto se suma que los clientes pasarán a tener un rol central en la cadena.
Con la generación distribuida, como los paneles solares, los usuarios inyectan energía al sistema para transformarse en un actor en la cadena de generación y distribución.
El auto eléctrico tiene una tecnología que permite inyectar energía en la hora pico y luego cargar el auto en un horario donde se requiere menos del sistema. Una vez más el cliente pasa a ser un agente del sistema, teniendo una remuneración por la energía que vuelca a la red.
Hoy existen medidores inteligentes que se pueden instalar en el hogar para que todas las personas puedan acceder a un auto eléctrico. Sin embargo, faltan señales claras y políticas que incentiven estas.
Existe un proyecto de ley que busca incentivar el uso de la movilidad eléctrica sostenible en Argentina. Estamos convencidos que potenciar este mercado servirá para desarrollar la exploración de litio.
Otro concepto importante es el de la ciudad inteligente que está siendo discutido y desarrollado en varias mesas. Un ejemplo es la movilidad publica, los buses eléctricos aportan no sólo eficiencia energética, sino que reducen el ruido y la polución.
Sobre la eficiencia energética hay que poner especial atención: todos los actores deben ser conscientes, inteligentes y eficientes. Sin dudas, la crisis provocada por la guerra acelerará el proceso de transición energética en el mundo.
Fuente: Perfil