Entrevista a Darío Martínez: «No queremos que la gente deje de consumir para pagar las tarifas»
El secretario de Energía brindó un reportaje en el que habló sobre las tarifas, la segmentación de los subsidios y el impacto del Plan Gas en la industria y en las cuentas públicas, el estado de YPF y la posibilidad de traer otro barco regasificador. También, de su diálogo con Cristina y Alberto.
Luego de un largo ostracismo, la energía salió a la cancha en la agenda pública en los últimos meses. De este sector dependerá en el futuro la llegada o la salida de dólares a las arcas públicas y también será vital en el esquema fiscal de los próximos años, mediante tarifas y subsidios.
El secretario de Energía, Darío Martínez, dialogó con El Cronista y expuso que el Gobierno busca mayor eficiencia al destinar recursos para contener el impacto de las tarifas en la sociedad.
– ¿Ya definieron cómo van a ser los aumentos de tarifas y la segmentación por usuarios en 2021?
Lo que tenemos es la definición de que vamos a trabajar en un esquema de optimización de los subsidios, utilizando todos los mecanismos que tenemos al alcance.
Todas las decisiones que ha tomado el Gobierno en el último tiempo nos ayudó a detectar a aquel que ha quedado más vulnerable y eso nos va a permitir hacer un uso más eficiente de los subsidios.
Esto nos permite también detectar a aquellos sectores que sí pueden hacer frente al costo de la energía. Para el que no pueda, no cobrarle algo que no pueda pagar; al resto, tratar de que no estén subsidiados, que sea algo más eficiente.
En el mediano y largo plazo imaginamos que la Argentina tendrá otro sector, que no es ninguno de los anteriores, que no debe dejar de consumir otros bienes y servicios para pagar la energía. Que no dejen de comprar otras cosas porque hay que pagar las tarifas, como pasó en otro momento.
Lo intentamos encarar con una visión sistémica. Cada sector pide en función de sus demandas y está bien.
Vamos hacia un esquema mucho más racional y eficiente de los subsidios porque tenemos herramientas que antes no estaban, ya que el Gobierno tiene mayor información, independientemente del proceso de descongelamiento.
Buscamos que el sector del medio sepa que lo que va a destinar a las tarifas sea siempre igual y no deje de consumir, que no dejen de comprar ropa, por ejemplo.
– ¿Llegarán al verano?
El mundo se está recuperando y la Argentina también, consumiendo de a poco cada vez más, pese a la pandemia.
Estamos trabajando con todos los organismos del Estado, como la ANSES y con las distribuidoras eléctricas para tener la mayor información posible de los usuarios en cada distrito, con un mapeo. Soy optimista de que llegaremos al verano con esto listo.
Pero buscamos que los subsidios no aumenten en proporción al Producto Bruto Interno (PBI). Con esa pauta nos tenemos que manejar de la mejor forma posible, aunque esto nunca se hizo. Por eso nos reunimos con Fernanda Raverta, de ANSES, nos encontramos en el Consejo Federal de Energía (CFE).
– ¿Cómo piensan lograr que los aumentos de tarifas no terminen presionando a la inflación, como pasó en el Gobierno anterior?
– En la gestión anterior las tarifas estaban dolarizadas a pleno, en función de una decisión que tomó el Gobierno y luego no pudo sostenerla. Lo peor que podemos hacer es tomar decisiones contradictorias, porque eso genera imprevisibilidad, no dan reglas claras y hay desconfianza.
Si no hay confianza, no hay inversiones y ahí empiezan los problemas. Por ejemplo, un declino de 7,5% en la producción de gas. Ahí tuvimos dos opciones: un plan de estímulo como el que lanzamos para frenar ese declino, ahorrar divisas, tener un ahorro fiscal y mayor producción nacional para dejar de importar. Eso tiene que ver con la falta de inversión, generada por las decisiones contradictorias.
Durante algunos años, hubo mucha atención para dar tarifas pero no se controló que esas tarifas estuvieran acompañadas por planes de inversión. Como diputado planteaba mucho eso y los planes nunca aparecieron. Entonces sucedió que pese a los aumentos de las tarifas no se hicieron las inversiones necesarias.
Tenemos muy claros los intereses que defendemos, por qué el presidente, Alberto Fernández, me puso en este lugar y lo que me pide. No quiero que a nadie le vaya mal, pero en esa tensión sana que se genera yo voy a apuntar al grado más bajo de las tarifas, siempre que permitan que se hagan las inversiones.
Alberto planteó no tener una tarifa dolarizada. Vamos a ir a un esquema más equilibrado y esperamos que los vulnerables salgan de ese lugar.
Lo que intentamos es que lo que se destine a las tarifas sea un porcentaje constante en relación a los salarios. En el Gobierno anterior pasó de poco a muchísimo, se desfasó. Y la gente sí tuvo que dejar de consumir otros bienes y servicios. Vamos a tener mucho cuidado para que no suceda, porque tuvo un impacto grande en la inflación.
– ¿Qué Secretaría de Energía recibió de Sergio Lanziani hace unos meses? ¿Qué necesitaban potenciar con el cambio del Ministerio de Desarrollo Productivo a Economía?
Encontré la mejor Secretaría que podía encontrar porque es la que tengo. Fue una decisión acertadísima del Presidente que Energía dependa de Economía.
Como presidente de la Comisión de Energía en Diputados le pedía al ministro de Producción definiciones, pero no había una visión macro que es la que afecta a las decisiones en política energética. Había una etapa más que hacía que las decisiones no fueran tan ágiles.
Es un acierto de Alberto que esto pase a la estructura de Martín Guzmán. Además de llevarnos muy bien, vamos organizándonos, logramos sacar el Plan Gas y ahora avanzamos en un esquema para que la provincia de Buenos Aires cancele una deuda a través de una asistencia atada a que haya obras para tener menos cortes en el verano.
También estoy avanzando en resolver los contratos de todos los proyectos de energías renovables, que quedaron parados. Más de la mitad ni habían empezado.
Tengo una ventaja respecto a Lanziani, de tener la Secretaría en esta estructura, pero no por el ministro sino por la forma de funcionar. Hay que entender que nuestras decisiones están muy ligadas al Ministerio de Economía.
– Siempre se plantea que la vicepresidenta, Cristina Kirchner, está muy interesada en los temas energéticos. ¿Está al tanto de lo que se decide? ¿Influye desde el Congreso? ¿Y Alberto qué es lo que consulta en esta materia?
Cristina sabe de muchísimos temas. Cada vez que charlo con ella me asombra la capacidad que tiene, no solo de interpretar lo que la sociedad o el pueblo necesita y de entender las situaciones, sino porque tiene experiencia, fue Presidenta.
Es una gran ventaja hablar con ella y tengo diálogo permanente, al igual que con Máximo Kirchner, que es el presidente del bloque y también tiene un conocimiento al venir, como yo, de una provincia petrolera. El Congreso tiene los cuadros necesarios para avanzar en los objetivos que planteamos.
Y Alberto conoce el tema, yo lo llevé un par de veces a Neuquén. Tiene experiencia como jefe de Gabinete, que es un lugar estratégico porque permite conocer de todo. Como Presidente, me plantea objetivos a largo plazo, que es lo que necesita la política energética. Y me dice: «Tomá las decisiones necesarias para ir en busca de esos objetivos».
Hay más coincidencias que diferencias en el país sobre la visión a largo plazo de la política energética. Y las decisiones coyunturales no pueden ir en contra. Eso le pasó a la gestión anterior, y luego vino la desconfianza y la desinversión, que terminó siendo un gran boomerang para todos los argentinos.
En política energética, las buenas decisiones que se tomen hoy van a impactar mucho en las gestiones siguientes.
– ¿Cómo será la asistencia a Buenos Aires para que no haya cortes de luz?
Es una deuda por los medidores comunitarios que tiene la provincia con las distribuidoras (Edenor y Edesur). Daremos asistencia a la provincia dentro de un marco en el que se asisten a otras, pero en este caso será para pagar la deuda con una asignación específica a obras que serán más importantes y bajar los cortes de energía.
Este estilo lo llevamos a cabo en otros temas. En el Plan Gas les pedimos a las petroleras que el estímulo vaya a inversiones. Eso va a estar siempre en nuestras decisiones.
Nuestro país es federal, lo dice la Constitución. Y la energía es sistémica e integral. No podemos ir por lo que quiere cada uno, porque aunque se lo demos, después no funciona.
– ¿Cuál es la importancia que tiene para su cartera que funcione el Plan Gas?
Vamos a tener divisas en un momento en que faltan los dólares. Desde el punto de vista fiscal vamos a tener un ahorro en un momento en el que hay expansión.
Desde el lado de la industria será reemplazar gas importado por gas nacional, producido por trabajadores nacionales, que dejarán de estar en sus casas para estar en los equipos perforando, en sinergia con las pymes con espíritu emprendedor, las petroleras que transformarán sus recursos en inversión y producción, y las provincias que aportan sus recursos naturales y su planificación.
Y estaremos desde la Secretaría de Energía y el Ministerio de Economía coordinando y cumpliendo el mandato del Presidente, que en un momento de incertidumbre da previsibilidad para el mediano plazo.
Tenemos que frenar un declino en el gas, donde si no hay inversión la producción no se queda constante sino que cae. Estamos poniendo las bases para pensar en un aumento de producción. Pero ahí se necesita inversiones adicionales, que estamos pensando.
La Cuenca que más capacidad tiene para producir es la Neuquina, donde está Vaca Muerta. Tenemos un límite, que es la capacidad de evacuación. Vamos a «llenar el caño» y estamos analizando mercados cercanos, como Brasil y Chile para ver si podemos exportar.
Queremos aprovechar el declino de la producción de gas en Bolivia para tener contratos de largo plazo con las industrias brasileras en San Pablo. Hay que ver los detalles, los precios y volúmenes, para justificar inversiones en un nuevo gasoducto.
En el Plan Gas se licitan 70 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) y ponemos como estímulo la exportación, para lograr precios más bajos. El primero que entra con el precio más bajo se va a asegurar esta demanda, es un gran incentivo.
Para que sea ecuánime, los que cuentan con la Resolución 46/2017 tendrán un tratamiento distinto a los demás, con una limitación, porque ya tienen un estímulo grande. No van a poder exportar en el primer año y tienen un tope para el volumen a colocar, porque sino nos desencajan el bloque que se va a licitar.
– ¿Cómo avanza la renegociación del contrato de importación con Bolivia?
Veníamos charlando, pero esto hay que definirlo con las nuevas autoridades, que recién asumen. Tenemos que hacerlo rápido.
– ¿Están pensando en traer de vuelta un barco importador a Bahía Blanca?
El plan de estímulo nos frena el declino, lo cual no significa que vamos a dejar de importar definitivamente, por un problema de evacuación. Vamos a tener que seguir importando hasta que podamos encarar estas inversiones, para lo que necesitamos un horizonte.
No se puede hacer un gasoducto sin saber dónde se va a colocar la producción y sin justificar el costo de esa inversión. Por eso analizamos los mercados de exportación.
Con el Plan GasAr vamos a frenar el declino. No vamos a eliminar totalmente la importación.
– ¿Entonces podría llegar un barco regasificador a Bahía Blanca?
Estamos trabajando en esa variable. El plan de estímulo nos va a permitir bajar el costo de la energía, porque no vamos a tener que importar más líquidos. En el puerto de Escobar había un problema medioambiental, que queremos resolverlo.
– YPF presentó esta semana sus resultados del tercer trimestre, y redujo sus pérdidas aunque sigue en rojo. Como principal accionista de la petrolera, ¿qué puede hacer el Estado para mejorar las cuentas?
Establecer reglas claras, objetivos concretos, dar previsibilidad y generar confianza en la industria, en donde el principal jugador es YPF.
Si nosotros tomamos buenas decisiones a todos les va a ir bien, y mejor a YPF. No analizamos salvar a uno y «matar a los demás». Con el Plan Gas, como jugador más fuerte, YPF va a estar.
Llamativamente, en el plan de estímulo anterior (la Resolución 46), el que más sabía de gas estaba mirando para otro lado.
YPF perdió el foco. Estaban más preocupados en pelearse con las pymes, a ver qué contrato podían sacar, en cuestiones menores, que en producir gas y petróleo y comercializar combustibles.
Ahora nuevamente se enfocan en lo que corresponde. Pero siguen sin tener un programa de fortalecimiento de proveedores, y eso se lo vamos a pedir.
En el Plan GasAr, de lo más valioso que tenemos es que ponemos un esquema de valor agregado nacional creciente. Todos los años el plan de inversión debe contener más cosas en pesos que en dólares.
Será federal y participativo con todas las provincias, por eso está funcionando el CFE. Queremos que en la mesa está Desarrollo Productivo, Ciencia y Técnica, el Banco Nación.
En los últimos años perdimos varios puntos que se hacían en pesos, en desmedro de lo que se hace en dólares. Tenemos que recuperarlo e ir un poco más, de manera creciente y constante. Y hay una sanción si no se cumple.
Esto es innovador y se aplicará a todas nuestras decisiones. Alberto, en el discurso de apertura de sesiones, habló de un esquema desarrollista, con más industria nacional.
– ¿Piensan habilitar un aumento de los combustibles antes de fin de año?
Ahí hay una puja sectorial, donde las empresas dicen que están retrasadas y nosotros tiramos para abajo, dentro de un margen correcto. Hay una tensión permanente, que es sana. Analizamos la situación de ese sector y cómo impacta sobre el resto. Tampoco nos sirve que haya un desfase, porque dejarían de invertir.
– En Energía había una interna entre albertistas en el Gobierno y cristinistas, en los entes reguladores y la ex Enarsa. ¿Cómo se salda?
No he notado esa interna ni antes ni ahora, en mi trabajo no lo percibí. Tengo un excelente diálogo con todos, somos parte del mismo proyecto. Para salir adelante, necesitamos energía y estamos todos juntos en ese objetivo.
Fuente: El Cronista.