Evo Morales: el «indio» que industrializó el gas natural
Con la nacionalización de los hidrocarburos y la mayor captación de su renta, la gestión de Evo Morales comenzó un revolucionario proceso de mejora sostenida en la calidad de vida de la población, la erradicación de la pobreza y la industrialización del gas natural.
Formación genuina de capital e inversiones bolivianas
La nacionalización de 2006 revirtió una relación desigual en la que el porcentaje de la renta pasó del 18% al 82% para el Estado boliviano y del 82% al 18% para las productoras. Las amenazas de desplome de las inversiones y estampida empresarial no solo no se verificaron, sino que superó ampliamente al período neoliberal. En los primeros ocho años (2006-2014), las inversiones hidrocarburíferas alcanzaron un promedio anual de 1.020 millones de dólares, representando un incremento del 175% respecto al promedio del periodo 2001 -2005. Durante los últimos 13 años (2006-2018), fueron de 14.400 millones de dólares. La cifra triplica la registrada entre 1992-2005, con una inversión acumulada de 5.500 millones. La inversión programada entre 2019 y 2025 se estima en 9.800 millones de dólares adicionales.
Todo esto condujo a una multiplicación en la formación bruta de capital fijo privado, como se observa debajo, base de la capitalización del hermano país.
Las regalías crecieron exponencialmente, derramando recursos a lo largo y ancho del país. Dichos ingresos, reinvertidos en buena medida, se volcaron masivamente al desarrollo de infraestructura, la industrialización del gas, las nueve gobernaciones, los 339 municipios y a las universidades públicas del país.
La captación de renta por parte del Estado permitió además planificar las inversiones en función de un inédito programa de desarrollo socioeconómico del pueblo boliviano. Parte de las inversiones se orientaron a las actividades del upstream con el objeto de incrementar las reservas y los niveles de producción. Paralelamente, se dio inicio a la agregación de valor (industrialización) del gas natural con las plantas de Separación de Líquidos Río Grande y Carlos Villegas y la planta de Amoníaco y Urea, además de otros importantes proyectos relacionados a los sectores transporte, refinación y almacenaje para el abastecimiento del mercado interno.
Plantas de Separación de Líquidos Río Grande y Carlos Villegas (Gran Chaco)
Fue este el primer paso de la industrialización del gas, tanto para provisión del mercado interno como para la exportación. La Planta de Río Grande (Cordilleras, Departamento de Santa Cruz) fue inaugurada en agosto de 2013 y la Planta Carlos Villegas de Gran Chaco (Yacuiba, Departamento de Tarija) en agosto de 2015. Ambas, operadas por YPFB. La primera, demandó una inversión de 159 millones de dólares y cuenta con una capacidad de procesamiento de 5,6 millones de m3 diarios de gas para la producción de 361 toneladas métricas de GLP, 540 barriles equivalentes diarios de gasolina estabilizada y 195 en isopentanos. Esta planta aprovecha la corriente de exportación a Brasil, extrayendo los licuables y permitiendo la exportación de gas residual metano. Con ella, Bolivia alcanzó la autosuficiencia en GLP.
La Planta de Gran Chaco demandó una inversión de 640 millones de dólares en una extensión de 75 hectáreas. Esta planta, seis veces más grande que la de Río Grande y tercera en producción de América del Sur, procesa 32,2 millones de m3 diarios de gas para producir 3.144 toneladas métricas diarias de etano, 2.247 toneladas métricas de GLP, 1.044 barriles equivalentes día de gasolina estabilizada y 1.658 en isopentanos. Aprovecha la corriente de exportación a la Argentina.
El propósito fue cuádruple: lograr la autosuficiencia en gas licuado de petróleo (GLP) para el mercado interno, eliminar la fuga de divisas a través de la importación de este combustible, exportar valor agregado y proveer la materia prima para las plantas de urea, propileno y polipropileno. Ambas plantas, entre el 2013 y 2019 exportaron más de 470.000 toneladas métricas de GLP, generando ingresos económicos por más de 200 millones de dólares.
Planta de GNL
En 2013, se inició la construcción de una planta de GNL ubicada en el Departamento de Santa Cruz. Su objetivo: universalizar la provisión de gas natural a poblaciones alejadas de la red de gasoductos. La instalación, que entró en operación en febrero de 2016, cuenta con una capacidad de procesamiento de 362.280 m3 diarios para producir 210 toneladas de GNL.
La construcción demandó cerca de dos años y una inversión de 260 millones de dólares en la planta propiamente dicha, más otros 240 millones en las redes de gas, estaciones de regasificación y las estaciones de GNL.
El gas licuado es transportado a través de cisternas criogénicas hasta las Estaciones Satelitales de Regasificación (ESR). De esta forma, unas 27 poblaciones alejadas del sistema troncal de gasoductos (unas 150.000 personas) son abastecidas con gas por red, en lo que se denomina Sistema Virtual de Gas Natural Licuado (GNL). En función a la demanda y proyección en el consumo de gas natural para uso doméstico y vehicular, se estableció que 16 de las 27 estaciones dispondrán también de estaciones de servicio de GNV, en tanto las otras 11 serán únicamente para alimentar a la red doméstica de consumo.
Durante su visita a la obra de construcción de la planta de GNL, en septiembre de 2013, Morales recordó que los gobiernos anteriores también se plantearon la construcción de una planta de GNL pero «no para atender al pueblo sino para atender al imperio». Y agregó: «Refresquemos la memoria… Gonzalo Sánchez de Lozada planteó la instalación de esta Planta para llevar el gas natural licuado a Estados Unidos y ahora estamos acá iniciando con esta planta para llevar a 30 poblaciones y ciudades intermedias de toda Bolivia».
Planta de Amoníaco y Urea
En septiembre de 2017, Bolivia inauguró su primera Planta de Urea y Amoníaco a partir de su propio gas natural. Su producción ronda las 2.100 toneladas métricas de urea por día (766.500 toneladas anuales) y 1.200 de amoníaco. Consume 1,4 millones de metros cúbicos al día. El 80% de la producción se destinará durante los primeros años al mercado de exportación.
Demandó una inversión de 950 millones de dólares otorgados por el Banco Central de Bolivia (BCB) a través de un préstamo estatal. El socio de YPFB es Samsung Engineering Co. Ltd. (República de Corea).
De acuerdo a los últimos datos de YPFB, entre octubre y mayo de 2019 se comercializó un 95% de la producción de urea. El 12,3% se volcó al mercado interno y el 87,7% al externo. El Ministerio de Hidrocarburos proyecta que la comercialización interna de urea sobrepase las 50.000 toneladas, mientras que las exportaciones a Brasil, Perú, Paraguay, Uruguay y la Argentina alcancen las 490.000 toneladas.
YPFB tiene en carpeta una serie de proyectos ligados a la industrialización de la cadena de valor a partir de la Planta de Amoníaco y Urea. Estos son: 1) la construcción de una Planta de Urea-Formaldehido (UFC-85), aditivo indispensable para la producción de urea granulada en la Planta de Amoniaco y Urea (PAU). Cubrirá la necesidad del aditivo UFC-85 en volúmenes significativos, lo cual generará un ahorro considerable al reducir del costo de producción de la urea granulada. La inversión estimada es de 35 millones de dólares. Se adjudicó en abril de este año; 2) la construcción una Planta de Nitrato de Amonio como materia prima para la producción de nitrado de amonio, urea nitrato de amonio (UAN), fosfato monoamónico (MAP), fosfato diamónico (DAP) y nitrógeno-fósforo-potasio (NPK). Esto permitirá garantizar la provisión de estos fertilizantes al mercado interno y los excedentes para exportación multiplicando los ingresos para el país. La inversión se estima en 400 millones de dólares; 3) la construcción de una Planta de Ácido Nítrico, que provea materia prima a la Planta de Nitrato de Amonio para así diversificar/modernizar la cartera de fertilizantes; y 4) con la finalidad de evitar la importación de metanol -aditivo indispensable en la producción de urea granulada en la PAU- el segundo semestre de este año se procederá a la licitación de la Planta de Metanol, logrando un ahorro sustancial por la no importación de este aditivo. La Planta de Metanol tendrá una inversión aproximada de 20 millones de dólares.
Planta de Tuberías y Accesorios para Redes de Gas Natural
Ubicada en el parque industrial de Kallutaca, Departamento de La Paz, provee tuberías de polietileno y accesorios electrosoldables para redes de gas natural, agua y riego. Fue inaugurada en septiembre de 2017 -días después de inaugurada la Planta de Urea y Amoníaco- y persigue la modernización del sistema de distribución convencional de gas natural sustituyendo las tuberías de acero galvanizado por las de polietileno para instalaciones domiciliarias, contribuyendo así al desarrollo de la industria hacia el cambio de la matriz energética del Estado, impulsando el desarrollo de la industrialización de los hidrocarburos y la sustitución de importaciones de insumos y accesorios para el sector.
La planta, que demandó unos 13 millones de dólares, cuenta con una capacidad de producción de 3.800 toneladas al año de tubos y 251.076 piezas accesorias anuales. Vendió más de 1.100 kilómetros de tubería para redes de gas a la estatal YPFB, contribuyendo a la universalización del servicio de gas domiciliario en Bolivia. La planta utiliza tecnología coreana y es una de las más modernas a nivel regional. Para la gestión 2019, tiene previsto comercializar con YPFB 3.400 kilómetros de tuberías para redes de gas natural, cuyas negociaciones se encuentran en etapa final. La construcción e instalación de redes de gas natural, agua potable y riego en todo el territorio nacional generó alrededor de 200 empleos directos y 5.000 empleos indirectos.
Específicamente en materia de gas natural, permitió acompañar la espectacular expansión del consumo doméstico, según se observa debajo.
Planta de Propileno – Polipropileno
YPFB presentó en agosto la licitación pública para contratar una empresa de ingeniería para la construcción de una planta de propileno y polipropileno, la cual demandará una inversión de 2.000 millones de dólares en el municipio de Yacuiba, Departamento de Tarija. El objetivo es industrializar los componentes del gas natural (propano) provenientes de la Planta de Separación de Líquidos Gran Chaco para lograr mayor valor agregado produciendo propileno y polipropileno.
Su producción rondará las 250.000 toneladas métricas anuales. El complejo petroquímico estará conformado por dos plantas: la de Propileno (tecnología OLEFLEX) y la de Polipropileno (tecnología SPHERIPOL). De la construcción participarán unos 5.000 trabajadores. Una vez operativa, en 2023, esta planta convertirá a Bolivia en fabricante de polipropileno y le permitirá crear un complejo industrial de plásticos, dando inicio a la fase II del proceso de industrialización.
La implementación de la Planta de Propileno – Polipropileno en Yacuiba tiene asegurado un crédito extraordinario de hasta 12.858 millones de bolivianos a favor de YPFB que el Banco Central de Bolivia ha destinado para financiar este proyecto. Los estudios de Ingeniería Básica se han concluido con una inversión ejecutada de 23 millones de dólares. El proyecto cuenta con los estudios de Ingeniería Conceptual y de Mercado Estratégico ya elaborados y licencias de operación de los procesos productivos para propileno y polipropileno. YPFB está redactando los términos de referencia para iniciar el proceso de contratación del servicio de FEED – EPC del proyecto.
Conclusión
La industrialización de los recursos no renovables hidrocarburíferos debe analizarse como la fase superior de la nacionalización. Las inversiones entre 2013 y 2019 para las plantas aquí descriptas -no se incluyen las planificadas- rondan los 4.333 millones de dólares (incluyendo la correspondiente a la Planta de Propileno y Polipropileno), asegurando demanda a largo plazo y con el Estado nacional como garante.
La industrialización del gas está transformando el mapa económico y productivo de Bolivia, pues se está logrando dejar atrás un país tradicionalmente exportador de materias primas para pasar a ser una nación exportadora de hidrocarburos con valor agregado y productos petroquímicos. La captación de renta, incluyendo lo generado por las exportaciones, se vuelca mayormente a la construcción de más infraestructura y beneficios sociales para los nueve departamentos del país. Otro de los beneficios que serán realidad en el corto plazo es la revolución en el agro, provocada por la producción de urea y demás fertilizantes, contribuyendo así a la seguridad alimentaria, a la ampliación de la frontera agrícola y al mejoramiento del rendimiento de los cultivos a lo largo y ancho de Bolivia.
Hay que recordar siempre, que el proceso de nacionalización de los hidrocarburos cobró legitimidad en octubre de 2003, cuando el pueblo movilizado se opuso a la exportación del gas natural (Proyecto Pacific LNG) por puertos de ultramar, reclamó su industrialización y aprovechamiento interno bajo el lema de «el gas primero para los bolivianos». Asimismo, es importante recordar también que parte de la estrategia de Sánchez de Lozada pasaba por la privatización de YPFB -que para comienzos del nuevo siglo languidecía-, todo en el marco de una Ley de Hidrocarburos (1996) elaborada lisa y llanamente por las empresas extranjeras.
El primer paso de la nacionalización fue la promulgación del Decreto «Héroes del Chaco» de mayo de 2006 y la gestión, fugaz pero medular, del primer Ministro de Hidrocarburos de la gestión Morales, Andrés Soliz Rada.
En su libro publicado en 2015 titulado «Controversias de la Izquierda Nacional. De Alfredo Ovando a Evo Morales«, Soliz Rada traía a colación el programa energético de la Izquierda Nacional de principios de la década del setenta, programa ejecutado por Morales en sus propuestas cardinales: «No exportar gas húmedo, del que son extraídos los líquidos que debían servir para la petroquímica nacional. El primer error de no instalar una planta separadora de líquidos fue cometido por Banzer, en 1972, con la venta de gas a la Argentina. El segundo por Gonzalo Sánchez de Lozada, en 1974, con la venta de gas a Brasil. Solo el gobierno de Evo Morales comenzó, … a construir plantas separadoras de líquidos en Río Grande, en Santa Cruz, y el Chaco tarijeño».
La ejecución de una política energética soberana, nacional y democrática -y que se vale de la participación de empresas y capitales extranjeros- multiplicó la renta, las inversiones, las regalías, capitalizó e industrializó Bolivia como nunca en su historia, internacionalizando su producción y generando importantísimos ingresos por exportaciones con valor agregado.
Fuente: ámbito.com