Debido a la diferencia de precio de hasta $80 por litro de combustible entre la petrolera de bandera y sus competidores, los clientes tienden a favorecer la primera opción y sólo compran gasolina cuando hay camiones en la zona.

A pesar del acuerdo de congelación después de las primarias de agosto y hasta el 31 de octubre, la empresa de Pablo González creció este lunes y sus competidores se cuadriplicaron desde entonces.

El playero de la estación de servicio YPF de la avenida Rivadavia y Agüero en Almagro dice: «No hay súper». «No hay mucho y no va a volver», dice otro empleado de una gasolinera estatal en Córdoba y Pringles, en Palermo Viejo. Y no son las únicas.

La empresa que dirige Pablo González guarda silencio, pero carecen gravemente del TLCAN en sus locales y sólo venden el Infinia a un precio mayor, 318 dólares el litro en lugar de 248. Quienes quieran comprar autos caros deben acudir a una Shell, por ejemplo, donde deben pagar $265.

“El problema es que la competencia de YPF no abastece normalmente y la brecha de precios en algunas provincias ya esta superando los 80 pesos por litro. Además, los rivales de YPF ya aumentaron cuatro veces los precios desde el congelamiento que impuso el Gobierno tras las primarias (agosto)”, alertan fuentes relacionadas.

Es decir, de congelamiento no hay nada. Este lunes, tras el primer giro, incluso la petrolera estatal acabó aumentando los precios. Se suponía que todo el mundo se daría cuenta hasta el 31 de octubre. Cosas que pasan.

“La diferencia de precios provoca que las estaciones de YPF quiebren su stock en forma permanente. Llegan los camiones y se vacían al poco tiempo. Mirá las colas que hay en las YPF”, añaden informantes. Las rivales de la firma estatal son Shell, Axion y Puma.