Flavia Royón habla del futuro de Vaca Muerta y de las dificultades de ser mujer en el sector energético
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La secretaria de Industria de la Nación llegó a la función pública luego de una larga carrera en el sector privado. Ingeniera industrial, trabajó siempre en ámbitos masculinos y reconoce que, con el tiempo, se dio cuenta de que la miraban distinto por ser mujer.
El 7 de agosto pasado, Flavia Royón dejaba su Salta natal para sumarse al equipo del entonces flamante ministro de Economía, Sergio Massa. Su primera medida al frente de la Secretaría de Energía fue también uno de los principales desafíos de su gestión. Poco más de una semana después de su asunción debutaba con el anuncio de los nuevos cuadros tarifarios, que permitirían, de a poco, ir desmontando los subsidios. La medida era una de las exigencias del acuerdo que el Gobierno había firmado pocos meses antes con el FMI.
Ingeniera industrial egresada de la Universidad Nacional de Salta, con un MBA del IAE, Royón desarrolló casi toda su carrera en el sector privado. El salto a la función pública llegó en 2019, cuando aceptó el ofrecimiento del gobernador salteño, Gustavo Sáenz, de sumarse a su equipo, primero como directora ejecutiva de Financiamiento y Promoción de las Inversiones, y luego, en mayo de 2021, como secretaria de Minería y Energía.
«Cuando arranqué mi carrera profesional, el rol de la mujer o los cupos femeninos eran temas de los que ni siquiera se hablaba. No había una mirada sobre esto. Hoy, en cambio, ya están en la mesa y creo que el sector público ha avanzado mucho. Hoy se mide la participación femenina y hay políticas dirigidas a incrementarla», dice.
-Energía es clave para la economía argentina, pero es un sector en el que las mujeres tienen poca representación. ¿Se siente un peso extra por ser mujer y liderar un área como esta?
-Cuando yo estudié, mi carrera tenía un muy bajo porcentaje de mujeres. Desde entonces, siempre me ha tocado estar en ámbitos de trabajo muy masculinizados.
En general, las carreras que tienen que ver más con ciencias duras o con tecnología no son las que eligen las mujeres, que por una cuestión de educación, suelen inclinarse por educación o salud. Hay que alentar que las mujeres estudien carreras tecnológicas o ciencias duras.
Y hay ciertas áreas que son mucho más duras aún, como energía o minería. Ahí la participación femenina es de menos del 20%. En parte esto es así por una cuestión de formación, pero también porque en muchos casos, el desempeño profesional requiere instalarse en lugares remotos y cuando la mujer decide tener hijos la situación puede ser complicada. De todos modos, yo creo que se ha avanzado un montón y ya se habla del cupo femenino o de la participación de la mujer en estos rubros. Sin dudas aún queda mucho por hacer, sobre todo en el sector privado, donde todavía hay muy pocas mujeres en puestos de responsabilidad.
-¿A lo largo de su carrera tuvo que hacer esfuerzos extra para avanzar solo por el hecho de ser mujer?
-Mi carrera profesional arrancó en un momento en el que no se reflexionaba sobre cuestiones de género, sobre si había trato discriminatorio o violencia. Si uno mira para atrás, más de una vez creo que he sufrido una mirada diferente, pero no era tan consciente de ello. Hoy uno ve hacia atrás y reflexiona sobre ciertas conductas. También hay una cuestión de madurez social. Hace unos años veíamos programas de televisión con representaciones de la mujer que claramente hoy no estarían validadas. En la actualidad no siento un trato diferencial por el hecho de ser mujer. Sí creo que es una materia pendiente en ámbitos como la energía y la minería. En cualquier ámbito de trabajo la diversidad y las diferentes miradas aportan una mirada más plural y más de conjunto.
-Las cabezas en la industria son casi todos varones, pero, además, cuando uno mira hacia abajo tampoco hay muchas mujeres en el camino. ¿A qué se puede atribuir esta falta de diversidad en el sector?
-No tengo los números exactos de cómo es la participación femenina en la formación profesional en ingeniería o tecnología, pero claramente ahí arranca el sesgo. La buena noticia es que se está revirtiendo. Si midiéramos la participación de mujeres en una ingeniería de 20 años a ahora, sin dudas va notar un incremento. Estoy convencida de que es cuestión de tiempo. Y creo que desde el sector público se puede ayudar a que este proceso se acelere.
-Mencionaba el momento en que una mujer decide tener hijos y la dificultad que genera en el sector para el desarrollo de carrera. ¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación y lograr que la maternidad no sea un obstáculo?
-En el sector privado ya hay una mirada y hay empresas comprometidas. Muchas compañías quieren incrementar la participación femenina y toman medidas en este sentido. Algunas ya flexibilizaron los regímenes para que una mujer pueda hacer trabajo en campo. Es cuestión de tiempo. Esto se va a ir dando. Algunos países tomaron medidas y le exigen al sector privado un cupo, pero no creo que eso tenga que ser obligatorio.
-El área de energía es una de las áreas de desarrollo clave para la economía, ¿qué hace falta para que sigan llegando y se incrementen las inversiones?
-Las inversiones, de hecho, se están incrementando. La Argentina ha demostrado que Vaca Muerta es una política de Estado que se sostuvo a lo largo de muchas gestiones tanto provinciales como nacionales. Hoy Vaca Muerta existe porque hubo políticas de Estado que acompañaron ese desarrollo.
La construcción del gasoducto va a marcar un hito sin duda en el desarrollo energético del país, porque va a posibilitar poder desarrollar muchas más áreas. Por supuesto, hay temas pendientes y el primero es que hay que estabilizar la macroeconomía. A pesar de esto, hoy en la Argentina hay empresas multinacionales como Chevron, Shell, Total y otras, que tienen sus inversiones comprometidas en la Argentina y que apostaron a Vaca Muerta y que tienen sus planes de inversiones comprometidos para que este sector crezca.
-Con la inauguración del gasoducto, ¿cuánto se esperan que se incrementen las exportaciones de gases en el corto plazo?
-La inauguración impacta no solo en el gas, sino también en las exportaciones de crudo. El sector privado está apostando a la Argentina y está comprometido porque solamente en oleoductos, que es inversión netamente privada, hay una inversión de poco más de u$s 1100 millones. Acabamos de inaugurar el oleoducto Sierras Blancas-Allen, con un consorcio de Shell, PAE y Pluspetrol, que va a significar más exportaciones. Lo mismo con el de YPF, que también ahora empieza a exportar de nuevo a Chile. Todo eso va a traducirse en más exportaciones, mejor abastecimiento del mercado interno a las refinerías y en exportaciones de crudo y también en exportaciones de gas. Ya hemos crecido este año en exportaciones de gas a los países limítrofes y vamos a seguir creciendo. Pero para poder profundizar y crecer más en exportaciones de gas, la Argentina necesita terminar la segunda etapa del gasoducto e impulsar la instalación de plantas de GNL. El número hoy lo van a mover más las exportaciones de crudo que las exportaciones de gas, pero el desarrollo de Vaca Muerta permite incrementar los dos sectores.
-El otro gran tema de la agenda es energías renovables. Hubo un avance importante en los últimos años en la generación, pero las inversiones se frenaron, ¿qué hay que hacer para reactivarlas?
-Hoy en día en renovables la Argentina tiene un cuello de botella en la capacidad del transporte de alta tensión. Hemos avanzado desde el segundo semestre del año pasado y tenemos muchos proyectos en cartera. Se elaboró un master plan de mediano plazo de las líneas de transporte que requiere la Argentina y hemos buscado activamente financiamiento internacional para desarrollarlas. Acabamos de realizar una licitación para la incorporación de energías renovables y hubo más de 200 proyectos con inversiones propuestas por casi u$s 2000 millones.
En materia de líneas de transporte de alta tensión, entre las que ya licitamos, las que reactivamos y las que vamos a dejar licitadas, vamos a incorporar casi 5000 kilómetros.
.La ley establecía que en 2025 debía llegarse al 20% de renovables en la matriz energética…
-De hecho en octubre del año pasado alcanzamos un récord de 17,8% de cobertura de la demanda con fuentes de energías renovables. Pero siempre es importante destacar que la matriz energética argentina es en términos relativos más limpias que las matrices de energética de otros países, porque Argentina prácticamente no tiene carbón y si uno suma la generación hidroeléctrica, que es renovable, a la energía eólica solar biomasa y pequeños aprovechamientos está un poco arriba del 30%.
-¿Es posible llegar a hacer las inversiones en transporte como para incrementar más todavía la participación de renovables o en un plazo relativamente corto, digamos de acá a 2030?
-Sí, porque, por ejemplo, una obra importante es la línea Atlántica Norte – Atlántica Sur, que estaba suspendida, se logró acordar y va a estar terminada para junio. También se licitó Alipiba2, de Bariloche a Villa La Angostura, con un plazo de obra de cuatro años y se está trabajando en el proyecto ejecutivo de una línea por el norte argentino este desde Jujuy hasta La Rioja, que puede posibilitar que la minería que se desarrolle en la zona lo haga con fuentes renovables e impulsar el desarrollo de toda la energía solar en esta zona. Las obras de líneas de alta tensión son obras importantes, que no van a estar listas en pocos meses, pero las estamos dejando ya con financiamiento y licitadas, así que hacia el 2030 van a estar incorporadas y la Argentina va a poder hacer un salto importante en materia de energía renovable.
-Otra gran promesa en materia energética es el hidrógeno. ¿Están dadas las condiciones para su desarrollo en el país?
-Sí, sin dudas. La Argentina es los pocos países que tiene un gran potencial de energías renovables, tiene puertos de aguas profundas, tiene disponibilidad de tierras para encarar un desafío como el hidrógeno. La Argentina está avanzando con su plan de desarrollo el plan estratégico de desarrollo del hidrógeno y ya tiene elaborado en conjunto con varias áreas del gobierno nacional el proyecto de ley para el desarrollo del hidrógeno. Queremos que el desarrollo de este sector sea con know how local, con tecnología local y con industria local. Con el proyecto de ley que buscamos dar las garantías que necesita este sector. Buscamos, además, la incorporación de desarrollo local tanto en mano de obra como en industria. Es un sector que es muy viable para la Argentina. De hecho, YPF que suele ser como una nave insignia que va este marcando sectores estratégicos, está también involucrado en el desarrollo del hidrógeno.
-Volviendo a un plano más personal usted tuvo un desarrollo importante en el sector privado y hace relativamente pegó el salto hacia la función pública. ¿Por qué decidió hacer ese cambio?
-Siempre estuve involucrada, si bien estaba en la actividad privada, participaba en la gremial empresaria. Fui presidenta de la Cámara de Comercio Exterior de la provincia de Salta, de la Fundación Pro Salta, del Consejo Económico y Social de la provincia. Pero llega un momento en el que te planteás si tenés vocación de construcción y una visión de desarrollo, si no tenés que comprometerte en la función pública. En ese momento Gustavo Sáez gana las elecciones de la provincia de Salta y eso me llevó a aceptar el desafío. Yo creo que cuando uno también se involucra tiene que hacerlo con responsabilidad y entregando todo y en ese sentido uno no se está preguntando dónde está más cómodo o dónde está más incómodo, sino que lo hace con vocación de servicio.
-¿Qué se gana y que se pierde al pasar de un sector al otro?
-Uno resigna cosas, porque la actividad pública tiene mucha demanda en horas. Lo pude hacer porque tengo un hijo que ya es grande y está en su etapa universitaria. Esta tarea tiene muchas más dedicación, sobre todo cuando uno lo asume con mucha responsabilidad y entiende que las cosas tienen que suceder. En el ámbito público todo es mucho más observado y más burocrático, lo que hace todo más lento que la actividad privada. Te demanda mucho más tiempo y da más exposición desde lo personal.
Desde el sector privado es mucho más fácil o cuestionar o decir por qué no se hace esto o aquello. Cuando uno está desde la actividad pública y tiene la responsabilidad de la toma de decisiones, uno también entiende que puede haber un acuerdo en el qué, pero lo dificil es llegar a consensos sobre el cómo hacer las cosas. Ahí, una se enfrenta con la limitación de recursos, las limitaciones políticas y, sobre todo, la responsabilidad de que uno cuando toma una decisión tiene que tomarla tomando en cuenta los pros y los contras de absolutamente todos los sectores. Ahí te das cuenta de que el ‘cómo llegamos’ no es un camino sencillo. Por el contrario, es un camino más largo, así que implica mucho más mucho más desafío intelectual en los momentos que uno toma una decisión.
Pero una gana, sobre todo cuando uno tiene la vocación, sentir que lo intentó, que realmente actuó en función de sus convicciones y de su responsabilidad y en pos de ver crecer un proyecto provincial o un proyecto nacional.
-¿Con hijos más chicos esto habría sido más difícil?
-Sin dudas.
-Pero para los varones esto no es un impedimento. Nadie espera que el padre esté para llevarlos al médico o al acto de la escuela.
Es cierto, pero hoy la paternidad también es distinta y yo creo que hoy los padres van a las reuniones del colegio, a los actos. Cuando uno viene un cargo nacional y tiene mucha más distancia física con su casa lo siente. tanto un hombre como una mujer. Yo creo que hoy la paternidad es distinta. Los varones ya cambian pañales. Con hijos chicos hay mucha más demanda, pero corre tanto para el padre como para la madre. Hoy yo te diría que los dos resignan por igual.
-¿La maternidad es cada vez menos un factor determinante para detener una carrera?
Totalmente. Hoy la crianza es una responsabilidad muchísimo más compartida y claramente hoy los hombres también están dispuestos a acompañar. Yo creo que es parte de esta madurez o este cambio que te digo de la conciencia social. Los padres más jóvenes están dispuestos a resignar cosas por la familia. Y si le toca a una mujer, están dispuestos a acompañar en igualdad de condiciones
Y volviendo a la pregunta anterior entre el sector privado y el sector público yo creo que cuando uno está en el sector privado uno defiende un interés sectorial. Y es mucho más sencillo, si se quiere, defender un interés sectorial que cuando uno está del lado público que tiene que saber compatibilizar este intereses de absolutamente todos los sectores.
Fuente: Cronista