Francisco Monaldi: “Si la Argentina no desarrolla Vaca Muerta con velocidad, esos recursos se van a quedar enterrados”
El especialista explica que la crisis del gas natural que se está dando hoy en Europa tiene que ver con efectos no deseados de la transición energética y señala que allí hay una oportunidad para América Latina, si la región tomará las medidas acertadas
“No sabemos cuánto va a durar pero empieza un ciclo de precios altos de hidrocarburos que beneficia a la economía de la región, muy golpeada el año pasado por la combinación del Covid con la caída del precio de los commodities”, plantea. “América Latina es la segunda región con más hidrocarburos del mundo después de Medio Oriente y resulta que en pleno boom de precios, la producción de América Latina, en Venezuela, México, Argentina, en vez de subir, cayó”, alerta. “El panorama actual llega para recordarnos que la matriz energética mundial sigue dependiente de los combustibles fósiles”, sostiene. “Sabemos que eventualmente va a ocurrir una caída de la demanda del petróleo y un poco más tarde, del gas. Hoy se consumen alrededor de 100 millones de barriles de petróleo por día. En algunos escenarios, para el año 2050, se van a consumir 108 millones de barriles para el año 2050: es la proyección de la OPEP. Implica un aplanamiento de la demanda muy claro, con un crecimiento de apenas 8% en 30 años, comparado con el pasado cuando la demanda crecía con cierta velocidad”, desarrolla.
El economista venezolano Francisco Monaldi, uno de los más respetados especialista en políticas petroleras y creación de riqueza energética en América Latina, estuvo en La Repregunta. Monaldi es Director del Programa Latinoamericano sobre Energía del Baker Institute en Rice University, en Estados Unidos.
El economista y politólogo analizó estos temas: de la crisis energética global a la crisis local: suba del gas y del petróleo y su impacto en la inflación acá y en el mundo. Vaca Muerta, ¿una utopía que puede quedar enterrada? La “Argentina saudita”. El camino de la exportación versus las necesidades energéticas de la ciudadanía, ¿cómo conciliarlas? América Latina y el petróleo, ¿una ventana de oportunidad con los días contados? El cambio climático versus los combustibles fósiles. ¿El regreso del peor de todos, el carbón? Soberanía energética, ¿cuáles son los riesgos? Transición energética en la pos pandemia, ¿una ilusión que se escapa? Rusia y China, ¿los ganadores de la crisis energética?
Monaldi es Doctor en Ciencia Política, con foco en política económica, por la Universidad de Stanford. Es economista por la Universidad Católica Andrés Bello, en Venezuela y tiene una maestría en Economía del Desarrollo. Es fundador del Centro sobre la Energía y el Medioambiente del IESA. Escuela de gerencia, en Venezuela.
-La Argentina ya vive una crisis energética y una política de tarifas de energía planchadas, una tormenta con riesgo de agravarse. Y ahora en el mundo también se da una crisis del gas natural en Europa con aumento de precios, además del aumento del precio del petróleo y el regreso del enemigo menos pensado, el carbón, también con suba de precios. ¿Podría darnos un panorama de qué es lo que está pasando?
-Es algo muy paradójico porque justamente en los últimos años hemos venido hablando de la transición energética hacia otras energías más limpias, que no tengan tanta intensidad de carbono, y de repente viene la venganza de los combustibles fósiles. Después de una caída estrepitosa de la demanda de estos combustibles el año pasado y una caída impresionante de los precios, con la recuperación de la demanda que ha venido ocurriendo y porque el año pasado no se hicieron las inversiones porque los precios estaban tan bajos, entonces de repente hay una recuperación tremenda de los precios que agarra en problemas a muchas economías del mundo. Esto va completamente en contra de la expectativa que tenemos de la reducción de la demanda de combustibles fósiles hacia el futuro, lo que es necesario por temas de cambio climático. Por eso en Europa se están dando precios muy altos del gas; el precio del petróleo está a niveles que no se han visto antes sino por períodos muy cortos como en el pico del año 2008 y después, entre el año 2010 y 2014. Es una situación realmente sorprendente desde la perspectiva de los últimos años.
El nuevo boom de precios de los hidrocarburos y su impacto en América Latina
-¿Sorprendente en el aspecto particular del peso que vuelven a tener los hidrocarburos o en especial el peso que vuelve a tener el carbón?
-Ambas cosas. El año pasado se estaba hablando mucho de que habíamos llegado al pico de demanda del petróleo, que el carbón estaba en una declinación permanente y que si bien el gas iba a seguir incrementándose por un tiempo, también empezó a hablarse de la necesidad de la transición energética incluso en el gas que siempre se ha visto como uno de los combustibles claves de la transición energética. Después de todas estas especulaciones que la situación del Covid hizo más intensa, el panorama actual llega para recordarnos que la matriz energética mundial sigue dependiente de los combustibles fósiles y que el mundo no está necesariamente preparado para moverse rápidamente en otra dirección sin que eso genere situaciones que pueden resultar muy complicadas y volátiles para la economía mundial.
-¿La suba del carbón, del petróleo, del gas natural representa una oportunidad para América Latina y para los países que tiene su economía basada en la exportación de estos commodities?
-Sin duda que esto es un viento a favor para muchos países particularmente de Sudamérica y tambén México que son exportadores de petróleo y de gas. La región no exporta mucho carbón. Colombia se beneficia de la subida del precio del carbón pero los demás países se benefician mucho del incremento del precio del petróleo y en algunos casos, también del gas. Esto viene en paralelo con la subida de otros commodities agrícolas y minerales, de los que se está beneficiando en general la región. No sabemos cuánto va a durar pero empieza un ciclo de precios altos que beneficia sin dudas a la economía de la región, muy golpeada el año pasado por la combinación del Covid con la caída del precio de los commodities que ocurrió.
La soberanía energética y sus dilemas macroeconómicos
-En Argentina, sobre todo desde el oficialismo, se insiste con el concepto de “soberanía energética”. ¿Qué quiere decir ese concepto más allá de la Argentina y qué países de América Latina pueden sostener que han alcanzado la soberanía energética?
-Se habla de “soberanía energética” y también de “independencia energética”. Significa que los países no tengan dependencia de alguna forma de combustible importado que puede complicarlos cuando ocurre una suba. Todo depende de a qué costos los países estén dispuestos a asumir esa independencia. En América Latina hay varios países que son exportadores netos de energía. El caso más exitoso en los últimos 25 años es Brasil que era un importador masivo de energía, de petróleo y de gas. Hoy en día es un exportador neto de energía. La Argentina había sido un exportador de energía en el pasado pero en los últimos años, excepto muy recientemente con la explotación de Vaca Muerta, había pasado a ser un importador importante. La expectativa del desarrollo de Vaca Muerta vuelve a abrir la oportunidad para Argentina de convertirse en un exportador neto de petróleo y de gas importante para cubrir la demanda interna y generar al mismo tiempo un flujo importante de dólares, de divisas internacionales por la exportación de estos combustibles.
De la Argentina a Venezuela y Brasil: reservas de petróleo y matriz exportadora
-¿Cuáles son las regiones en el mundo que dominan en términos de reserva de combustibles fósiles? Las regiones mejor dotadas en términos de la naturaleza para eventualmente profundizar esa matriz exportadora.
-La región que tradicionalmente ha sido la gran beneficiaria del aumento de precio de los combustibles fósiles es el Medio Oriente, en particular los países que rodean al Golfo Pérsico que tienen las reservas más grandes del mundo del crudo, del petróleo de más bajo costo del mundo, y del gas de más bajo costo en Qatar y en Irán. Esa región sin duda es una gran beneficiaria de la subida de precio al menos por ahora.
-En foros educativos globales que se desarrollan en países como Qatar, una de las interpretaciones instaladas es que la fuerte inversión educativa en esa región tiene que ver con un cálculo prospectivo de esas reservas, que se agotarían en unos 40 años, y la necesidad de virar la matriz productiva hacia la generación de conocimiento y tecnología de mucho valor agregado. ¿Es una interpretación acertada en términos del potencial que tiene Medio Oriente?
-No, el potencial es prácticamente infinito. La razón, muy buena razón, por la que están preocupados por el agotamiento de este modelo de exportación en 3 o 4 décadas es más bien por el lado de la demanda que, por el tema del cambio climático, tiene que bajar. Para que evitemos que suba la temperatura más de 1.5 grados centígrados, se tiene que lograr una reducción dramática del consumo de petróleo y una reducción importante del consumo de gas. Los países de Medio Oriente van a ser los últimos productores del mundo en el sentido de que son los de más bajo costo: si alguien va a producir cuando se produzca poco, van a ser ellos. Sin embargo, ya tienen claro que por primera vez en la historia no importa que tengan muchos hidrocarburos en el subsuelo porque no los van a poder sacar todos. La siguiente región más abundante es Sudamérica, concentrado en Venezuela, y sumados el potencial de Vaca Muerta, lo que tiene Brasil en aguas profundas, lo que tiene México: es una región con super abundancia. Pero en Sudamérica y en Latinoamérica el dilema no es si tenemos o no los recursos: Argentina tiene un potencial colosal en Vaca Muerta. La pregunta es si ese potencial va a poder ser extraído de forma rentable. Hace no muchos años en Argentina, a partir de Vaca Muerta, se hablaba de la posibilidad de la “Argentina saudita”. Ahora el horizonte temporal se ha acortado mucho y si no se aprovechan esos recursos con cierta velocidad, se van a quedar enterrados.
-¿En qué década se supone que se cierra el horizonte temporal de apertura de esa demanda?
-La incertidumbre sobre este tema es muy grande. Lo único que sí sabemos es que eventualmente va a ocurrir una caída de la demanda del petróleo y un poco más tarde, del gas. Hoy se consumen alrededor de 100 millones de barriles de petróleo por día. En algunos escenarios, para el año 2050, se van a consumir 108 millones de barriles para el año 2050: es la proyección de la OPEP. Implica un aplanamiento de la demanda muy claro, con un crecimiento de apenas 8% en 30 años, comparado con el pasado cuando la demanda crecía con cierta velocidad. En el escenario que plantea la Agencia Internacional de Energía, que es el que se requiere para que no ocurra el incremento de temperatura a escala global, se va a dar una caída a 25 millones de barriles diarios, es decir, una caída de alrededor del 75% de la demanda. Los escenarios más dramáticos son normativos: es lo que tendría que ocurrir para que no se dé el cambio climático. Lamentablemente no creo que hoy esos escenarios sean posibles. Incluso si la demanda de petróleo se mantiene constante o baja un poco, como pareciera que va a ocurrir, hay que reponer una cantidad de producción muy importante porque todos los años los yacimientos de petróleo del mundo caen si no se invierten. Entonces, hay un espacio importante para que Argentina invierta en petróleo por al menos 2 o 3 década e incluso un poco más en gas.
Exportaciones de petróleo y la posibilidad, o no, de desarrollo
-Sudamérica cuenta con grandes reservas de petróleo y con la posibilidad de generar riqueza y dólares que siempre se necesitan pero el problema parece ser más bien político o de política económica, con tarifas planchadas que no alientan la inversión o con casos como el de Venezuela. Venezuela, ese país tan rico en petróleo, ¿cuánto se ha podido sostener su economía basada en petróleo o la pobreza actual de Venezuela, que afecta al 98% de su población, no está atada a esa matriz de potencial riqueza petrolera?
-En primer lugar, en términos de la riqueza potencial, lamentablemente la región tiene un record bastante malo de desempeño. Es la segunda región con más hidrocarburos del mundo después de Medio Oriente y resulta que en pleno boom de precios, la producción de América Latina en vez de subir, cayó. Ha venido cayendo significativamente. Ahora sobre todo por Venezuela pero también ha caído en México y por muchos años en Argentina. El único país que se benefició verdaderamente con el aumento de precios fue Brasil en términos de producción. Un país no quiere ser dependiente de las exportaciones de petróleo y de gas porque son productos que tienen precios muy volátiles: eso hace difícil el manejo económico. Idealmente no se debería llegar a los niveles de dependencia que tiene Venezuela. Venezuela es un país que durante 60 años tuvo el mejor desempeño de América latina. Llegó a ser el más rico a base de exportaciones petroleras pero eventualmente pagó las consecuencias de que la producción petrolera no subió a la misma velocidad que la población y que no supo manejar las subidas y bajadas del precio del petróleo. Agregale a eso las políticas erradas. La pregunta esencial es la que planteabas: ¿tenemos las políticas necesarias para primero desarrollar el potencial y segundo, una vez que se desarrolla el potencial, para que se generen adecuadamente esos flujos de ingresos y no se produzcan problemas macroeconómicos y crisis como las que se dieron en el pasado?
-En ese punto la diversificación de la matriz productiva es necesaria por más que haya una posibilidad de crecimiento muy significativo en la matriz petrolera.
-Exactamente. Lo puedes ver en países que no tienen reservas importantes. Colombia es un país que depende hoy en día de las exportaciones de petróleo y de carbón. Eso ha hecho que la economía colombiana, una de las que ha tenido mejor desempeño en las últimas décadas en América Latina, hoy enfrente una situación muy complicadas cada vez que el precio del petróleo o del carbón suben muy dramáticamente.
Rentabilidad exportadora vs tarifas subsidiadas
-En la Argentina hay un gran debate en torno a las tarifas de energía. El Gobierno volvió al congelamiento de tarifas con una narrativa que tiene que ver con la protección de derechos. En términos más extremos es la idea de que si el Estado provee de forma “gratuita” salud y educación, porqué no proveer también el servicio energético lo más subsidio o “gratuito” posible. ¿Cómo se compatibiliza el acceso a la energía por parte de los sectores más vulnerables de la sociedad con la necesidad de inversión y de actualizar los precios del petróleo para no perder el tren de esa ventana de oportunidad?
-Es un tema absolutamente central en varios países de América Latina: los subsidios a la energía. América Latina es una de las regiones que más subsidia la energía. Estos subsidios son de las peores cosas que puede hacer un estado. Primero, porque la mayoría, sobre todo los que tienen que ver con la gasolina, el diesel y también con el gas, son regresivos, es decir los sectores más pudientes se benefician más que los sectores más pobres. A pesar de que el subsidio puede ser importante para el bolsillo de una persona de pocos recursos, el total de subsidios termina distribuyéndose de manera que no es progresiva. Lo que se ha planteado internacionalmente, y yo he planteado en Venezuela que regala la gasolina desde hace muchos años, es que es mucho mejor tener el precio correcto, el precio de mercado o internacional e incluso cobrar un impuesto significativo sobre eso, en el caso de la gasolina, como se hace en Europa. Si el estado quiere subsidiar, lo haga de manera diferente, con subsidios directos a los consumidores de menores recursos, un subsidio de una transferencia de dinero que esté ligada concretamente a esa eliminación de los subsidios de los combustibles. Se ha hecho en varios lugares del mundo: en la India, Irán, en varias regiones del planeta y no es fácil. Políticamente siempre es un tema complicado pero América Latina tiene la pero de las combinaciones políticas: por un lado, no permite el desarrollo del potencial energético de Vaca Muerta, en el caso de Argentina, y por otro lado, a la larga, resulta un costo tremendo para el Estado. Es una mala política desde el punto de vista de la eficiencia y de la equidad y además, va contra todo lo necesario en relación al tema del cambio climático. Los países latinoamericanos que subsidian la energía están yendo a contra corriente de lo que el mundo les está pidiendo desde la perspectiva de la transición energética. En el caso de países como la India, han estado tratando de racionalizar estas políticas con tarifas diferenciadas en el tema eléctrico, por ejemplo. Por supuesto hay que normalizar que todas las personas que reciben el servicio de electricidad estén en el sistema de pago pero se pueden hacer sistemas de subsidios cruzados. En Colombia, cada persona, dependiendo de su nivel de ingreso, está en una zona diferentes en las ciudades. Lo esencial es que los subsidios tienen que ser focalizados y directos, no en función de energía sino de dinero. Hay que eliminar los subsidios indiscriminados porque generan más consumo del que debería haber, y son regresivos.
La geopolítica de la crisis energética
-La última cuestión, la geopolítica. ¿La crisis energética beneficia efectivamente a estos dos grandes jugadores en el mundo? China por su capacidad de producir carbón, en una economía fuertemente sostenida en la producción de carbón, y Rusia por la posibilidad de proveer gas y petróleo a Europa.
-A Rusia la beneficia claramente. Rusia le está recordando a los europeos la dependencia que tienen del gas ruso. Lamentablemente algunos países europeos tomaron decisiones, como por ejemplo Alemania, de eliminar la energía nuclear que los hicieron todavía más dependientes del carbón y del gas ruso. Una de las lecciones importantes que tenemos que entender de la transición energética: que puede generar otros problemas geopolíticos como éstos, que pueden resultar un reto tremendo para los países de Occidente, de Europa, de América Latina y de América del Norte. En el caso de China es más complicado. Si bien tienen mucho carbón, China es un masivo importador neto de petróleo y de gas. Está tratando de reducir su dependencia del carbón porque China está consciente del impacto que tiene en la contaminación, que llegó a ser de las peores del planeta. También quieren reducir su huella de carbono. Los chinos no necesariamente están siendo beneficiados por esta situación. Más bien están preocupados por el precio tan alto de los combustibles fósiles.
Fuente: Francisco Monaldi, (economista venezolano uno de los más respetados especialista en políticas petroleras y creación de riqueza energética en América Latina) para La Nación.