Franciso Monaldi: “Argentina tiene una ventana de oportunidad de dos o tres décadas”
Así lo manifestó el director de Latin America Energy Program del Baker Institute, durante el Energy Forum que hoy organizó la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham Argentina). Además advirtió que la pandemia aceleró la transición energética. Destacó el rol que Vaca Muerta puede tener en la producción de gas como vector hacia energías más limpias.
La llegada de la pandemia de coronavirus no solo marcó una enorme crisis en la demanda de hidrocarburos a nivel global, sino también un punto de inflexión en lo que hace a la transición energética hacia energías que generen un menor efecto invernadero en el que Argentina tiene una gran oportunidad de desarrollo de la mano del gas de Vaca Muerta como elemento de esa transición. El director tiró un abrumador dato sobre la mesa: la caída en la demanda de hidrocarburos por la pandemia fue la peor desde la Segunda Guerra Mundial.
Monaldi afirma “El Covid-19 parece haber acelerado un proceso de transición energética que es necesario por el cambio climático, que hace que se vaya de una crisis a un cambio estructural que llevará a una caída de la demanda de petróleo en el mediano plazo pero también del gas en el largo plazo. Este escenario añade una gran incertidumbre a un sector que de por sí ha tenido una gran volatilidad. Parece inevitable que caigan las ingresos del sector, pero en el corto y mediano plazo no es descartable que haya un período de alto precios porque las inversiones se vienen recortando en los últimos años y al activarse la demanda se verá un mayor precio. La apertura al capital privado debería darse con más énfasis porque la ventana de oportunidades se cierra y las empresas locales no están en condiciones de hacer las inversiones necesarias. A medida que se reduzcan las rentas las empresas estatales van a estar en peores condiciones. Argentina tiene un potencial enorme: es uno de los mejores shale del mundo, tiene capital humano, las empresas líderes, mejoras en la productividad importantes, pero retos como las políticas macroeconómicas, los cambios en las regulaciones y dificultades para financiar la infraestructura, en especial de gas. Hay una ventana de oportunidades que se cierra y Argentina tiene que ser competitiva en costos y reducir las emisiones de gas invernadero para ser competitivos en el mundo. La ventaja del shale es que son inversiones de ciclo corto y eso se diferencia con la típica inversión como aguas profundas de Brasil que son a 20 ó 30 años. Esto reduce los riesgos pero obliga a los gobiernos a permanentemente mantener condiciones competitivas porque de lo contrario se para inmediatamente la inversión y cae la producción. Se requiere un gran consenso en el país para aprovechar esta ventana de oportunidades que tiene Argentina por las próximas dos o tres décadas”.
La aceleración del proceso de transición energética genera un efecto sobre los países de Latinoamérica que en algunos casos será perjudicial como sucederá con los grandes productores de petróleo de la región como Venezuela y Guyana, pero que al contrario beneficiará a algunos países productores de energías renovables y también de litio como es el caso de Argentina.