Galuccio gana protagonismo como consejero informal del Gobierno
Acercó posiciones con el fondo BlackRock por la deuda, organizó una videoconferencia con grandes empresarios y recomendó al nuevo CEO de YPF.
Miguel Galuccio, el ingeniero que volvió de Londres en 2012 para conducir por tres años la entonces recientemente estatizada YPF, ha vuelto a ganar protagonismo en la escena política argentina. No quiere ocupar ningún cargo público, después de aquella experiencia en YPF se ha dado cuenta, pero en los últimos días ha intervenido en por lo menos tres movidas para acercar posiciones entre el gobierno de Alberto Fernández, los grandes fondos de inversión internacionales que negocian la deuda con la Argentina y los principales empresarios locales, así como en la operatoria de la petrolera 51% estatal (el restante 49% sigue en bolsa).
Galuccio era un exitoso ejecutivo de la empresa internacional de servicios petroleros Schlumberger, después de formarse en la YPF privatizada, cuando hace ocho años conoció a la entonces presidenta Cristina Kirchner y se ganó para siempre su confianza. Entrerriano, llegó de la mano de quien gobernaba su provincia, Sergio Urribarri. Como presidente y CEO de YPF, puso en marcha Vaca Muerta. En 2016, Mauricio Macri lo removió del cargo y puso al ex banquero y telefónico Miguel Gutiérrez a presidirla y a quien dirigía las finanzas de la empresa con Galuccio, Daniel González, como CEO. Entonces Galuccio se volvió a Londres y fundó Vista Oil & Gas, una compañía con inversiones en Vaca Muerta.
Con la pandemia, el dueño de Vista previó la cuarentena y decidió instalarse en Buenos Aires para monitorearla de cerca. Mantener el personal y el recurso hidrocarburífero eran sus objetivos. En el medio se negoció el valor del barril criollo para alentar la producción petrolera cuando en el mundo se abarataban el crudo y los combustibles, y ha comenzado a discutirse el precio del gas, en tiempos de congelamiento de tarifas.
Pero Galuccio no solo dedicó el confinamiento a su empresa. Él sostiene que siempre se alinea con el país en el que invierte y busca ayudarlo. Otros desconfían de sus ambiciones. Pero en definitiva en plena negociación crucial de la deuda intentó sacarla del empantamiento: aflojó las tensiones entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y Larry Fink, CEO del mayor fondo de inversión del mundo, el norteamericano BlackRock.
Guzmán, de confianza del Presidente y la vicepresidenta, comenzó a frecuentar desde que llegó al poder a Galuccio. El petrolero lo apoya por su inteligencia, su honestidad, sus buenas intenciones y su concertación con el FMI, más allá de las críticas empresariales por su excesivo academicismo y su falta de roce político. Cuando esos defectos le estaban jugando en contra en la discusión por la deuda, Galuccio se comunicó con Fink y logró destrabar el diálogo y la buena voluntad con Guzmán.
A partir de entonces se acercaron posiciones: BlackRock dejó de pedir 75 dólares por cada 100 adeudados, ya acepta 59 e incluso menos. Fink dio un mandato a sus ejecutivos de que acuerden de algún modo después de entender que el pacto beneficiará a ambas partes.
En una conversación de Galuccio, a Guzmán le surgió la idea de armar el pasado miércoles una videoconferencia con grandes empresarios para que el ministro conociera de primera mano y en forma cruda sus perspectivas. Ambos acordaron invitar también al cura jesuita Rodrigo Zarazaga, con el que mantienen buena relación y que ha organizado entre los hombres de negocios la colecta Seamos Uno contra el hambre en pandemia. Entonces Guzmán, que ya venían intercalando reuniones por Zoom con dirigentes empresariales en medio de las discusiones con bonistas, esta vez escuchó a algunos de los los más poderosos: Paolo Rocca (Techint), Luis Pagani (Arcor), Carlos Miguens Bemberg (eléctrica Sadesa, citrícola San Miguel), Federico Braun (supermercados La Anónima, Banco Galicia) y Verónica Andreani (logística). Los dueños de esas corporaciones hablaron de la importancia de un arreglo de la deuda y el día después de la cuarentena.
Galuccio también intervino en su materia, pero no para definir la política energética, en tensión interna entre el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el secretario de Energía, Sergio Lanziani, y el jefe del Enargas, Federico Bernal. Fernández y Cristina Kirchner le consultaron a quién podrían nombrar de CEO de YPF. Y lo hicieron después de cuatro meses de gestión Guillermo Nielsen en la petrolera. Galuccio propuso tres nombres y uno de ellos fue elegido: el contador y administrador de empresas Sergio Affronti, que había trabajado en la YPF privatizada, en Repsol y después a cargo de la sensible área de compras y contrataciones de la petrolera reestatizada con Galuccio. Affronti fue designado para dirigir la empresa, mientras que Nielsen, economista que renegoció con éxito la deuda en 2005 y que recién en los últimos tiempos se adentró en temas energéticos, conducirá el directorio. Gestiones de Galuccio, que sueña con que la Argentina exporte petróleo de Vaca Muerta y con que su compañía siga creciendo.
Fuente: Noticias Perfil.