Gasíferas: entre buenos resultados y escasas inversiones
El congelamiento temporal de las tarifas de servicios públicos sorprende a las empresas gasíferas con superávits operativos y utilidades netas, aunque, en el caso de algunas distribuidoras, con dificultades para afrontar vencimientos de deuda en dólares. La prosperidad empresaria que propició el esquema de precios ahora en revisión no fue suficiente, sin embargo, para impulsar un plan de inversiones soportado por esa renta.
Los sectores que tienen tarifas reguladas –transporte y distribución–recompusieron su caja holgadamente gracias a los aumentos de tarifas, aunque la foto sectorial muestra posiciones diferentes para tolerar la provisoria suspensión de ajustes.
Transportadora de Gas del Norte (TGN) y Transportadora de Gas del Sur (TGS) aparecen como las más aventajadas y, según balances a mitad de año, repartieron dividendos por $2.500 y $7.000 millones, respectivamente. Esto ocurrió luego que sus utilidades se multiplicaran por cuatro, en el caso de la firma que tiene a Techint entre sus principales accionistas, y por tres, en la liderada por Pampa Energía.
Algo similar ocurrió con muchas de las distribuidoras, no sólo en relación con su resultado operativo sino respecto al resultado global. En sus cuadros al primer semestre de este año todas tuvieron ganancias netas que oscilaron entre los modestos $2,5 y $1.744 millones.
Los datos surgen de un compilado oficial no formal sobre datos de balances públicos de las compañías, realizado por técnicos reguladores para evaluar el impacto que podría tener un cambio de estrategia tarifaria. Justamente, como el que se intenta instrumentar ahora.
La reciente emergencia dispuesta por el Congreso a instancias del Poder Ejecutivo habilita reformular el esquema de precios que mejoró la posición relativa de las firmas del sector, rescatando a algunas de ellas de la posibilidad cierta de quiebra.
Pero, como interpretan fuentes del sector, las cajas más holgadas no habrían sido suficientes para el desarrollo de programas de inversión que permitan mejoras efectivas en la infraestructura y calidad del servicio. En la mayoría de los casos los accionistas optaron por hacer mantenimiento y distribuir dividendos.
Deudas y ajustes sensibles
Hacia el futuro el punto sensible es el financiero, ya que para honrar compromisos de inversión algunas eligieron tomar deuda en moneda dura y ahora tienen una posición delicada. Según un análisis informal del ente regulador del gas –en proceso de intervención—Metrogas y Camuzzi Gas del Sur “merecen ser monitoreadas, atento a que se vislumbran dificultades en el corto y mediano plazo”.
Metrogas tiene importantes vencimientos en el 2020, con lo que el congelamiento de tarifas en pesos complica su posición de caja: el aludido paper, consigna que a mitad de año enfrentaba un capital de trabajo negativo de $4.641 millones, pauta del gran peso relativo de sus obligaciones. La segunda tiene algunas dificultades derivadas de retrasos en ciertos pagos que debe realizar el Estado según el esquema de subsidios vigentes. Y Gas Natural Ban (Naturgy) estaría con dificultades para honrar sus inversiones obligatorias.
El resto de la distribución, sin embargo, tiene más holgura para enfrentar los diferimientos tarifarios. Esto hace más desafiante el plan que están concibiendo varias de ellas (a semejanza de las eléctricas) de demostrar que su situación en estos años no fue tan ventajosa.
El panorama es clave para el rediseño tarifario que intentará el gobierno de Alberto Fernández con el afán de desacoplar los precios de los servicios públicos de la evolución del dólar y de la inflación. Sin desanimar inversiones ni consolidar un creciente sistema de millonarios subsidios.
Si siguiera el pie el esquema vigente hasta ahora, el transporte y distribución deberían recibir el año próximo un aumento en abril de 63% y otro en octubre de 19%, según una estimación de cómo evolucionaría el IPIM (precios mayoristas). Esto implica un ajuste cercano al 80%. Si el parámetro para aumentar el gas fuera el Coeficiente de Variación Salarial (CVS), el salto podría moderarse alrededor del 60%.
Y a este salto habría que agregarle el del tipo de cambio, otra de las variables para la composición de las tarifas finales.
La incógnita es cuál será ahora la vara a utilizar y si habrá algún tipo de compensación o retroactividad al aplicar los ajustes que se resolverán en este período. Porque los congelamientos de la emergencia están concebidos como un recurso provisorio y no como una norma permanente.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, también tendrá que acordar con las empresas qué obras estarán comprometidas a ejecutar según los ingresos previstos. Improba tarea que ya dio comienzos en los contactos informales que viene sosteniendo, aún antes de ser ungido en su cargo.
Otra variable a despejar es qué pasará con el precio del gas propiamente dicho, que representa una porción importante de las facturas de todos los usuarios y cuyo valor no está directamente sujeto a un precio fijado por las autoridades, ya que no corresponde al sector regulado.
La mayor oferta del producto, en gran medida por el desarrollo de Vaca Muerta, y ciertas decisiones oficiales que promovieron la competencia, hicieron que en esta etapa donde la demanda está en baja promedie US$1,5 el millón de BTU, bastante por debajo de los valores internacionales.
Es una situación totalmente coyuntural que, junto al parcial recorte de subsidios para el gas no convencional, promovió un parate en la producción. Sin embargo, las petroleras también emergen como netas beneficiadas de los últimos años.
A pesar de estar fuertemente endeudado, el Estado se ocupó de pagarles tanto los beneficios adeudados por otros planes de estímulo a la producción (Plan Gas) como la compensación por el salto del dólar que hubo en el 2018 y no se trasladó a los usuarios. Para ello se emitieron bonos por US$1.600 millones, por el primer concepto, y se realizaron pagos superiores a los $25.000 millones, por el segundo.
En el caso de la producción, los precios están fijados en dólares y su valor oscila libre, aunque en los hechos resulte vulnerable a cualquier medida oficial que regle algún aspecto del sector. Si Argentina se transformara en potencia exportadora de hidrocarburos por el impulso de Vaca Muerta, quizás se podría encontrar un mecanismo para tener contenido el precio del gas para el mercado interno liberando el que se despacha al mundo. Pero aquella meta y esta fórmula aún son un misterio.
Fuente: Clarín.