GNL, offshore y litio: los planes de YPF tras superar dos fallos claves
La compañía de mayoría estatal despejó el horizonte judicial y, con Vaca Muerta como proyecto principal, buscará este año finalizar proyectos de infraestructura, baterías de litio y sellar el plan para la planta de licuefacción.
En menos de una semana, la compañía de mayoría estatal YPF superó dos fallos judiciales claves en tribunales internacionales. En el caso de la expropiación, la empresa quedó a un lado, mientras que en el caso Maxus alcanzó un acuerdo en el que deberá pagar u$s287,5 millones, cuando la demanda ascendía a u$s14.000 millones.
La compañía cerró 2022 con un Ebitda de casi u$s5.000 millones y producción récord de barriles de hidrocarburos, según un análisis realizado por el Centro de Economía Política (CEPA). Sin embargo, pese a las mejoras en los números registradas desde la pospandemia hasta la actualidad, el valor de la acción se encuentra en los niveles de 2019 y los niveles actuales de producción diarios en los valores de 2006.
Si bien todavía espera la resolución final en los fallos internacionales, la compañía que preside Pablo González se prepara para nuevos desafíos, relacionados al sector de hidrocarburos, pero también a proyectos de infraestructura y de energías renovables. Cuando se superen las instancias judiciales, la empresa tendrá mayor posibilidad de conseguir financiamiento, y una mejora en la cotización de sus acciones. Desde 2019 para acá tuvo un “desendeudamiento sustancial”, según CEPA, al reducir su deuda en u$s1.000 millones.
En 2022, el EBITDA ajustado (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) fue de u$s4.900 millones, 37% más que en 2019, en la prepandamia, y “el tercero mejor de la historia de YPF”, según CEPA. Pese al «compromiso con la actividad económica», como marca el centro de estudios, la comercialización de combustibles es el 53% de las ventas de la compañía, por lo que la conducción no tiene como objetivo su retraso en precios.
YPF buscará avanzar en el acuerdo con la compañía malaya Petronas para impulsar la construcción de una planta de licuefacción para exportar GNL, y la construcción de otro gasoducto de 570 kilómetros, una inversión que a 2036 alcanza los u$s40.000 millones, según números de CEPA, centro que dirige Hernán Letcher, coordinador de la presidencia de YPF.
La compañía tiene también proyectos de infraestructura. Cuando este año se habilite el oleoducto OTA (Oleoducto Trasandino Argentina), a partir de mayo, esperan volver a exportar gas a Chile.
Esta semana se espera que el Ministerio de Economía termine el borrador de la ley de GNL para poder enviarla al Congreso, de la que dependen al menos tres proyectos millonarios de inversión para plantas de licuefacción.
También en materia de hidrocarburos YPF participa como asociado de la empresa noruega Equinor para la exploración offshore en el Mar Argentino, a 400 km de la costa de Mar del Plata. El potencial es enorme, según CEPA: “En dicha área, se estima una potencialidad de producción de 200.000 barriles de petróleo diarios. Este valor se asemeja al total producido por YPF actualmente. En total de reservas disponibles, las estimaciones plantean que oscilan en valores cercanos a otra formación Vaca Muerta”.
Finalmente, también YPF tiene proyectos de relacionados a la energía renovable para encarar la transición energética. YPF Luz tiene proyectos de parques solares y eólicos. En materia de litio, la compañía impulsa la tecnológica Y-TEC para inaugurar en mayo la primera planta de producción de baterías, e YPF Litio, que ya cuenta con un proyecto de exploración del mineral en Catamarca.
Pese a estas proyecciones, la realidad concreta de hoy de YPF es Vaca Muerta, el cuarto lugar en el mundo de mayor volumen de reservas de petróleo no convencional, y segundo de gas. Luego de la irrupción de la pandemia, la producción de hidrocarburos (petróleo, gas y GLP) alcanzó los 503.000 barriles equivalentes diarios. Esto significó un incremento del 7,8% entre 2020 y 2022, “el mayor crecimiento orgánico de los últimos 25 años”, según CEPA.
Para dimensionar el impacto macroeconómico, el centro de estudios estima que los barriles de petróleo suponen el consumo interno de Argentina de 94 años, y de 193 años para gas. “Este volumen de recursos no sólo nos permitiría suplir el declino de la producción convencional sino también revertir la balanza comercial energética: pasar de un escenario de importación de energía al autoabastecimiento y capacidad exportadora”, dice el trabajo. Estimaciones de consultoras privadas como la del economista Nicolás Arceo calculan el ingreso potencial de divisas anual en unos u$s30.000 millones, un tercio del total de exportaciones argentinas del año pasado.
Fuente: Ambito